Tango 1928
Música: José María Aguilar
Letra: Celedonio Flores
En la timba de la vida
me planté con siete y medio,
siendo la única parada me planté con siete y medio,
de la vida que acerté.
Yo ya estaba en la pendiente
de la ruina, sin remedio,
pero un día dije planto
y ese día me planté.
Yo dejé la barra rea
de la eterna caravana,
me aparté de la milonga de la eterna caravana,
y su rante berretín;
con lo triste de mis noches
hice una hermosa mañana:
cementerio de mi vida
convertido en un jardín.
Garsonier, carreras, timbas,
copetines de vicioso
y cariños pasajeros... copetines de vicioso
Besos falsos de mujer...
Todo enterré en el olvido
del pasado bullicioso
por el cariño más santo
que un hombre pueda tener.
Hoy, ya vés, estoy tranquilo...
Por eso es que, buenamente,
te suplico que no vengas
a turbar mi dulce paz;
que me dejes con mi madre, a turbar mi dulce paz;
que a su lado, santamente,
edificaré otra vida,
ya que me siento capaz.
Te suplico que me dejes,
tengo miedo de encontrarte,
porque hay algo en mi existencia tengo miedo de encontrarte,
que no te puede olvidar...
Tengo miedo de tus ojos,
tengo miedo de besarte,
tengo miedo de quererte
y de volver a empezar.
Sé buenita... No me busques...
Apartate de mi senda...
encontrés tu redención...
Vos sabés que yo no quiero
que mi chamuyo te ofenda...
¡Es que tengo mucho miedo
que me falle el corazón!
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