Un día como hoy... 4 de febrero... pero de 1889... nacía
AUGUSTO BERTO.
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Semblanza de OSCAR ZUCCHI
publicada en la página webb TODOTANGO.
BANDONEONISTA, COMPOSITOR, DIRECTOR
4 de febrero de 1889 - 29 de abril de 1953
Nombre completo: Augusto Pedro Berto
Seudónimo: "El oso"
Figura patriarcal del tango, "fueyero" de la época
heroica, cuando se habla de los bandoneonistas destacados del período en que el
bandoneón pasó a ser el instrumento más representativo de los conjuntos
dedicados a la ejecución del género típico, suele ser sistemáticamente
marginado con total injusticia. Su aporte a la definitiva adopción e imposición
del mismo, y por ende del tango en los distintos ambientes y estratos sociales
ha sido valioso y decisivo.
Por lo tanto creemos que su nombre merece ser reubicado en
un plano de igualdad, en lauros y glorias, con las figuras próceres de Vicente
Greco, Juan Maglio, Genaro Espósito, Arturo Bernstein, Eduardo Arolas, José
Arturo Severino y Vicente Loduca, que transitaron el derrotero marcado por ese
antecesor fundamental que fue "Mingo" Santa Cruz.
En el terreno de la composición trajo al tango esa brisa
"pampa" sureña, la misma que soplara en los tangos de Greco, de Firpo,
de Posadas, de De Leone, de Raimundo Petillo, de Arolas -en parte de su
producción-, del "Gallego" Martínez y "El Chino" Bardi.
También en su faz de director, fue su famoso Quinteto "Augusto", uno
de los de mayor renombre y aptitudes de su época y, en las posteriores
formaciones, evidenció un notorio afán de superación.
En las postrimerías de su extensa trayectoria directriz,
siguió un criterio similar al adoptado por Maglio, Canaro y Firpo,
estructurando una planta instrumental numerosa, con estribillista, dando cabida
en sus filas a elementos jóvenes y capacitados, como el notable bandoneonista
Eduardo del Piano y el promisorio y todavía desconocido cantor Ángel Vargas.
Asimismo cumplió un destacado papel como gremialista,
llegando a desempeñar la presidencia de la Sociedad de Autores y Compositores
(SADAIC).
Nació en la ciudad de Bahía Blanca, situada al sur de la
provincia de Buenos Aires, a 600 kms. de la Capital. A los cinco años se radicó
con su familia en el tanguero barrio de Villa Crespo.
Aprendió sólo a tocar el mandolín y la guitarra y más tarde
estudió violín.
Pero en 1905 inicia el aprendizaje del bandoneón,
instrumento que lo entusiasmó oyendo ejecutar a los primeros bandoneonistas:
Santa Cruz, Pablo Romero, Sebastián Ramos Mejía. Una vez, al ser preguntado
quien era Ramos Mejía, si era un aristócrata por el apellido, contestó: «No,
era un negro que trabajaba de cuarteador en el tranvía.»
Berto sostenía que el tango había nacido mucho antes que ser
conocido en el barrio de La Boca. Y decía: «...el tango se bailó en las
"baterías" de Retiro. Lo bailaba el bajo pueblo, "la
chinada", con un compás que no se ha vuelto a usar después». Luego agrega:
«Enseguida lo llevaron al corazón de la ciudad y las primeras reuniones se
hicieron en la calle Sarmiento frente a la cortada Carabelas. Bastante tiempo
después, allá por 1904 se lo llevó a las Romerías de Palermo.»
Sobre el primer bandoneón cuenta: «Lo importó del viejo
mundo Don Tomás "El Inglés" (por Tomás Moore), un personaje
extraordinariamente simpático. Y el primer bandoneonista que yo conocí fue José
Scott, un matarife que lo ejecutaba bastante bien. El primer café que tuvo
bandoneón estable en su tablado fue "La Morocha" ubicado en el límite
de los barrios de Villa Crespo y Almagro.»
Su maestro de bandoneón fue José Piazza "Pepín",
quien también inició en el instrumento a Pedro Maffia. Con el tiempo se hizo
autodidacta y confeccionó sus propios ejercicios sobra la base de la teoría
musical que ya conocía. Así nació su método de bandoneón, el que luego habría
de ser cuna de tantos músicos.
Alrededor del año 1906 se ubican sus comienzos como
profesional, en la ciudad de San Martín, pueblito en aquel entonces que está
ubicado en el límite noroeste con Buenos Aires, en "La milonga de don Juan
y doña Virginia", junto a Antonio Scatasso, el compositor de
"Ventanita de arrabal".
Poco tiempo más tarde actuó en una quinta de Floresta con un
cuarteto con violín, guitarra y flauta. Es por esa época que data su primer
tango: "La payanca". «La improvisé una noche en que los bailarines
habían agotado el repertorio. Después de setenta u ochenta piezas seguidas
había que improvisar.»
Orquesta Augusto Berto
Siguió luego con la orquesta de su maestro "Pepín"
Piazza en el café "La Morocha", para continuar en los nocturnos
cafetines de Montserrat, en diversos peringundines de San Telmo y en los cafés
con camareras de La Boca, hasta que enfila para el centro.
En 1910 actúa en el "Café de los Loros", bautizado
con ese nombre porque era frecuentado por el personal de la Compañía de
Tranvías Lacroze, que tenía un uniforme verde. La formación era un trío que
luego se convirtió en cuarteto y que estaba integrado por el violinista Julio
Dutry, "El Francés", José Martínez "El Gallego", en el piano
y el flautista Vicente Pecci, "El tano Vichenzo".
Dos años más tarde, conforma con gran éxito un trío con
Francisco Canaro en el violín y Domingo Salerno en guitarra. Las mentas ganadas
por el trío llegaron a los oídos de un joven de quince años, Osvaldo Fresedo,
quien se corrió una noche a escucharlo.
Como culminación de su ascendente carrera, Berto fue
requerido para grabar por el sello Atlanta, de la firma Améndola y Cía. Y en
1913 debuta en el disco dirigiendo su Quinteto Criollo "Augusto"
acompañado en el violín por Doutry, Salerno en la guitarra, el piano del
"Gallego" Martínez y la flauta de Luis Tesseire.
Quinteto Criollo "Augusto"
Pese a figurar en las etiquetas como quinteto, el piano no
aparece en las grabaciones. La serie comienza con el tango de José Martínez,
"La torcacita" y la polca "La cocota" de Berto.
Resultaría muy extenso enumerar en su totalidad la carrera
de este gran músico, sintéticamente resumiremos sus actuaciones más
importantes. Inaugura el Café Parque, de Lavalle y Talcahuano, y el cabaret
Montmartre, luego fue la primer orquesta que hace un baile de carnaval dentro
del Teatro Nacional, hasta entonces sólo lo hacían las bandas. Más tarde, las
recordadas actuaciones en el Bar Domínguez de la calle Corrrientes, sus
registros discográficos para las empresas Victor y Columbia y, en 1918, su paso
por el Bar Central de la Avenida de Mayo y Piedras con un cuarteto integrado
por Peregrino Paulos y Horacio Gomila en violines y Domingo Fortunato al piano.
En 1920 ameniza el séptimo baile del Internado para el cual
compone su tango "El séptimo". Después retorna al sello Victor y en
1924 hace su última placa para el sello Ideal con su tango "Papá en
puerta" y en el acople, "Bichito" de Marini. Ese mismo año se le
confía la dirección de la orquesta del Teatro Opera y cuenta con el cantor Juan
Carlos Marambio Catán, quien estrena su tango "Perjura".
En 1926 emprendió una extensa y afortunada gira con una
compañía teatral. Al respecto nos dice: «...una gran experiencia fue sin duda
la gira que hice con mi orquesta acompañando a la compañía de Camila Quiroga. Fue
larguísima. Varios años de viaje. Todo el Pacífico, todo Centro América,
Antillas, Cuba, México, Norteamérica y España». En Nueva York actuó acompañado
por el eximio violinista Remo Bolognini, en el Manhattan Opera House.
Sin duda, de su importante producción autoral sus tres temas
más importantes son "La payanca", "Don Esteban" y el muy
difundido "Donde estás corazón" con letra de Luis Martínez Serrano,
pero además están entre otros, los tangos "Azucena", "Belén",
"Curupaytí", "De la vida milonguera", "Don
Adolfo", "El periodista", "El séptimo", "Fray
Mocho", "Jenny", "La biblioteca", "La
oración", "La telefonista", "Papá en puerta",
"Perjura" con letra de Luis González, "Presidio" con letra
de Jesús Fernández Blanco, "Recóndita", "Que bronca",
"Que dique"; los valses "Penas de amor", nuevamente con
Fernández Blanco, "Corazón de madre", "Dulce quietud" y
"A merced de las olas"; las polcas "La cocota" y "La
oportuna" y la marcha "Sarmiento".
En el otoño de 1953 se detuvo su corazón. Desaparecía un
hombre que como Canaro, como Firpo, como Maglio no pueden tener reposición.
Parafraseando al poeta: "vacíos imposibles de llenar". Fue además, un
señor en todo sentido, generoso, honesto y querido en el ambiente. Entre los
muchos tangos que se hicieron en su honor, sólo uno como muestra, "Quejas
de bandoneón", de Juan de Dios Filiberto, cuya partitura reza: «dedicado a
mi amigo Augusto Berto».
fuente: TODOTANGO.
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