EMILIO BALCARCE.
................................
Semblanza de ALBERTO HEREDIA
publicada en la página webb TODOTANGO
VIOLINISTA, BANDONEONISTA, DIRECTOR
ARREGLADOR, COMPOSITOR 22 de febrero de 1918 - 19 de enero de 2011
Nombre verdadero: Emilio Juan Sitano
Solamente un grande puede entregar un arreglo orquestal a
Aníbal Troilo y no sufrir el implacable tormento de la goma de borrar de
Pichuco, de la que no se salvaba nadie. Ese raro privilegio se produjo en 1958,
cuando Emilio Balcarce, en su condición de orquestador, entregó las partituras
de “La bordona”, su obra más significativa por la belleza de su melodía, que
suena siempre actual a pesar del tiempo. Ya era el inspirado músico que había
transitado el pentagrama en todos sus sentidos y que, penetrando en los
secretos de la perfecta armonía, daba forma a los mejores sonidos de las más
importantes orquestas.
Enamorado de la música, su sangre se nutre de la savia del
tango y el dos por cuatro circula por sus venas, desde el momento mismo en que
sus dedos acarician las cuerdas de su violín y trasmiten su sentimiento a la
botonera del “fueye”, al que llegó por propia determinación, para hacerlo
llorar o cantar al influjo de su fuerza expresiva, la dulzura de sus matices y
lo armonioso de sus acordes.
Apenas llegada la mayoría de edad y luego de haber pasado
por el conjunto de Ricardo Ivaldi, forma su propia orquesta, cuya continuidad
posterga para adornar con su violín la del maestro Edgardo Donato. Su inquietud
lo lleva a formar nuevamente su orquesta propia, contando con la participación
de quien seria luego uno de los grandes de la historia del tango: Alberto
Marino.
Desvinculado Alberto Castillo de la orquesta de Ricardo
Tanturi, este le encomienda la dirección de la orquesta que lo acompañará como
solista, logrando grandes éxitos como “Manoblanca”, “Anclao en Paris”, “Charol”
y “Amarras”. Alternando su actividad con otras grandes figuras, vuelve a formar
orquesta a pedido de Alberto Marino, quien desvinculado de Aníbal Troilo, se
lanza como solista, produciendo éxitos inolvidables como “Organito de la
tarde”, “El motivo”, “Desencuentro”, “La muchacha del circo”.
Con sus enormes conocimientos de instrumentos, armonía y
contrapunto, comienza a incursionar en el arreglo musical, en que debe aplicar
no solo su talento, sino interpretar el alma, el gusto y la voluntad del músico
director para el cual está escribiendo. Así se va empapando del espíritu de
aquellos para los cuales hace los arreglos, penetrando en sus secretos más
íntimos e imprimiendo un sello propio a las orquestas de Aníbal Troilo, Alfredo
Gobbi, Francini-Pontier, José Basso, Leopoldo Federico, entre otros.
Nuevamente en la ejecución, se incorpora en el año 1949 a la
orquesta de Osvaldo Pugliese, en la que comparte la línea de violines con
Camerano, Cacho Herrero y Carrasco, formación brillante en que lucen como
bandoneones Osvaldo Ruggiero, Jorge Caldara, Gilardi y Castagnaro, con Aniceto
Rossi en contrabajo y el maestro desde el piano. También hace su aporte como
arreglador, imbuido del estilo impuesto por Pugliese y Ruggiero. Además, la
orquesta graba, en septiembre de 1949, su tango “Bien compadre”.
Posicionado como segundo violín —Herrero era el primero—,
son dignos de recordar sus trabajos en “El tobiano”, “Pasional”, “Si sos
brujo”, “Caminito soleado”, “Por una muñeca”, “Nonino”, entre otros de gran
jerarquía. Luego de 20 años, en 1968 decide tomar nuevos rumbos y con sus
compañeros Osvaldo Ruggiero, Víctor Lavallén, Cacho Herrero, Julián Plaza,
Aniceto Rossi y Jorge Maciel, forman el Sexteto Tango, que con su pluma
adquiere un estilo muy rico, cercano al de Pugliese.
Con este conjunto viajan a Japón, Francia, Rusia, España,
Holanda y todos los países de Sudamérica. Tras muchos años de actuación el
sexteto va teniendo algunos cambios y Emilio decide retirarse radicándose en la
ciudad de Neuquén. Pero el destino dispone otra cosa y es así que, en el año
2000, un músico joven, Ignacio Varchausky, propone a la Secretaría de Cultura
de la Ciudad de Buenos Aires crear una orquesta que recree el espíritu y los
estilos de la década del ’40 para la enseñanza de las nuevas generaciones. Así
nace la Orquesta Escuela de Tango, designándose a Balcarce como su director.
Se aboca entonces a trasmitir a los alumnos el conocimiento
de los estilos más significativos de aquellas orquestas, a partir de los
arreglos originales de las mismas. El curso es de dos años de duración y los
alumnos van recogiendo la enseñanza de lo que no está escrito: formas de
expresión, apoyaturas, acentos, matices, “yeites” y la espontaneidad que se
recoge en los ensayos para enriquecer las melodías. Con una formación muy
afiatada, han egresado ya varias camadas de jóvenes músicos llegados desde
diversas latitudes. Importantes maestros apoyaron la tarea como invitados:
Julián Plaza, Ernesto Franco, Horacio Salgán, Leopoldo Federico y Alcides
Rossi, entre otros.
En París, la orquesta contó con la participación de maestros
de la talla de: Néstor Marconi, José Libertella, Atilio Stampone, Rodolfo
Mederos y Raul Garello.
Dos discos: “De Contrapunto” y “Bien Compadre”, son el
testimonio de las excelentes interpretaciones realizadas bajo su experta
batuta.
Y como dijo Ignacio Varchausky: «Emilio Balcarce es
realmente un maestro, pues enseña; su música y el amor por la música enseñan,
su tango y su amor por el tango enseñan. Nos enseña sin darse cuenta y no se da
cuenta, porque muy raramente se propone enseñar nada, sino simplemente
compartir lo que él sabe y siente. Cada acento, cada arrebato, cada efecto que
él pide, es una forma de acercarnos más a lo que él denomina “expresión
porteña” y que de a poco empezamos a entender. Hablar de Emilio es hablar de lo
mejor que tiene el tango; ese Tango que tanto orgullo nos da disfrutar y
compartir con el mundo sabiéndolo nuestro».
Simpático, risueño, abierto al dialogo, deslumbra a la gente
que embelesada, bebe de su sabiduría y se refugia al abrigo de la paz que irradia
su figura.
Es un maestro que transitó las calles de su Villa Urquiza,
viviendo con la gente, con sus anhelos y sufrimientos, que entiendió de las
penas y alegrías ajenas. Admirado por sus pares, por sus alumnos y por el gran
público, trabajó hasta su último día, con gran entusiasmo, creando nuevos
arreglos para sus alumnos.
fuente: TODOTANGO.
.................................
IMÁGENES DEL MAESTRO EMILIO BALCARCE,
TOMADAS DE INTERNET.
IMÁGENES DEL MAESTRO EMILIO BALCARCE,
TOMADAS DE INTERNET.
No hay comentarios:
Publicar un comentario