Carlos D. Nasca: El Gaucho Relámpago
El origen de la industria fonográfica del país no es producto, solamente, del esfuerzo de las empresas extranjeras instaladas en Buenos Aires a principios de siglo.
por Bruno Cespi
El origen de la industria fonográfica del país no es producto, solamente, del esfuerzo de las empresas extranjeras instaladas en Buenos Aires a principios de siglo.
Hubo, a la par, un núcleo de pioneros fabricantes de discos,
de marca nacional obtenidos con rudimentarios medios técnicos y escasez de
capital cuyo esfuerzo posibilitó la perdurabilidad de innumerables piezas
tanguísticas con antológicos conjuntos orquestales y voces, ya históricas.
Innecesario es señalar el valor documental por lo
testimonial aportado por las expresiones grabadas, por lo que constituye un
digno reconocimiento destacar a aquellos que posibilitaron legar tan importantes
expresiones.
A los conocidos nombres de Juan B. Tagini, fundador de los
sellos "Sonora" y "Tocasolo" y Alfredo Améndola, del sello
"Atlanta", debemos agregar otro puntal, no tan conocido, de
trayectoria digna de consideración. Hablamos de Carlos Domingo Nasca, fundador
de las piezas impresas marca "Era".
Este propulsor de la música popular no sólo dedicó sus
afanes al disco ya que editó, además, piezas musicales, compuso varias de estas
expresiones y contribuyó a la agrupación y divulgación de conjuntos dedicados
al género.
Sus actividades abarcaron funciones tan diversas como
productor de números circenses proveyendo los animales para los números en
público enlazando, así, sus vocaciones por el escenario y la naturaleza. Lo
recuerdan ,todavía, viejos actores cuidando la caballada que él conducía y
atendía en las funciones donde el "Juan Moreira" era representación
referencial y las novilladas para el Teatro Avenida cuando se parodiaban, en su
escenario, las corridas de toros.
La firma editora "Era" popularizó una etiqueta,
blanca en la mayoría de las veces, cuando no en fondo rosado, con el dibujo de
un gaucho ecuestre con un perro y lazo, en ancas, conversando con una niña. La
escena es dibujada bajo las indicaciones de Nasca que deseaba verse representado,
con su hija en una clásica escena gauchesca.
Las piezas surcadas se obtenían por sistema mecánico
grabando las matrices de cera virgen. Grandes bocinas eran las receptoras sobre
las que los interpretes actuaban. A pesar de la deficiente fidelidad conseguida
por el procedimiento, los discos "Era" cumplieron su función de
divulgación y custodia de las interpretaciones de elencos calificadísimos como
los que dirigían Genaro Espósito, Vicente Loduca, Roberto Firpo, Juan Maglio,
Félix Camoyrano, Peregrino Paulos y Juan Carlos Bazán; o curiosos solos de
organito; registros de Francisco Bianco (Pancho Cuevas), Ángel Villoldo y la
Rondalla del Gaucho Relámpago, el empresario productor que al inicio de cada
pieza gritaba con apresuramiento la marca del disco.
El repertorio impreso, de seleccionada calidad, lleva
nombres cuya mención exime de comentarios: Arolas, Bazán, Canaro, Aragón,
Eduardo Monelos, Zambonini, Pastore, Muñecas, Cacace, Loduca, etcétera.
Aquellas impresiones fundidas en Alemania constituyen hoy,
piezas documentales de apreciado valor, cuyo origen es producido entre los años
1913 a 1915, por conjuntos que no tienen, en general, grabaciones en las otras
marcas.
Francisco Canaro, en el libro "Mis bodas de oro con el
tango" opina: «Carlos Nasca, pintoresco personaje ítalo-gaucho,
popularmente conocido con el apodo de "El Gaucho Relámpago", mote que
se le aplicó porque a pesar de su inconfundible origen itálica, el hombre tenía
el exaltado "berretín" de creerse gaucho, y por eso vestía siempre indumento
campero y se le veía frecuentemente por calles céntricas montado en un pingo
zaino oscuro, con llamativo apero "chapeado" y cabestro y riendas con
virolas de plata».
El historiador Enrique Puccia en "Barracas, su historia
y su leyenda" lo recuerda trabajando en la estación Sola del Ferrocarril
Sud: «También destacó su figura por aquellos lares Carlos Nasca, un italiano
profundamente encariñado con las costumbres criollas, al grado de ser conocido
como "El Gaucho Relámpago". De arrogante estampa, vestía "a lo
estanciero" y se especializaba en el adiestramiento de caballos que luego
alquilaba a los circos donde se representaban las incipientes obras nativas.
También formó parte de una empresa de discos fonográficos que llevaba su apodo,
muchos de los cuales aun conservan los coleccionistas. Don Carlos murió de
resultas de una coz que le aplicó uno de los animales que poseía».
Por testimonio de su señora hija lo sabemos nacido en Italia
en marzo de 1873, hijo de Juan y Magdalena Brescia; llegando al país con el que
se sustanció fanáticamente, el finalizar el siglo e instalado en la calle Garay
nº 1547 en la época del Centenario (1910).
El 27 de octubre de 1909 se casó con María Díaz, joven y
bella española nacida en mayo de 1886 del matrimonio de José y Margarita
Blanco. El matrimonio tenía muchas afinidades: la esposa, del ambiente
circense, conocida como "La Gaucha María", curiosa coincidencia que
indica, por la similitud de apodos, de la integración de ambos extranjeros con
la nueva patria.
A poco se trasladaron a la calle Juan Carlos Gómez nº 56,
vivienda que ocupó Nasca hasta su muerte ocurrida el 30 de mayo de 1936.
En el barrio de Parque de los Patricios instaló su centro de
actuación. Frente a los ex cuarteles del regimiento 3 de Infantería (Garay y
Pichincha) estableció un negocio de múltiple actividad, pues allí compuso
tangos, programo la actividad del sello editor, reunió a amigos y figuras
vinculadas a la música popular.
Compuso numerosas obras entre ellas los tangos:
"Trompito", "Puro corte", "Qué dirán",
"Invierno", "El eléctrico" (homónimo al de Vicente Greco),
"El indiscutible", "Hagan buches", "Quién lo
diría", "El clarín", "Feria franca" y "Los
cardales", entre otros; la mazurca "Amor de madre" y los valses
"La oración", "El ibérico", "Noches de luna" y
"Lluvia de sonrisas".
Al compositor, nacido en el extranjero pero con vocación
criolla, infatigable propulsor y defensor de la expresión ciudadana, en los
años de su gestación debíamos demostrarle que no está olvidado. Este es el
testimonio.
Originalmente publicado en "Hombres de Tango y el
Barrio", fascículo Nº 17 del Ateneo de Estudios Históricos "Parque de
los Patricios". Abril-Junio de 1974.
fuente: TODOTANGO.
...........................................
...........................................
No hay comentarios:
Publicar un comentario