Un día como hoy.... 5 de noviembre.... pero de 1934... nacía el cantor
CESAR CONSI
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Biografía de NESTOR PINSON
publicada en la página webb TODOTANGO
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CANTOR
5 de noviembre de 1934 – 14 de junio de 2006
Nombre real: César Renato José Consigli
Y finalmente, la vida abandonó al “Último Trovador”, como lo
calificara su amigo Héctor Lucci en el disco compacto que le editó en 1998, con
una selección de catorce títulos remasterizados de sus grabaciones de 1985.
Bruno Cespi, otro gran amigo, entre tantos que le dio la
bohemia tanguera, es coincidente conmigo. Fue el clásico exponente de lo que
llamamos, en nuestro ambiente, un cantor de café o de cantina.
Bruno Cespi, César Consi y Héctor Ernié
Su personalidad no estaba armada para lo profesional, aunque
mal pago, con largos intervalos y por corto tiempo, hizo sus intentos. Sólo le
interesaba cantar y, cuando empezaba, había que pararlo.
Gardeliano desde siempre, conocía ampliamente el repertorio
del Zorzal, pero especialmente apuntó a aquellos tangos que grabara en la época
de los registros acústicos. También hacía muchas canciones de Corsini y otros títulos
de infrecuente difusión. Algunas veces algún tango conocido, pero muy bien
elegido para su gusto, aunque no siempre para sus posibilidades vocales.
Su voluntad de cantar no se amilanaba por una leve
desafinación o un quiebre de la voz, él seguía cantando. Con la garganta ya
caliente deleitaba a los amigos, jugándose en cada nota sin adoptar poses para
disimular alguna falla.
No imitaba a Gardel, tampoco lo hacían sus admirados
guitarristas: Iñíguez, Ferreyra, Palacios y Fontela, que fueron la envidia de
varios colegas suyos de mayor fuste.
Palacios, Consi e Iñíguez
Nació en Italia, en Carrara, en la región Toscana. Al año
siguiente de su nacimiento, llegó con sus padres a la Argentina y se instalaron
en Bernal, Provincia de Buenos Aires. Sus primeros estudios hasta el
secundario, transcurrieron en esa ciudad y, ya muchacho, se corrió un poquito más
lejos y eligió la ciudad de Quilmes para vivir definitivamente. En esa zona sur
fue donde hace su fama, cantando en todo local que se le presentara.
Su madre cantaba por afición y lo instó a que tomara clases.
Fue así que asistió al conservatorio Rossini y, a los ocho años, acompañado por
guitarras, cantó temas del repertorio de Gardel en un teatro del barrio.
En 1945, debutó en Radio Prieto y, al año siguiente, se largó
definitivamente a recorrer los barrios.
La televisión lo recibió casi en sus comienzos, cuando el único
canal era el siete. Fue en un programa titulado “París, siempre París”. Enseguida
llegaron sus actuaciones en Radio Libertad y, durante algunos años,
presentaciones en Montevideo, Uruguay.
Entre 1973 y 1976, tuvo su efímero momento de gloria, cuando
actuó nuevamente en el Canal 7, en el ciclo “Sábados Argentinos”. Y, poco
tiempo después, cuando su forma de cantar entusiasmó el conductor radial Héctor
Larrea, que lo presentó en su diario espacio, “El show de la vida”.
Fue un hombre bueno y modesto. A comienzos de los años
setenta, conoció a Lucci y a Cespi quienes, al advertir sus cualidades artísticas,
lo invitaron a participar en sus peñas en el Café Tortoni. Algo que les asombró
y que ocurrió en su debut, fue que llegara acompañado por varios ómnibus,
repletos de admiradores provenientes de su barrio. Cuando la primera vez le
dijeron que cantara de seis a ocho temas, según la efusividad de los aplausos,
respondió: « ¡Están locos, si canto menos de veinte me matan!». Un par de esas
actuaciones fueron filmadas por Héctor Lucci y tuvimos la suerte de verlas.
Grabó 68 temas para sellos ignotos, financiado por sus
amigos, entre 1972 y 1987.
Su trabajo habitual era el de cobrador, por lo menos lo fue
un buen tiempo, para una fábrica de envases de cartón. De buen comer y beber y
demostrando siempre gran estado de ánimo, disimulaba la hipertensión que lo
acosaba. Quizás la causa de su muerte.
En el prólogo del disco que mencionamos al principio de este
trabajo, las palabras de Lucci son elocuentes: «No son muchos los cantores de
tango que al oírlos por primera vez nos proporcionen la curiosa impresión de
considerarlos auténticos. En el arte de la interpretación vocal esto no es
frecuente y, menos aún si el cantor no encontró o definió el estilo propio y
genuino que requiere el género tanguero».
Fuente TODOTANGO.
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