viernes, 9 de noviembre de 2012

ENTRE GAUCHOS .....EL ARREO, 25

LOS ESCRITOS DE ROLANDO
ENTRE GAUCHOS Y PEONADA
publicado en la página webb TODOTANGO.
MESA DEL CAFE / FOLKLORE
Rolando Moro  29/11/2010 



EL ARREO
-Luego del acontecimiento…..¡¡no regresó jamás!! De esa forma terminó su relato el Nicanor.
El viento cimbraba el lomo de la laguna y los sauzales se inclinaban sobre el pirizal obedeciendo el prepotente paso de la sudestada, que trayendo ráfagas de agua había confinado en la matera a toda la peonada.
Perfecta rueda, cuyos rayos solo se movían al compás de los diferentes relatos y el mate tomaba su descanso emocionado ante las vivencias de la peonada.
-Porqué no recuerda aquel arreo Don Breard, aquel del paraje Curuzú Cuatiá (cruz marcada).
- Hace tantos años del suceso, como 60 si mal no recuerdo.
- Cuente que a los muchachos les gusta.

Mocetón más ágil que un guazuncho, encarador como yacaré coroi. De unos veinte abriles por aquella época, amaba los arreos, pues eran mi forma de viajar por los pagos y solía engancharme en todos los que me requerían…Encima me pagaban!
La Golondrina era una gran estancia por los pagos del guaycurú, su patrón ya tenía el visto bueno del Comisario de Tablada, para mover 400 vacunos a invernada, 15 leguas al oeste.
Supo hablarme el “Moncho” Duarte, que sería el capataz de tropa. Acepté al toque el conchabo, que llevaría unos 8 días y sus noches.
Preparé el alijo y antes de la alborada ya estaba mirando los animales. Éramos siete hombres y cuatro perros seguidores y baqueanos. Cinco de la comarca y dos que venían del Sur. El más joven tendría mi edad, alto y por sus ropas y movimientos se notaba que conocía de arreos. Nos miramos como midiéndonos, agregó, me llamo Egidio, venga la mano, inmediatamente comprendimos que seríamos amigos pues ambos gustábamos de las mismas cosas camperas. El otro sureño era callado y profundo. Tendría entre 40 y 50 años, el ala ancha retobao en la frente, dejaba ver unos ojos negros vivaces, rostro redondo con nariz fina y anchos bigotes, donde podía leerse fácilmente el mensaje dejado en otros tiempos por el “León español” en alguna “Y” nativa. Pelo cortado con tazón, a la usanza Mocoví, cuerpo fuerte y el barbijo trataba de disimular alguna diferencia arreglada con acero, que le corría de arriba-abajo en la jeta. Solo abrió la boca pa´decir que se llamaba “Mencho”.


-Brearsito, vos te vas a encargar de la punta izquierda con “leoncito” que tiene muchas arreadas y es baqueano en el retome, Nicanor cerrará el ala por detrás.
Punta del lado derecho pal´ Egidio, el Mencho con “lobito” cuidarán la espalda. Nosotros empujaremos la tropa de atrás…..Mucho cuidado con los torunos mañeros que llevamos, que no les ganen el embalzao cuando crucemos el bajo, ni el caraguatal antes del palmeral viejo
Un sapucay pucú y los gritos de….¡¡Hopa, hopa, hopa!! , mezclados con el restallar de chicotes arrieros y el ladrido de los perros, pusieron en marcha a la enorme mancha oscura que se retorcía como inmensa Curiyú que despierta para recibir al sol.
Con la alborada ya estábamos en campo abierto. Arriba los “Caraunée” en grandes bandadas, iban escribiendo sílabas negras que se alargaban y cerraban, con la pereza del amanecer. Siríacos chiflones rumbeaban al norte, presagiando tormentas que sólo ellos pueden ver y los “Iribú” formaban una espiral aérea marcando el lugar donde algún animal dejaría su sal en la tierra.
Cerca del mediodía, los animales se empezaron a poner nerviosos y el norte arqueaba los espinazos del pajal, mientras levantaba la polvareda que la tropa apuraba desde el suelo.


Cinco toritos mostraron su rebeldía apartándose de las mangas, buscando caminos de libertad. Entre gritos y ladridos, Eligio y yo clavamos nazarenas para cerrarles camino. “Leoncito” detuvo cuatro, pero un “barcino” retobao bajó guampas para encarar. Los lazos volaron al unísono y al toque las argollas se ciñeron en el cogote del rebelde y a pura cincha lo retornamos al arreo
-Brearsito, luego del terraplén viejo vamos a encarar por la rinconada de Ledesma, se viene tormenta fuerte pues las hormigas echaron alas y la bichada está inquieta, antes de llegar al estero tenemos protección pa´que no se dispersen los bichos si cae aguacero dijo Duarte, cuando a la carrera se arrimó al avance del arreo.
El estridente grito de los chajá, el alboroto de los aguá peazó, parejas de chiflones, garzas y carreras de carpinchos, iban marcando el avance de la tropa. De golpe un trueno indicó que el cielo se nos venía encima. A fuerza de gritos logramos hacer el rodeo en el bajo donde teníamos resguardo. Tres Ybirá pitá copudos nos ofrecieron buen cobijo pa´la tormenta.
Desensillamos y maneamos en la paja alta a los fletes, con las ancas rumbo norte, al momento un rayo llegó acompañado de las primeras gotas, que se convirtió en diluvio en poco tiempo.


Tormenta fuerte como recuerdo pocas, la oscuridad se vino encima y pudimos ver como se encendían árboles bajo el intenso calor de los rayos. Nicanor apuró una señal de la cruz y se encomendó a Santa Rosa, su padre quedó en otro arreo por un rayo.
Cada relámpago iluminaba el entorno y clausuraba imágenes en expresiones grotescas. De golpe “Mencho” preguntó…..¿De quien es esa cruz en la lomita?
Duarte le contestó casi a los gritos…..¡Dicen que de un paisano que hizo pacto con el diablo y quedó allí en una tormenta fulera!
Un alma piadosa le hizo la cruz de palo santo, pa´que no ande penando, pero dicen que es yeta acercarse bajo una tormenta a la cruz. Algunos queriendo vencer la creencia, se acercan y marcan la curuzú con sus cuchillos.
-Creencias de cagones, agregó Mencho.
-Mire paisano, las creencias se deben respetar, los gauchos tienen valor pa´enfrentar todo tipo de peligros, pero a una creencia jamás
-Apuesto lo que quieran que voy y marco la cruz con mi cuchillo.
La tormenta iba ganado en intensidad, oscuridad, viento y relámpagos, cubrían todo el pago. Teníamos puestas las capas de arreo, echas de hule grueso que nos protegía del diluvio que se nos vino encima. Con cada rayo, la cruz se marcaba sobre el paisaje y el Surero con los ojos fijos en ella.


-Cagones, solo los brutos creen esas cosas del diablo, apuesto la cuadrada que voy y clavo mi cuchillo en el palo santo.
Nadie contestó al desafío, tres se taparon completamente con las capas y el resto miraba para otro lado, enterrados profundamente en sus sentimientos. Sólo Duarte habló para repetir….¡¡LAS CREENCIAS SE DEBEN RESPETAR!!
Al cabo de una hora la tormenta era tan intensa que creímos que de esa no salíamos.
De golpe un rayo ilumina la imagen de Mencho rumbeando a la cruz, que se encontraría a unos ciento cincuenta metros.
Mudos, con cada rayo veíamos avanzar al hombre trastrabillando hacia la cruz marcada.
Luego con un relámpago muy intenso y largo, vimos como sacaba el acero y desde su cintura, tiraba la puñalada que se enterró profundamente en la curuzú cuatiá.
La oscuridad nos devolvía en sombras el grito entrecortado del hombre…¡¡Ché poí añá menbuí…ché poí añá menbuí!! (largáme hijo del diablo)
Luego de un rato silencio, silencio, silencio, solo el latir de corazones y la persignación de los paisanos, indicaban que estábamos vivos.
Colgaba de su capa cuando el corazón le dijo basta, su cuchillo profundamente clavado en la cruz había arrastrado al hule en la puñalada final, un desafío a las creencias que nunca debió hacer.
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rolandomoro 01/12/2010
Para el amigo que preguntó varios significados de palabras usadas en el relato.
En todo el noreste nuestra gente se comunica con el llamado “Yopará”, un híbrido del castellano y guaraní.
Muchas expresiones no coinciden con los idiomas y lenguas originales. Por ejemplo; Curuzú Cuatiá.
En Guaraní puro es “cruz marcada”, en yopará significa “cruz de papel”.Originalmente curuzú es cruce de caminos, senderos y cuatiá significa marca, señal.
Yacaré Coroi significa “clueco”
Aña Menbuí en cambio, significa “hijo del diablo”
Iribú es el “cuervo”
Ybirá pitá es un tipo de árbol que nace cerca del agua (pitá es rojo)
Caraguatá es una variedad de cardo espinoso
Carauneé es un ave negra, similar a las bandurrias.
Pucú, es largo
Monbuirí, lejano
Curiyú es una víbora de esteros y bañados de gran tamaño
Siriacos son llamados los Suirirí, anátidos de gran difusión.
“Y” simbolismo de una mujer con las piernas abiertas.
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unicabettyboop 01/12/2010

Rolando, está muy bueno el relato del ARREO, muy bien escrito, y gracias por las aclaraciones de algunos términos, porque los que estamos en la ciudad, yo por lo menos, pero ahora veo que más amigos no entendíamos todo.... así que está bueno aclarar algunos vocablos para comprender cabalmente.
La gran mayoría de estas historias son muy lindas, los sueños de don EDEN.... y los más graciosos.... la panoplia con el manubrio de bicicleta, el Pilincho, la Tacha, el Carpincho, los pumas..... que son más graciosos tambien están muy buenos.
Tal vez deberías escribir un libro contando todas las historias, los personajes, las costumbres, las cacerías, las salidas de pesca.... porque para vos son cosas normales, pero para mucha gente, que no ha vivido esas cosas, son historias muy interesantes, que pintan una forma de vida bien diferente al de una gran ciudad, donde los temas son otros, y las personas y sus circunstancias también, son distintas.
Bueno, es sólo una sugerencia, pero te felicito por todo este posteo completo.
Recuerdo también otro posteo, Cosas y casos del campo, y algunos más.
MUCHAS GRACIAS!!!!!!
Un beso para vos por todos estos aportes.
Graciela.

rolandomoro 01/12/2010
Graciela, muchas gracias por tus conceptos.
Si bien los relatos son construidos en el momento, muchos de sus personajes existieron o existen. Me siento el adalid del “desorden”, el solo hecho de tener que sentarme y escribir en secuencias literaria, me espanta, me inhibe, nada fluye naturalmente. Me place sentir el ser un libertario de recuerdos, el relatar hechos debe divertirme.
Anécdotas de nuestra gente me impulsan a la risa en soledad, tanto, que por momentos si alguien se aproximase, no entendería mis sonoras carcajadas, pues la rueda de personajes me tiene siempre participando activamente con ellos.
Las vivencias de los relatos son reales, solo algo de maquillaje de momento, pero con “viento a favor”, todo fluye naturalmente y en muchas ocasiones ni corrijo los errores ortográficos. Los escribo de un tirón y levanto a la página.
Cacería de Campo es un hecho real. Ocurrió tal cual se lee durante un tiempo en que era presidente del Tiro Federal Argentino (Resistencia) y si bien los personajes son literarios, el resto, aun el trofeo, ocurrió.
Don Éden fue el padre de mi madre, pero los sueños fueron de Inocencio, mi abuelo paterno fallecido en 1924.


La Tacha fue una mujer, tal lo cuentan los relatos, “madama” del pueblo de mi infancia, “El Zapallar”, cuyos senos eran enormes.Gracias nuevamente por tus conceptos. Soy una persona de reír muy poco, casi nunca, pero los relatos de tiempos idos, me sumergen en ella. 
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ENTRE GAUCHOS Y PEONADA
publicado en la página webb TODOTANGO.
MESA DEL CAFE / FOLKLORE 

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