HOMERO EXPOSITO.
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Biografía escrita por LUIS ADOLFO SIERRA , publicada en la página webb TODOTANGO.
Originalmente publicado en la
revista "Tango y Lunfardo", Nº 74, Chivilcoy 12 de mayo de 1992.
POETA Y LETRISTA
5 de noviembre de 1918 - 23 de
septiembre de 1987
Apodo: Mimo
La poesía del tango, que es
probablemente la única manifestación musical popular de nuestro tiempo con
letra formalmente argumentada, tiene sus precisas e ineludibles reglas de
juego, de las que no es posible apartarse sin riesgo de incurrir en
inautenticidad o desvirtuación de su definido e inconfundible carácter. Tales
reglas de juego conforman una temática y una sensibilidad temperamental,
inalienablemente propias del tango rioplatense.
No se trata, claro está, de
estrictos cánones convencionalmente establecidos, los que habrán de conferirle
fisonomía característica a la creación poética del tango. Las letras encierran
breves relatos versificados, preferentemente sentimentales, nostálgicos o
evocativos, dentro de un marco ambiental costumbrista. E incluso a veces,
picaresco o risueñamente humorístico.
Pero estructurados
originariamente para ser acoplados a la música del tango. Y para ningún otro
género musical popular que no sea el tango. Porque inversamente, cuando a la
música del tango se le pretende adaptar una composición poética standard, de
esas que encajan indistintamente en cualquier género musical popular sin identificar
a ninguno, nos encontramos lisa y llanamente, con que el pretendido tango deja
de serlo. Y de ahí, pues, que siguen predominando con vigencia inalterable los
clásicos repertorios poéticos del tango canción, que alcanzaron encumbrada
celebridad entre los años veinte y los años cuarenta.
Ante tan peculiar y rigurosa
preceptiva poética como la enunciada, nada mejor que aceptar que son muy pocos
los auténticos creadores dentro de la composición literaria del tango. Desde
luego, muchísimos menos son los nombres fundamentales de la poesía, que los de
la música.
Observemos que esa ortodoxia
formal que parecieran imponer las reglas de juego antes referidas, admite la
natural renovación de formas de expresión y de enfoques conceptuales con
proyecciones de incuestionable jerarquía literaria. Es decir que el tratamiento
de una temática permanente e inamovible -la nostalgia en primer término la
reflexión resignada frente al fracaso o al desencanto, la actitud desgarradora
teñida de sereno escepticismo -que es premisa sustancial, abre definidas
perspectivas estéticas en la dimensión poética de la letra del tango. Y por esa
búsqueda de una versificación más literariamente depurada, transitaron
consagratoriamente José González Castillo, Enrique Cadícamo, Francisco García
Jiménez, Héctor Pedro Bloomberg, Cátulo Castillo, Homero Manzi y José María
Contursi. Y ese proceso de superación poética del tango, a nuestro juicio
culmina con Homero Expósito. El más original, el más. importante y el más
representativo de los poetas del tango, a partir de la brillante generación del
cuarenta. Y para siempre.
Orientó Homero Expósito su
inventiva literaria consagrada a la canción popular, en la confluencia de dos
actitudes poéticas temperamentalmente opuestas, pero igualmente admirables: el
romanticismo nostálgico y evocativo de Homero Manzi, y el grotesco dramatismo
sarcástico de Enrique Santos Discépolo. De tan sutil combinación estilística y
temática sin proponérselo, logró Expósito definir una novedosa y originalísima
modalidad de interpretación para la letra del tango.
Siempre en la búsqueda de una
mayor dimensión poética, impuso una novedosa renovación formal de expresión,
utilizando con singular destreza la técnica del verso libre. Y logrando además
enfoques conceptuales de marcado vuelo literario. Pero, invariablemente se ha
dicho, sobre la temática permanente, inalterable e inamovible -insistimos- que
hace a la esencia propia del tango.
Las letras de Homero Expósito
aparecen fuertemente atraídas por la versificación idiomática refinada.... Y
corrobora esta observación, aquel distingo que hemos formulado reiteradamente
entre el simple versificador o letrista que escribe exclusivamente para el
acople de la música, y el poeta, cabalmente poeta, que escribe bellos poemas
para ser leídos y también para ser cantados. Es esta la exacta ubicación de la
labor literaria de Homero Expósito en el tango.
Convengamos, desde ya, que la
letra del tango es esencialmente elegíaca, es decir la composición poética de
género lírico y asunto decididamente triste.
Es el canto al bien perdido.
Por eso con tanto acierto observa José Gobello que «el tango no se ha hecho
para cantar lo que se tiene, sino lo que se ha perdido». Y por eso además, es
sentimental y nostálgico. Que son las dos notas configurativas de su
argumentación permanente. Si inversamente, por mero espíritu de renovación
fuera alterado ese inamovible presupuesto temperamental del tango se caería
inevitablemente en la desvirtuación del mismo. De ahí la elogiable autenticidad
de la poesía argumental de Homero Expósito, definitivamente elegíaca.
Con su inagotable inspiración
poética, ha logrado Expósito el encanto de revertir con evolucionado y original
sentido literario algunos de los personajes, de las situaciones, de las
circunstancias, de las leyendas, que hacen a la temática del tango. Es
indudable que las expresiones artísticas son bellamente valiosas por su
intrínseco contenido estético, pero con prescindencia absoluta del transcurso
inexorable del calendario, que de ninguna manera puede ser la medida para la
vigencia o la caducidad de determinadas manifestaciones de la inspiración
creadora.
Consecuente con lo expresado en
cuanto al carácter del contenido de la letra del tango, Homero Expósito
incursionó en los temas arraigadamente consagrados, que le confirieron
personalidad inconfundible a nuestra canción ciudadana. Así, por ejemplo, el
drama aquel de la humilde muchacha de barrio que dio el mal paso, y que Samuel
Linnig inmortalizó en los sentidos versos de "Milonguita" y
"Melenita de oro", erigiéndola en heroína del tango, es recreado
veinte años después por Expósito en "Percal". Tal vez con otros
nombres y otras influencias sociales, impecablemente revestida de renovada
elegancia literaria.
Otro de los aspectos
fundamentales que la obra de Homero Expósito aporta a la literatura de nuestra
música popular, es su contundente aptitud de síntesis. Admirable aptitud de
síntesis como sería exacto calificar. Esa aptitud de síntesis que tanto
admiraba Enrique Discépolo, y no se cansaba de ponderar el acierto impecable
aquel del tango "Percal", en que todo lo expresan aquellos dos
apretados versos que dicen: "te fuiste de tu casa / tal vez nos enteramos
mal...". O cuando resume con natural simplicidad aquello de "Pobre
piba, por tu error / ya hay muchos tangos". "Cómo me gustarían esas
admirables observaciones de Expósito, para alguna de mis letras",
expresaba Discépolo con emotiva sinceridad.
También algo
revolucionariamente innovador en Homero Expósito, lo constituye el manejo de la
metáfora. Entendiendo por metáfora la figura retórica por la cual se traslada o
transporta el sentido de una palabra o de una frase a otra imagen mediante una
elaborada comparación imaginativa. En la metáfora de vanguardia habría una
inocultable raigambre lorquiana, tan frecuente en Homero Expósito. Acierto
incuestionable en la tanguística de nuestro poeta, imágenes tan felices como
"malevo que olvidaste en los boliches / los anhelos de tu vieja".
El 5 de noviembre de 1918 nació
Homero Aldo Expósito en Campana, provincia de Buenos Aires. Hijo de Don Manuel
Expósito. Un respetado y prestigioso comerciante de Zárate (ciudad cercana
Campana y a la ciudad de Buenos Aires) que jamás ocultó, con su proverbial
dignidad, que había nacido anónimamente en la "Casa de Niños
Expósitos" de la calle Montes de Oca en la ciudad de Buenos Aires. Allí
comienza recién el árbol genealógico de los Expósito y el origen de su
apellido.
Homero nació en Campana, en la
casa de su abuela materna. Pero ya los Expósito estaban estrechamente
arraigados al terruño. Tan es así que Homero siempre decía «soy un zarateño
nacido en Campana».
Vivió la infancia en Zárate,
donde cursó íntegramente la escuela primaria. A los seis años de Homero nació
un hermanito, que se llamó Virgilio Hugo. Siempre juntos los dos hermanos en la
historia del tango y de la vida. Juntos siempre anduvieron entre yuyos, cielo y
verano. De esa unión fraternal provienen las inspiradas metáforas de
"Naranjo en flor", de "Farol", de "Oro falso",
"Pobre piba".- Después nació otro Expósito. El tercero y último, que
se llamó Luis María. Sin vocación literaria ni musical. Otra destino.
Entre rebeldías, rabonas,
indisciplina escolar terminó Homero la primaria. Traía tal vez en la sangre su
irrefrenable vocación cultural. Decía ya en plena celebridad autoral que «nadie
puede escribir un tango si no sabe escribir un soneto».
Don Manuel Expósito humilde y
honrado padecía el orgullo de la cultura, del conocimiento literario, del
conocimiento histórico. Además de su próspero negocio de repostería y
confitería, sabía el idioma inglés, taquigrafía, dactilografía y lecturas
filosóficas densamente asimiladas. Dejando a un lado su declarada vocación
anticlerical, decidió que Homero ingresara al prestigioso Colegio San José de
Buenos Aires. Pupilo ejemplar durante los cinco años de su bachillerato, ordenó
totalmente su conducta intelectual. Fue luego cadete del liceo militar. Y su
ingreso a la Facultad de Filosofía y Letras, su gran vocación, cuya graduación
interrumpió y reanudó muchas veces, abocado siempre a la impostergable
necesidad de subsistir.
Las disciplinas culturales de
su preferencia encontraron en Homero Expósito al estudioso despreocupado de
toda consagración doctoral.
Cursó los ciclos universitarios
a través de sucesivos abandonos y reanudaciones de los estudios superiores,
hasta su muy próxima graduación. Logró una sólida cultura filosófica y
literaria que siguió acrecentando permanentemente en su afán insobornable por
las lecturas bien escogidas. Crítico erudito y ponderado, compartieron sus
preferencias con equilibrado eclecticismo, los clásicos griegos y latinos, con
las modernas corrientes literarias. Además el buen teatro fue inquietud
apasionante desde su primera infancia. Fue organizador, director y actor de
numerosas iniciativas de valor artístico en difundidos cuadros de teatro
vocacional.
Llegó al tango con una sólida
preparación literaria, que le permitió el tratamiento descriptivo de sus
sólidos argumentos con admirable claridad anecdótica. Confesaba que le preocupó
siempre el cuidado del lenguaje, logrando libertad absoluta en el empleo de las
licencias idiomáticas del léxico corriente necesario. Decía que el
impresionismo había invadido todas las formas de expresión, y no había motivo
para que la letra del tango fuese una excepción.
Todo está comprendido en el
padrón autoral de Homero Expósito. Todo. Desde la descripción del compadrón de
"Te llaman malevo", o la exquisitez poética de "Margo" y
"Flor de lino". Y desde la imagen temperamental de la gran ciudad
enfocada desde la descripción estupenda de "Tristezas de la calle
Corrientes".
Viajando una vez en tren desde
Zárate a Buenos Aires, "Chupita" Stamponi le propuso vincularlo al
núcleo de jóvenes músicos ya consagrados en la orquesta de Miguel Caló. Así fue
que con Enrique Mario Francini, Armando Pontier, Domingo Federico, Osmar
Maderna, Héctor Stamponi, su introductor, y su inseparable hermano espiritual
Virgilio Hugo, alcanzó Homero una gran coincidencia creativa a través de formas
concionísticas novedosas, y de incuestionable concepción renovadora del tango.
Bien entendido, dentro de la temática y del temperamento invariablemente
propios de nuestro tango, que caracteriza la fecunda obra de realización de la
brillante promoción generacional del cuarenta.
Se inició Homero Expósito en la
creación autoral hacia 1938. Su primer tango compuesto en colaboración musical
con su hermano Virgilio Hugo Expósito, titulado "Rodando", fue
estrenado, sin ninguna trascendencia, por Libertad Lamarque en Radio Belgrano,
acompañada por la orquesta de Mario Maurano.
La coincidencia creativa entre
Homero y Virgilio Expósito, alcanza a todo un repertorio, originariamente
compartido, y de vigencia permanente entre los más selectos del tango canción.
Luego de aquel intrascendente "Rodando" del debut autoral, surge
"Farol". Y sucesivamente títulos que alcanzaron desde su presentación
un lugar prominente en el género.
Virgilio Hugo Expósito es un
brillante músico integral del tango. Pianista, inspirado compositor, director
de orquesta, orquestador instrumental de brillante trayectoria. Debe
reconocerse que a la labor de los hermanos Expósito debe la historia del tango
uno de sus capítulos más interesantes y de permanente actualidad.
Algunos títulos fundamentales
son "Naranjo en flor", "Absurdo", "Maquillaje",
"Chau, no va más", lo último que escribieron juntos.
"Percal", "Yuyo verde", "Tristezas de la calle
Corrientes", "Al compás del corazón" (con música del
bandoneonista Domingo Federico); con Armando Pontier "Trenzas"; con
Héctor Stamponi "Flor de lino" (vals), "Qué me van a hablar de
amor". Con Enrique Mario Francini "Ese muchacho Troilo". Con
Aníbal Troilo "Te llaman malevo". Con Argentino Galván
"Cafetín", "Esta noche estoy de tangos". Con Atilio
Stampone "Afiches" y con Osmar Maderna "Pequeña" (vals).
Una de las más notorias
excentricidades juveniles de Homero, siguiendo posiblemente la trayectoria
comercial de su padre, fue hacerse bolichero. Instaló en el centro de Zárate un
pequeño restaurante de menús selectos y legítimos vinos importados. "Lo de
Homero" se denominó. Rotundo fracaso financiero a corto plazo. Concurrían
los numerosos amigos a comer y a beber generosamente gratis, como en su casa,
sin la menor intención de pagar. Y también los amigos de los amigos, provistos
de igual caradurismo. Pensó Homero que la señalada falla comercial, se debía a
la proximidad de sus amistades justamente en Zárate. Decidió cambiar de
territorio. Se instaló en Mar del Plata (ciudad balnearia a 400 km de Buenos Aires). Exactamente
en Punta Mogotes, en la esquina de las calles Falucho y Jujuy. "El
Sibarita" se llamaba ahora, con una denominación más ambiciosa. Y una
mayor catástrofe económica que la de Zárate. Siempre la legión de amigos
gratis. No podía seguir. Se fundió. Perdió todo lo que tenía. Y quedó
endeudado. Resolvió entonces poner fin a su descabellada aventura gastronómica.
¡Nunca más comerciante!
Liberado totalmente de su
desafortunada aventura gastronómica, decidió Homero dedicarse a la atención de
su repertorio autoral, que requiere una permanente vigilancia, más aún en pleno
apogeo, en el momento más intenso de difusión en los años cuarenta. Ello
implicaba viajar permanentemente de día y de noche, de Zárate a Buenos Aires, y
de Buenos Aires a Zárate. Ya sea en tren, o en un antiquísimo automóvil en
estado lamentable, sin capota, que cuando llovía manejaba Homero con una sola
mano, sosteniendo con la otra un desteñido paraguas abierto para no mojarse.
Todo esto con increíble naturalidad. Una tarde lo encontré muy fastidiado con
Paco García Jiménez -siempre tan solemne- porque no le había aceptado a Homero
subir al carruaje...
Cuando D. Manuel Expósito
decide en 1945 vender su acreditada confitería de Zárate, Homero cada vez más
saturado del trajín de los viajes, se radica definitivamente en Buenos Aires.
Ahora consagrado a lo suyo, a la difusión de su exitoso repertorio. E ingresa
en los círculos directivos de SADAIC (Sociedad Argentina de Autores y
Compositores). Se incorpora a los grupos juveniles de autores liderados por el
vigoroso talento de Homero Manzi, para remover y modernizar la vetusta
estructura de la vieja sociedad. Diría entonces Expósito «zarateño nacido en
Campana y definitivamente aquerenciado en Buenos Aires para la actividad
autoral». Se trata de desplazar a los jerarcas de la hasta entonces
administración canarista, aparentemente imposible de ser eliminada. Dura lucha
que propicia lisa y llanamente la eliminación de Francisco Canaro para acceder
a una nueva presidencia de SADAIC. Inmensa tarea, pero gran unidad entre las
generaciones juveniles de autores y compositores. Y llega el momento de asumir
la conducción autoral con definitivos criterios de una total renovación.
Integra Homero Expósito como
tesorero, prestigiosos directorios en los años cincuenta. Como aquel presidido
por Cátulo Castillo, con Julio De Caro, José Maria Contursi, Juan José
Guichandut, Pepe Razzano, Manolo Parada, Ciriaco Ortiz, Vicente Demarco, Aníbal
Troilo, Homero Expósito, Virgilio San Clemente y Armando 8aliotti.
Transcurren años de intensa labor
organizativa en SADAIC. Pero por diferencias tan frecuentes en el mundillo
interno de los autores musicales, renuncia Expósito a la tesorería del
directorio de SADAIC.
Y emprende de inmediato un
postergado viaje a Europa. Anda, recorre, conoce, aprende, acrecienta su gran
ilustración cultural. Europa. España, Francia. Nos encontramos en París.
Compartimos días y noches interminables e inolvidables, guiados por el refinado
conocimiento parisiense de Panchito Cao y Héctor Grané.
Definitivamente alejado de la
actividad autoral, y del permanente patrocinio de su repertorio en presencia de
los intérpretes creadores que elaboraran la celebridad de cuanto compuso
talentosamente Homero Expósito, no se apartaba ya virtualmente de las
inmediaciones de su amable departamento céntrico de la calle Lavalle, a una
cuadra de SADAIC. Eludía encuentros callejeros, y motivos de evocación de toda
una vida brillantemente consagrada a la música popular de la ciudad. Se fue
apagando tenuemente la silueta vigorosa y comunicativa del poeta siempre
querido y admirado.
Convengamos en admitir que la
producción autoral de Homero Expósito conforma todo un ciclo de brillante e
inspirada creatividad en la poesía del tango. Su forma de composición no tuvo
continuadores. Contraste profundo acaso, con los músicos del tango, cuyas
influencias estilísticas se han sucedido en todas las modalidades y en todas
las épocas de su evolución. La inimitable originalidad de Homero Expósito
constituye así un curioso fenómeno que contribuye a resaltar con más nítidos
perfiles la sobresaliente personalidad creadora de este excepcional poeta
popular de la ciudad, a quien nos atrevemos a considerar el gran poeta del
tango.
Un día cualquiera, el 23 de
septiembre de 1987, se nos fue "Mimo" Expósito, como cariñosamente le
decíamos sus amigos. Mimo Expósito, el imaginativo poeta de "un arco de
violín / clavado en un gorrión", se marchó en silencio. Lo mismo que
Margo, la sufrida heroína de su bello poema, "sin canción y sin fe".
Originalmente publicado en la
revista "Tango y Lunfardo", Nº 74, Chivilcoy 12 de mayo de 1992.
Fuente: TODOTANGO.
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Letras de HOMERO EXPOSITO
A bailar (Tango)
Absurdo (Vals)
Afiches (Tango)
Al compás del corazón (Late un
corazón) (Tango)
Azabache (Milonga)
Barquitos de papel (Tango)
Bien criolla y bien porteña
(Milonga)
Bohemio (Tango)
Cafetín (Tango)
Chau... no va más! (Tango)
Con pan y cebolla (Tango)
Déjame volver para mi pueblo
(Tango)
Dos fracasos (Tango)
El entrerriano (Expósito)
(Tango)
El milagro (Tango)
Ese muchacho Troilo (Tango)
Eso (Foxtrot)
Esta noche estoy de tangos
(Tango)
Fangal (Tango)
Farol (Tango)
Flor de Lino (vals)
Humano (Tango)
Loco torbellino (Tango)
Maquillaje (Tango)
Margo (Tango)
Mi cantar (Tango)
Naranjo en flor (Tango)
Oro falso (Tango)
Oyeme (Tango)
Pedacito de cielo (Vals)
Pequeña (Vals)
Percal (Tango)
Pigmalión (Tango)
Polos (Tango)
Pueblito de provincia (Tango)
Qué me van a hablar de amor!
(Tango)
Quedémonos aquí (Tango)
Sábado a la noche (Tango)
Sexto piso (Tango)
Siempre París (Tango)
Te llaman Malevo (Tango)
Todo (Tango)
Trenzas (Tango)
Tristezas de la calle
Corrientes (Tango)
Tu casa ya no está (Vals)
Yo soy el tango (Tango)
Yuyo verde (Tango)
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Ya vamos a ir compartiendo cada una de estas maravillosas letras, de este poeta fundamental de nuestro Tango....!!!!
Porque son todas muy hermosas.
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