OSCAR ALEMAN.
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Semblanza de NESTOR PINSON
publicada en la página webb TODOTANGO
GUITARRISTA
20 de febrero de 1909 - 14 de octubre de 1980
Nombre completo: Oscar Marcelo Alemán
Para quienes lo conocimos, su nombre es sinónimo de jazz.
Sin embargo, tuvo su tiempo para el tango. Las circunstancias de la vida lo
condujeron al ritmo foráneo.
Nació en el noreste argentino, en la Provincia del Chaco, en
la localidad de Machagai. Comenzó con el folclore y las danzas nativas, fue en
1915 cuando con sólo seis años de edad integraba el “Sexteto Moreira”, junto a
su padre Jorge Alemán Moreira —guitarrista uruguayo—, su madre Micaela Pereyra
—pianista e india toba— y tres de sus hermanos.
Vinieron a Buenos Aires y buscaron trabajo. Se emplearon en
elencos de segunda categoría. Oscar hacía malabarismo, bailaba malambo,
zapateaba. Finalmente, emigró con su padre y sus hermanos a la ciudad de
Santos, en Brasil. La madre no viajó.
Poco tiempo después, sobrevino el suicidio de su papá y los
hermanos se disgregaron. Para ganarse la vida abría las puertas de los
automóviles que arribaban al cabaret Miramar y soñaba con ser guitarrista.
Consiguió un “cavaquinho”, instrumento de cuatro cuerdas. Un día, alguien lo
escuchó tocar y en poco tiempo se convirtió en el número atracción de ese
local.
Tenía quince años cuando forma dúo con el guitarrista local
Gastón Bueno Lobo, se pusieron “Los Lobos” y registraron algunos tangos y
algunas adaptaciones en tiempo de tango: “Vividor”, “Mi chiquita”, “En un
pueblito de España”, “La cumparsita” y “Guitarra que llora”, tema que le
pertenece y al que luego pusiera letra Enrique Cadícamo. Lo estrenó Agustín
Magaldi y fue llevado al disco el 25 de agosto de 1928.
Llegaron a Buenos Aires en 1925 y, a instancias del sello
Victor, se incorporaron a la compañía del actor Pablo Palitos, junto a Elvino
Vardaro, para formar el “Trío Víctor”. Grabaron varios temas: “Recóndita”
música de Fausto Frontera y letra de Celedonio Flores, “Página gris” de Enrique
Cantore, “Un beso” de Vardaro, “El presumido” de Ángel Villoldo.
Supo acompañar, en su juventud, a Magaldi, en alguna
grabación, y también a Rosita Quiroga. Se lo reconoce fácilmente por los sones
de una guitarra hawaiana.
«Luego nos fuimos a Madrid, era 1929. Allí nos separamos, yo
me quedé un tiempo en España y me largué a París. Por entonces tenía un número
con un bailarín, Harry Fleming. En 1932, me contrató la famosa Josephine Baker,
la acompañaba en algunos números y pronto dirigí la orquesta, éramos los “Baker
Boys”. Allí frecuenté el Hot Club de Francia, conocí a los grandes músicos,
hice muchas cosas, hasta 1940. Ya con la guerra, cuando los alemanes llegan a
Francia volví a mi país».
Nunca estudió, fue un intuitivo total, su música tuvo mucho
que ver con sus lejanos genes africanos. Armonizaba con tanta perfección que
producía la admiración de los colegas de renombre. Cuando ya grande le preguntaron
por los músicos que a su entender armonizaban bien, contestó: «De acá me gustan
Horacio Salgán y Ástor Piazzolla. Enrique Villegas me gusta mucho, a pesar que
dicen que es medio loco».
De los antiguos clásicos le gustaba Johan Sebastian Bach:
«Es el padre de la música. Él es mucho más viejo que el jazz e hizo mucho jazz
sin saberlo, claro». De los clásicos más modernos destacaba a Claude Debussy y
a Maurice Ravel: «Me hacen ver las cosas». En el tango, cuando se le requería
entre Aníbal Troilo y Piazzolla, decía: «Son dos cosas distintas. Piazzolla
mete mucho jazz en el tango, Troilo es más puro tocando. No quiere decir que
sea mejor bandoneón o que sea mejor músico. Yo lo tengo a Piazzolla como un
gran músico. Salgán también tiene influencias del jazz, a mí me encanta, tiene
mucha musicalidad adentro».
Oscar hizo bailar a toda la juventud de la década del 40 que
frecuentaba el antiguo “Gong”, el “Richmond Suipacha”, la confitería “Adlón”,
de la calle Florida. En 1941, creó un quinteto sin piano para que lo acompañe
como solista, eran tres violines —uno de ellos el chileno Hernán Oliva—,
contrabajo y batería.
En 1974, vivía con su esposa en la calle Maipú a media
cuadra de Corrientes: «Hace 16 años que vivó aquí, me ven permanentemente, pero
a nadie se le ocurrió llamarme para el “Maipo” o “El Nacional” u otro
espectáculo importante. Tengo alumnos, en este momento veinticuatro, y sigo
componiendo y tocando.
«El guitarrista de jazz que más me ha gustado fue Charlie
Christian, porque tocaba a lo negro, jazz, jazz. Lo conocí mucho a Django
Reinhardt, que tenía la manía de decir que el jazz era gitano. A mí me
reventaba eso y peleábamos por esa frase. Él era gitano y metía esa influencia
en una música que no lo era. Tocaba muy bien, pero con mucha gitaneada. Y tenía
muy buena técnica en las dos manos. Siempre tocaba con púa, no con los dedos.
Acá pasa con Piazzolla que mete mucho jazz en el tango, yo lo admiro y también
lo critico. Troilo no, es tanguero a muerte.
«De profesional, nunca toqué folclore argentino excepto una
vez. Fue una noche de navidad en Budapest, cuando estaba con Josephine, ella
alquiló un restaurante para que todo el elenco estuviera junto. Después de
comer, pidió que cada uno tocara algo, pero que no fuera lo habitual. Cuando
llegó mi momento se me ocurrió tocar un gato que fui creando ahí, con zapateado
y todo. Aplaudieron mucho. Yo salí corriendo para la cocina y me puse a
repasarlo para no olvidarme. No lo olvidé y, muchísimo tiempo después, lo grabé
con el nombre “El perrito”, tal cual era».
Como solista, llegó al disco con algunos tangos adaptados a
su gusto en tiempo de jazz y con sus propios arreglos e improvisaciones. Fueron
los casos de “Milonga triste”, donde canta parte de la letra de una forma poco
convencional, su tema homenaje “Al gran Horacio Salgán” y “La cumparsita”, en
el mismo tono que los anteriores.
En el año 2002 se estrenó “Oscar Alemán, vida con swing”, un
excelente film documental, escrito y dirigido por Hernán Gaffet. Realizado en
el año 2002, es una obra que plasma la brillante vida musical y dolorosa vida
personal, del genial guitarrista. Se ha convertido en una pieza fundamental de
rescate y referencia sobre uno de los más geniales —y a la vez olvidado—
músicos que dio la Argentina.
fuente: TODOTANGO.
......................................LA VIDA CON SWING
BLUES (fragmento de película, bailando)
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