Lueve/llovía y las mías hermanitas
corren/ corrían disparadas hacia la cocina
que las recibe loca de contenta
con harinas caídas del cielo
para levantar tortas fritas,
piedras preciosas de gustar
en gloriosas tardes de lluvia.
Fiesta para los dedos voraces,
para el olfato adivinador fiesta,
fiesta para la mirada codiciosa,
banquete, mesa tendida en el paladar dichoso,
fiesta musical para la danzarina fritura.
Es otoñalmente cierto,
las mías hermanitas ya no están
pero llueve, entonces ellas regresan
felices, alborotadas, al ritual
de recibir harinas del cielo
para volver a levantar tortas fritas
y no acabar de morirse
Jamás.
MARCOS SILBER
Del libro LEVITACIONESEdiciones Ruinas Circulares
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