CLARIN.COM 11-09-2012
Apenas pasó los 50 años, pero su carrera lleva 40. La
descubrieron cantando entre las mesas de un bar a los 9 y fue "niña
prodigio" en una TV que ya no es. Grabó casi sin darse cuenta con los
grandes referentes y como trotamundos pasó por Francia, Japón y Venezuela. Hoy,
asentada otra vez en Buenos Aires, presenta espectáculo en el Maipo.
"Esto empezó como un juego", es lo primero que
dice. El juego de una nena en la TV. Era otra televisión y otra niñez.
La historia de María José Mentana está atravesada por el
tango de punta a punta. Literalmente. Apenas por encima de los 50 años, su
carrera lleva más de 40. Comenzó por un azar que parece inverosímil, pero no. Y
en un programa que hoy suena inverosímil: hubo un tiempo en que la TV abierta
juntaba veinte, treinta y pico puntos de rating con un programa en el que sólo
se cantaba tango.
"Cuando íbamos a un restaurante con mi papá y mi mamá y
terminábamos de comer, yo quería ir a cantar a las mesas. Mi papá me decía
'vení, vení, quedate acá', pero a mí no me importaba nada. Fue así, una vez que
yo ya había cantado y había vuelto a mi mesa que vino un señor, Scopesi (Tito,
una leyenda entre los publicistas argentinos junto con David Ratto) y me dijo
si yo tenía ganas de cantar en TV...yo estaba loca, los ojos se me
abrían", cuenta hoy Mentana.
En Grandes Valores y otros programas como Los Fabulosos 20 o
El Tango del Millón, María José, por entonces sin el apellido, fue creciendo
frente al micrófono y las cámaras de TV, como ocurrió con otro joven de talento
precoz, Guillermo Fernández ("Guillermito" en los 70). "Esto
empezó como un juego, pero ya estaba adentro mío. Después se fue transformando
y pasó a ser una forma de vivir. Fue sumamente mágico y maravilloso. Y eso que
me pasó de chica era algo que estaba en mí, totalmente internalizado. Se dio
todo en forma natural: cantar es mi forma de respirar", dijo Mentana a
Clarín.com.
Sigue la cantante: "Y fueron viniendo los grandes maestros,
y yo escuchaba a todo el mundo. Después se fueron dando los 12 años, los 13,
los 15, los 18, los 20. Y la cosa empezó a crecer más. Yo nunca me imaginé otra
cosa que no fuera cantar".
Desde fines de los 70, los viajes se fueron haciendo más
frecuentes. Y empezaron a incluir largas estadías en el exterior. Japón
apareció en 1978 y se hizo destino habitual. "Grabé en japonés y después
de unos años empecé a viajar hacia allá. Es un país que me ha enseñado
muchísimo. Me gustó mucho la experiencia de cantar, no sólo tangos, sino
canciones famosas del mundo en japonés. Eso me permitió ir a Japón muchas veces
cantando y contándole a la gente lo que cantaba. Después estudié dos o tres
años porque iba mucho y yo tenía que retribuir...soy muy atrevida".
A mediados de los 80, una visita puntual a París con Osvaldo
Piro terminó extendiéndose por cuatro años. Allí, María José pasó a ser María
José Mentana. "Una vez subió a cantar conmigo Horacio Ferrer, yo casi me
desmayo, y él me propuso que me agregara el apellido para cerrar la identidad.
Fui muy criticada porque la gente me dice que era mucho más conocida como María
José. Pienso que sí, pero también siento que mi padre me ha acompañado mucho
así que mi apellido paterno lo llevo con mucho orgullo". Finalmente, entre
idas y venidas a Buenos Aires, apareció Venezuela. Un contrato de cuatro meses
terminó en la conducción de un programa de TV y otro de radio.
Ahora, Mentana parece asentada otra vez en Buenos Aires. Y
en el Maipo Kabaret (donde actuará en los próximos miércoels de septiembre) se
le ocurrió "hacer algo diferente": subir al escenario como cantante
para narrar. "De Buenos Aires a París cuenta la historia de una mesera
argentina que sueña con cantar y triunfar en Europa. "Es una historia muy
sencilla –reconoce- pero real al cabo. Todas las personas que tienen el deseo
de estar en un escenario sueñan".
Al margen de esas presentaciones, que terminarán este mes en
el teatro porteño y se extenderán en el futuro en el interior del país y en
algunos puntos bonaerenses, para el futuro queda un disco en vivo ("A mí
el estudio me ensombrece un poco, soy una cantante del vivo") abrazada a
ritmos diversos, pero con el tango invariablemente como eje.
Y sin temerle al recuerdo: "Hace unos años un
coleccionista me escribió diciéndome que tenía una grabación mía con Floreal
Ruiz. Yo no tenía nada con él. Casi me desmayo. Pude compartir escenarios y
charlas hermosas con (Alberto) Marino, con el mismo (Alberto) Podestá, que por
suerte lo tenemos. Tengo una carta escrita que guardo en su sobrecito y en mi
corazón de Mercedes Simone. Palabras que tengo de Nelly Omar, con Tita Merello,
con Beba Bidart...es gente muy grande. Fuimos muy privilegiados".
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