SILENCIOSAMENTE
VALS.
Era una tarde de otoño,
De otoño neblinoso,
No me podré olvidar
Te hallabas junto a mí, dulce mujer,
Henchida de emoción
Y de placer,
Soñando en la aventura
De un ayer de dicha y de bondad.
En la penumbra dorada
En la tibieza grata del nido familiar,
Recuerdo aquel instante de fervor
Y siento ante el vacío de su amor,
La angustia irremediable de un dolor
Que nunca he de curar.
Recuerdo, que sus manos
Ardían en las mías,
Y con amantes besos
Tus labios encendí,
Y en amorosas frases
Sentí que me decías:
La llama de mi vida
Se apaga para ti.
Te quise como quiere
La madre al hijo amado,
Te amé como ninguna
Me muero y soy feliz,
Si tienes un cariño,
Si tienes amarguras,
No olvides que fui tuya
Y acuérdate de mí.
Letra :
Enrique Carrera Sotelo
Música : Vicente Sipulla
fuente: HERMANO TANGO.
.......................................
No hay comentarios:
Publicar un comentario