JUAN CARLOS
DAVALOS.
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Juan Carlos
Dávalos fue un escritor argentino nacido el 11 de enero de 1887 en Villa San
Lorenzo, Provincia de Salta y fallecido el 6 de noviembre de 1959 en la Ciudad
de Salta.
Juan Carlos Dávalos
Vida
Su madre, Isabel
Patrón Costas, era hija de Domingo Patrón Escobar y de Isabel Costas y Figueroa
Güemes, hija de Francisco Manuel Costas Frías y de Catalina Luisa Figueroa
Güemes, hija a su vez de Francisca Güemes, hermana de Martín Miguel de Güemes.
Juan Carlos
Dávalos pasó la mayor parte de su vida en la provincia andina de Salta. Con
dieciséis años fundó el periódico Sancho Panza junto a David Michel Torino.
Ocupó varios puestos de gobierno, fue profesor, Director de la academia de
letras argentina, director de los Archivos Provinciales de Salta y de la
biblioteca local. Una calle de Buenos Aires lleva su nombre en su homenaje.
Obras
Dávalos publicó
un extenso y valioso trabajo, temáticamente cercano no solo a su hogar y la vida
en los Andes de la Argentina, sino también fuera de los círculos de las
fronteras de su país.
Escribió poemas, obras de teatro, ensayos y cuentos
cortos, entre los cuales "El viento blanco" se ha ganado un lugar en
el inconsciente colectivo de muchos sudamericanos, siendo parte de innumerables
libros de literatura universitarios y de preparatoria.
Los casos del zorro son
una serie de fábulas infantiles con personajes autóctonos de la zona andina
como el quirquincho o armadillo, el cóndor, el zorro, el yaguareté, etc. Relata
divertidas historias con moralejas, su difusión es muy popular entre la zona
andina y pasan de padres a hijos como historias para dormir.
Su obra está
considerada entre las más importantes piezas de literatura argentina y
americana del siglo XX.
Junto con Jorge Luis Borges, Pablo Neruda y otros
literarios, comprendieron el siglo de oro de la literatura sudamericana.
Sus Trabajos:
Poemas
De mi vida y de
mi tierra, (Salta, 1914)
Cantos agrestes
(Salta, 1917)
Cantos de la montaña
(Buenos Aires, 1921)
Otoño (Buenos
Aires, 1935)
Salta, su alma y
sus paisajes (Buenos Aires, 1947)
Últimos Versos
(Salta, 1961)
Narrativa
Salta (Buenos Aires, 1918)
El viento Blanco (Buenos Aires, 1922)
Airampo (Buenos Aires-Córdoba, 1925)
Los buscadores de oro (Buenos Aires, 1928)
Los Gauchos (Buenos Aires, 1928)
Los casos del zorro (Buenos Aires-Córdoba,
1925)
Relatos lugareños (Buenos Aires, 1930)Los valles de Cachi y Molinos (Buenos Aires, 1937)
Estampas lugareñas (Tucumán), 1941)
La Venus de los Barrial (Tucumán, 1941)
Cuentos y relatos del norte argentino
(Buenos Aires, 1946)
El sarcófago verde y otros cuentos (Salta,
1976)
La Cola Del Gato (Buenos Aires,Eudeba 1963)
Teatro
Don Juan de Viniegra Corazones (Salta,
1917)
Águila Renga, comedia política
(Buenos
Aires, 1928, escrita junto a Guillermo Bianchi)
La tierra en armas
(Buenos Aires, 1935,
escrita junto a Ramón Serrano);
Producción total
Obras Completas de Juan Carlos Dávalos, 1997
fuente: WIKIPEDIA.
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LA NACION - 12-4-2008
Rincón gaucho
JUAN CARLOS DÁVALOS
el recuerdo de un poeta de la tierra
Nació el 11 de enero de 1887; su sangre lo unía a
encomenderos y patriotas, su espíritu, a la tierra india
Su escritura es barro de su tierra. El mismo era geografía,
su cuerpo le pertenece a la montaña y su voz al viento. Subiendo repechos,
bajando hoyadas, esquivando cardones, anduvo su niñez. A los trece años, cuando
murió su padre, marchó a tierras calchaquíes, a la finca de la familia
Isasmendi, donde su bisabuelo había tenido una enorme encomienda que hoy ocupa
todo el departamento de Molinos, provincia de Salta.
Juan Carlos Dávalos nació el 11 de enero de 1887, en San
Lorenzo, Salta. Su sangre lo unía a encomenderos y patriotas, su espíritu, a la
tierra india. Ya de joven fue recogiendo historias, respirando la fatiga de La
Puna en cada verso. Esos collas que bajaban callados del cerro repetían en la
mirada del poeta lo que sus palabras no decían. Y los chivos que andaban
haciendo equilibrio por la áspera ladera se convertían en su puño en ripiosas
expresiones.
Fue congregando el espíritu ventoso de una región que
quedaba lejos. Con afán de nombrador le fue poniendo rostros a las historias
desperdigadas. Por el surco negro del tabacal llegó en su verso Andrés Ramírez,
mientras que otro poema tironeaba el burro de Don Ventura Perdigones, antiguo
verdulero español. Sus versos fueron abriendo paso entre las ramazones del
monte junto a Amadeo Alzogaray. Así se asomaron Loreto Peñaloza y Antenor
Sánchez, por nombrar algunos de sus tantos paisanos. A Serapio Guantay, puestero
del cerro San Lorenzo, le escribe unos versos: "viviendo yo en el poblado,
tu en las breñas/ sin saber me edificas/ sin discurrir me enseñas/ con esta
noble vida que practicas".
Aquellos relatos ásperos hurgan entre la piedra, persiguen
un rastro antiguo. Son memoria, raíz que vuelve de tiempos olvidados tras la
cultura andina arrastrando un español castizo. Pero no sólo le canta al paisaje
ni se queda en la historia, también le escribe al hombre y a su dolor, al
destino misterioso que se confunde entre la tierra y el cielo, entre el trabajo
y el sueño, entre el olvido y la memoria.
Su obra
A los 16 años, junto a David Michel Torino, fundó un diario
que no funcionó. Años más tarde fue nombrado profesor del Colegio Nacional, en
Salta. En 1914 publicó su primer libro, De mi vida y de mi tierra. Luego
llegaron los Cantos agrestes, su principal poemario, Los valles de Cachi y
Molinos, El viento blanco, Salta, su alma y sus paisajes y Los Gauchos.
Fue él quien llevó en una oportunidad a Atahualpa Yupanqui a
recorrer los puestos de los cerros, haciéndole conocer el alma de los Valles
Calchaquíes. Esa travesía guarda un eco indio de más de cien años de
resistencia.
En 1821 también lo visitó Ricardo Güiraldes. Inquieto pero
sereno, Dávalos fue apodado Don Sancas por sus piernas largas. No se arrimó a
la levedad de una clase acomodada. Cantó la vida provinciana y cuando la
mayoría puso su mirada en Buenos Aires, él no se dejó encandilar por las luces
de la gran ciudad.
Se apartó de los círculos literarios y, hundido en su Norte,
continuó recorriendo los rincones. No era su distracción la escritura, era su
entraña.
En 1937, en una de sus peregrinaciones, se largó a recorrer
ochenta leguas de valle durante varios días. Aquella vez anduvo por El Churcal,
Banda Grande, Molinos, Seclantás, Laguna Brealito, San José, Cachi y Payogasta.
Una vez más ingresó a caballo norte adentro, se zambulló en el pasado, buceando
la historia natural por los cerros, apuntando los gestos de la montaña. Sus
notas van repitiendo el tintineo lento de un cencerro, el silbido del arriero
que apura una tropa, van trepando cuestas medanosas, vigilando los asaltos del
puma. Sobre su mirada vuela el polvo del tiempo y descansa el silencio hondo de
la piedra. Comulgando con su tierra fue mezclando quietud viva, horizontes,
arrastrando los sedimentos de una poesía torrencial. La de Dávalos es una voz
antigua que enlazó en sus páginas el gesto sencillo de la región y la gravedad
del universo, haciendo brotar de la simple observación una reflexión fecunda.
Tiempo después ese árbol de poesía entregó la savia a sus
hijos y floreció hecho música en sus nietos. Como burlándose del éxito murió el
6 de noviembre de 1959 en Salta. Su amigo, el poeta Manuel J. Castilla, le
dedicó entonces unos versos: "porque la tierra viva se quedó en las manos/
como una húmeda sombra enamorada/ Yo digo que la tierra lo nombra en la
semilla". El viento blanco fue gastando sus días y el tiempo fue tapando
sus huellas. Su memoria es un poema que todavía el pueblo no ha escrito. .
fuente:
Nota publicada en LA NACION.COM
Edición impresa del 12 de abril del 2008
RINCON GAUCHO.
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JUAN CARLOS DÁVALOS
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JUAN CARLOS DÁVALOS
IMAGEN DE JUAN CARLOS DÁVALOS, POETA,ESCRITOR,
TOMADA DE INTERNET.
TOMADA DE INTERNET.
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