COMO SI LA VIDA SOBRARA, este nuevo
poemario de Olga Ferrari, es un trayecto introspectivo, digamos, un balance en
la intimidad, desplegado en poesía de relevante tono. Un libro más de adentro
en su ya rica y original producción literaria.
Es así que el paisaje mismo, traído
por su observación –siempre fina- se transmuta en poiesis, en el sentido de
iluminación como lo proponía Heidegger.
La casa, el verde jardín, el mar, los
recuerdos, circundan los incesantes instantes creativos de nuestra poeta,
claro, cuando “el silencio se vuelve poema”: sí, a la manera de Arte Poética,
como cuando escribe “No me pidas que
sea capaz/de navegar
las aguas de un poema”.
Sólo uno puede conjeturar, aproximarse
al acaso de su intimidad y de su memoria, que “vivirán como trozo de pan fresco
y tierno”, contemplando las nomeolvides, a la vez que traza verso a verso, “paso
a paso” su amada poesía.
Imágenes creacionistas, pinceladas
cromáticas, sutiles madejas laberínticas despliegan temas como el tempus fugit
y el ubi sunt, que atraviesan en
muchos pasajes “el tren de la vida”, que trae marcas del pasado y que sin
embargo, sigue como si la vida sobrara.
Invocaciones a la Esperanza, al
rescate Existencial, la poeta se indaga acompañada de “los fantasmas en la noche”, el yo poético
se abroquela herméticamente y “avanza al revés de los espejos”, para que su
imaginería dictadora nos brinde excelencias en este nuevo libro, tras la
amalgama – acaso sufriente- de “fantasías y sueños”.
Olga Ferrari luce su lenguaje,
escribiendo lo que siente, acompañada por el huésped insaciable del tiempo,
mientras se permite respirar un aire fresco con la promesa de otro amanecer.
SEBASTIAN JORGI
(contratapa del libro)
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