ALFREDO EUSEBIO GOBBI.
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LOS GOBBI: "LOS REYES DEL GRAMOFÓN"
Nota de DANIEL BELLER
publicada en la página webb TODOTANGO.
La importancia de los Gobbi en la historia del disco criollo no fue sólo por la cantidad de placas que registraron, sino también por la temática de las mismas.
Para los coleccionistas de discos antiguos y habitués en las
casas de antiguedades de San Telmo, "Los Gobbi" son un nombre
conocido. Sus registros, en discos de pasta grabados en el antiguo sistema
acústico, son hoy, pasado casi ya un siglo de su grabación, gloriosos recuerdos
de la zarzuela criolla y del tango primitivo.
Los Reyes del Gramofon, foto publicitaria, 1905.
No son difíciles de conseguir y realmente menos
"violentos" que una placa de Arolas o un inédito de "El
Mudo". Más aun, Los Gobbi grabaron para muchísimos sellos y en los dos
soportes del principio de la industria discográfica rioplatense, cilindros y
discos de pasta. No por nada se los llamó "Los Reyes del Gramofón".
Estamos en el principio del siglo veinte: el fonógrafo era
una novedad y bien cara. En Buenos Aires, aquella que hoy llamamos "de
antaño", solo algunos pocos podían darse el gusto de comprar
una
"máquina parlante".
Alfredo y Flora Gobbi.
Artistas locales descubren el medio: payadores, músicos,
sopranos registran los primeros cilindros y discos, en ese entonces de una sola
faz. Se graba de todo: desde marchas y mazurkas, pasando por solos de pistón y
hasta declamaciones en ruso y francés. Pero como sucedió 15 años después con
"Los locos de la azotea" que fundaron lo que sería el comienzo de la
radiofonía argentina, el gramofón no era nada más que una novedad. A los
porteños le gustaba más el organito o el piano a rollo, o el ocasional conjunto
que tocaba melodías criollas, mazurkas y polcas, si era afortunado, en algún
café "fifí", sino, en algún "piringundín" del bajo fondo.
En 1902 un tenor italiano que ya hacía furor por cantar
"con fuoco", Enrico Caruso, graba en el Gran Hotel de Milano una
serie de temas, acompañado con piano. Para registrar al tenor napolitano, el
sello grabador hace traer a su cuarto una primitiva máquina que registraría las
hoy históricas tomas: una enorme bocina recogía los sonidos, que eran plasmados
por medio de una membrana y una púa usando el sistema mecánico, en un
"master" de cera, del cual se procesaban y duplicaban luego las
placas discográficas.
La voz del tenor napolitano, como la de Alfredo Eusebio
Gobbi, era fuerte, característica y se daba bien al nuevo medio. Caruso, como
Gobbi, "se llevó bien" con el disco. Vendió millones de placas y le
dio un empujón a la industria. Hasta hoy se pueden conseguir esos viejos discos
marca "Victor" y "Zonofone" a precios bajos, porque fueron
de una tirada enorme.
Corría el año 1907 y Gobbi, con su esposa Flora Rodríguez,
ya registraban cilindros y discos. Los primeros eran mas difíciles de
comercializar: su fabricación era más laboriosa, requiriendo ejecutar la misma
pieza una y otra vez, delante de tantas bocinas como máquinas que plasmarían el
sonido en los cilindros.
Con el disco era otra cosa: se sacaba un "master"
y de él era posible hacer un sinfín de copias.
El éxito de Los Gobbi, Alfredo y Flora, fue rotundo tanto en
escenarios, en los circos y las zarzuelas criollas, pero aún más en el disco.
Sus placas como "Los Gobbi", "Los Campos" o de Alfredo
Gobbi, también bajo los seudónimos de "Gobbino el 77" o "El
Gaucho Alegría", tienen, aún hoy, una chispa y un humor incoparables. Sus
"escenas cómicas" y sus "criticando" son adelantados a su
época.
En esos viejos registros se muestra la visión, casi
Discepoliana, del autor. Más aún: siguen siendo vigentes en el mundo del siglo
XXI. Quizás, la naturaleza humana poco ha adelantado en estos últimos cien
años. Gobbi critica a "los viejos verdes" y "las coperas"
("La Basura", Columiba Record Nro. T44). El texto es atrevido, con un
tono pícaro, pero no insulta: hace reír y reflexionar.
"La basura", etiqueta del disco (1909).
De una temática similar es "Los High Life" (Disco
Victor de una sola faz, Nro.3162, 1907, registrado en los Estados Unidos):
habla de los muchachos que buscan un amor pasajero, quizás pago.
Interesante por el soporte, es "Los Scrushantes".
El tema, con acompañamiento de piano, trata de rufianes y gente de mala vida,
casi al estilo Brecht. Este disco marca Pathe, Nro. 31169 se reproducía del
centro hacia afuera, a una velocidad de entre 90 y 100 revoluciones por minuto,
según lo recomendaba la casa grabadora en el sobre de cartón del mismo.
En esa época los fonógrafos traían un control de velocidad,
ya que la misma no era standard y variaba entre 60 a 100 rpm. Uno regulaba la
velocidad del plato "a piaccere", hasta que la pieza grabada sonaba
bien.
Un disco "Pathe" de Los Gobbi, 1907.
Juan Francisco López, "Lopecito", publicó
semblanzas tangueras para diferentes medios gráficos. Contó la historia del
tango y sus protagonistas, en una forma anecdótica, chamuyada a lo porteño. En
una de ellas recuerda a los Gobbi: «Año 1907. Europa bosteza su despertar bélico
y nosotros, que no queremos guerra, enviamos a Francia a esta pequeña embajada,
portadora de gracia y de tango. Lo enviamos, para que en aquellos pagos,
conozcan nuestro cantar ciudadano y nuestra danza suburbana, que luego de
conquistar el centro de nuestra ciudad, donde en un principio le cerraron las
puertas de los salones, iban a conquistar un mercado de trascendencia mundial:
Paris».
«"La Villa Lumiére" no era extraña para Gobbi, ya
que en el año 1905 había estado sembrando lo que iba a recoger: fama y dinero.
París era su meta y su centro, desde allí rodarían a todas partes del mundo sus
discos y en ellos irían grabados como para que no los borrara el tiempo sus
inmemorables composiciones: tangos, duetos, romanzas, contrapuntos, gatos,
pericones, milongas, habaneras».
«Doña Flora, Don Alfredo y Don Ángel (Villoldo), con esta
línea media, el equipo del tango, no podía perder la partida... y la ganó de
punta a punta, como la ganan los "cracks". "¿Vos sabés, pibe, lo
que es estar siete años, ni uno más, ni uno menos, dándole manija al tango?...
Siete años, recorriendo cuanto escenario de "music hall", se les
presenta al paso. Por ellos, sólo por ellos, supieron los "monsieures y
musmussels" del decir de tango del "Porteñito" y "Soy tremendo".
Sus tangos y los de Villoldo -no se puede nombrar a uno sin mentar al otro-,
conquistaron Francia. La popularidad de sus composiciones los lleva a ingresar
como miembros, de la Sociedad de Autores y Compositores Franceses, lo que le
reporta cobrar un buen "paco" de derechos, por ejecuciones, de su
repertorio, que abarca desde "El Choclo" a la "Rubia Mimí".
Desde "El Porteñito" a "Paris Londres"».
«Los Gobbi son, probablemente, los artistas que más grabaron
en el mundo, en casi todas las casas impresoras de discos y para los que lo
pongan en duda, basta mencionar el nombre de las marcas en las que estamparon
sus voces: Homokord, Columbia, Pathe, Odeon, Gath y Chaves, Poliphon, Da Capo,
Gloria, Kaliope, Phyriny, Cabezas, Edison y suma y sigue. ¿Que me decís pibe?.
¿Vos te imaginabas que habían tantas marcas?. Ni de autos había tantas».
La obra discográfica de Los Gobbi es extensa y queda por ser
recopilada. Solamente en 1905, de acuerdo a Lopecito, graban 250 cilindros en
los Estados Unidos. Luego se vuelcan por entero al disco. Alguna de las piezas
son realmente documentos históricos. Por ejemplo, la versión del Himno Nacional
Uruguayo que la pareja registró para discos "Gath y Chaves" (Nº
4901), una de las primeras llevadas al disco. Hay que tener en cuenta que el
registro era una tarea difícil. Entre grabación y comercialización de una pieza
musical podía transcurrir más de un año. Si bien los Gobbi grabaron mucho en
París y en los Estados Unidos, hay que recordar que el transporte era marítimo
y entre ida (de los discos madre de cera) y vuelta (de los discos de pasta),
podían pasar meses.
Las fábricas de discos en Europa, especialmente en Alemania,
tenían mucho trabajo. Gracias al visionero Carl Lyndström, los gramofones
criollos tenían "fruta". En un lapso de tiempo muy corto, el sistema
acústico de grabar discos se perfeccionó. Por ellos tenemos hoy el recuerdo de
la voz, el genio y el arte de este ilustre uruguayo y su esposa chilena.
En el año 1914 estalla la primera guerra mundial. Lyndström
sigue, a pesar de todo, enviando discos a Buenos Aires, pero el conflicto
bélico hace que, al poco tiempo, se corte la línea. Gobbi seguirá grabando para
"Disco Nacional" de Max Glücksman y hará incursiones en el cine
parlante. Pero es a esta faz, del disco acústico y el tango primitivo, a la cual
dedicamos hoy nuestro recuerdo.
"Los Gobbi" están presentes y esperan, algún día,
se recopile su obra discográfica. En estos tiempos de crisis y
"mishiadura", más de un tema de don Alfredo nos demuestra que, en
este último siglo, poco o nada ha cambiado.
fuente: TODOTANGO.
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