RUTH DURANTE.
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Semblanza de FELIPE YOFRE
publicada en la página webb TODOTANGO
Publicado en el diario La Nación, el 29 de junio de 1997.
CANCIONISTA
19 de mayo de 1935Apodo: La Polaca
Una cantante con espíritu de vodevil. "La Polaca"
reivindica su peculiar estilo de “cantante vedette”, que inició en 1971, y
afirma sentirse continuadora del estilo de Roberto Goyeneche.
Nos citamos en una confitería próxima a su casa en el pasaje
Finochietto. La cuadra es corta y al fondo asoma el paredón que la divide con
ese primer puente de Constitución y, a sus pies, «fragor de trenes que tejían laberintos
de hierro» que describió admirablemente Jorge Luis Borges en “Mateo XXV 30”.
Allí, en ese barrio, el silbido de las locomotoras se
confunde con el ladrido de los cuarenta y siete perros que, igual que Cátulo
Castillo, aloja nuestro personaje en su vivienda como resabio de la localidad
campera que la vio nacer.
Ruth Durante, que de ella se trata, balcarceña y de un hogar
humilde y agricultor, era de las que soñaba junto al receptor con ser actriz y
acceder a la fortuna y la bonanza económica que suponía tan sólo reservada a
los comediantes.
En 1957, Radio Belgrano y la revista Radiofilm propiciaron
un concurso para noveles cantantes, y Ruth, que jamás había interpretado
tangos, provista de la partitura de “Bailemos”, se presentó en la emisora para
competir. El pianista Miguel Nijensohn, que probaba a los postulantes, casi la
rechaza por suponer que era una profesional; pudo continuar y así llegó a las
semifinales en el Teatro Comedia, donde perdió en medio de una gran batahola.
Pero si bien no obtuvo el premio mayor, logró que Orestes
Lacquanitti, director artístico de la radio, la propusiera para la orquesta de
Héctor María Artola, compartiendo rubro con Carlos Yanel (hoy Siro San Román) y
luego a la Orquesta Símbolo Osmar Maderna, dirigida por Aquiles Roggero, con la
que grabó un inhallable “No, no llores más”.
En 1971, se jugó por el cartel propio y desde entonces es
solista. Un año después se presentó en el Lincoln Center, de Nueva York, con la
batuta de Mariano Mores.
De ahí en más, las grandes casas porteñas la contaron como
figura: Caño 14, Relieve, Michelangelo, Karina, King y, fundamentalmente,
Karim, donde se presentó durante quince años consecutivos, junto a baluartes
como Aníbal Troilo, el Quinteto Real y fundamentalmente Roberto Goyeneche. Con
el Polaco inauguraron la primera tanguería en Mar del Plata y, una noche en que
Ruth revoleaba su larga cabellera roja, enfundada en su vestido transparente,
un espectador le gritó «¡Grande, polaca!», y de ahí en más Héctor Gagliardi la
bautizó así.
Participó en 1977, en el tercer festival del tango de La
Falda (Córdoba), junto a Floreal Ruiz, Raúl Lavié, María de la Fuente, Héctor
Varela, Mercedes Simone y Ángel Cárdenas.
Ella se siente continuadora del legado de Goyeneche, como
decidora del tango, en el énfasis de las grandes letras del género.
También resalta su condición de “cantante vedette”, y el
vestuario desenfadado y revisteril de escotes profundos, lentejuelas y tacos
altos que lució en el Teatro Maipo junto a Jorge Porcel y Nélida Roca, y luego
en España, contratada por Luis César Amadori.
A raíz de su desparpajo percibe que es resistida, pero la
Durante, por taurina y empecinada, persevera en el estilo y un repertorio no
ortodoxo, por ejemplo, “Y no puedo olvidarte”, éxito de su admirado Alberto
Morán.
Grabó un solo disco larga duración, hace ya 27 años (1970),
para el sello RCA-Victor (CAL-3244), junto a Cacho Tirao, Hugo Baralis, Néstor
Marconi y Omar Murtagh, entre otros, con títulos de antología.
Su faceta dramática la condujo también al bolero, “La noche
de anoche” y “Cuánto te debo”, por caso, resultando una verdadera revelación. Y
a páginas de otro género, por ejemplo, el vals peruano “Odiame”, que interpreta
admirablemente sentada en una banqueta junto a su fueye y una luz mortecina.
Eso acontece en el local La Cumparsita, de Chile y Balcarce, siempre a full,
mientras revolea su mano cargada de perlas y la mata rubí de su testa.
Porque la “polaca” Ruth es así, Lola Flores del dos por
cuatro, vehemente y dramática como un cante jondo, que cuenta sus tangos igual
a la voz de un bandoneón y entre esos pliegues guarda las plenitudes de su
alma.
En los últimos años actuó en Mar del Plata, en el Café
Orión, en la compañía musical Tango Bravo Club, dirigido por Daniel Canales y
con la actuación de Rubén Cané.
Publicado en el diario La Nación, el 29 de junio de 1997.
fuente: TODOTANGO.
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