OSVALDO MANZI.
.........................................
Semblanza de NESTOR PINSON
publicada en la página webb TODOTANGO
Nombre completo:
Osvaldo Ramón Manzione
31
de agosto de 1925, Buenos Aires– 18 de abril de 1976
Egresado del Conservatorio Nacional de Música, se
perfeccionó primero con el maestro Eduardo Velisone, luego armonía con Athos
Palma, Juan Carlos Paz, Gilardo Gilardi, Teodoro Fuchs y en piano, con Ewin
Erlich.
A comienzos de la década del cuarenta, Radio del Pueblo
pretendía tener su orquesta estable, lo consiguió por un par de años. En ella
figuraba como pianista un casi adolescente Osvaldo Manzi quien, más adelante,
integraría —sin seguir un orden cronológico— las formaciones de Florindo
Sassone, Miguel Zabala, Elvino Vardaro, Edgardo Donato, Manuel Buzón, Joaquín
Do Reyes y Enrique Alessio.
Su primera experiencia como director de orquesta data de
1949 y fue fugaz. Se recuerda su paso por el Café Marzotto y entre los músicos
que la integraron estaban Leopoldo Federico, Antonio Rossi y los cantores
Roberto Ray y Oscar Larroca. Después, incursionó en el folklore y formó el
grupo “Los pregoneros”, junto a los guitarristas Neira, Vila y Castell.
Integró también las orquestas de Hugo Baralis y de Héctor
María Artola, con quien compuso algunos temas.
Entre los años 1953 y 1955, dirigió la orquesta de Alberto
Marino, solamente para seis grabaciones y en forma intermitente, pues el
cantor, en ese lapso, fue también acompañado por otros conjuntos y por
guitarras.
Quinteto Piazzolla: Manzi, Tirao, Kicho y Agri
En 1954 llegaría el momento más brillante de su carrera al
ingresar a la orquesta de Aníbal Troilo, para ocupar el lugar que había dejado
Carlos Figari. La relación se extendió hasta 1957. En ese lapso fue el pianista
del “Gordo Pichuco” para todas sus presentaciones y grabaciones, participando
en 29 registros. El primero fue el tango “Los cosos de al lao” de José Canet y
Marcos Larrosa, con Jorge Casal, el último, otro tango: “Retirao”, de Carlos
Posadas. Su lugar fue ocupado por Osvaldo Berlingieri.
Entre los años 1957 y 1959, participó en la formación de
Osvaldo Pugliese como reemplazo de este, solamente cuando por alguna
contingencia no podía hacerse presente. De su paso por esta orquesta quedan sus
declaraciones efectuadas para la revista “Crisis” (1975). Fue el último
reportaje antes de su fallecimiento. Allí se explayó en forma halagadora para
con el maestro. Dijo: «La suya fue una orquesta tanguera dirigida a lo bailable
sin descuidar sus pretensiones armónicas. Fue y es un estudioso, no es un autodidacta,
me consta. Está probada su capacidad técnica dentro de la música. Como
compositor tiene hermosos tangos, los conocidos y una cantidad igual o mayor de
composiciones desconocidas, porque las creaba y las dejaba ahí para quien las
descubriera. Jamás lo vi con la obrita debajo del brazo ofreciéndola. En esta
faceta se destacó en lo rítmico, pero sin dejar de ser un romántico. Todas sus
composiciones tienen momentos donde se trasluce ese romanticismo.»
En toda su carrera hay una búsqueda hacia un sonido distinto
para el “tango tradicional”. Cuando en 1959 tuvo su segunda experiencia como
director de orquesta, llevó como primer bandoneón y arreglador a Eduardo
Rovira. Quedó el testimonio de un disco 78 rpm: “Febril”, del propio Rovira,
donde se pueden apreciar las virtudes de ambos músicos en toda su magnitud. Se
trata de un hermoso tango, excelentemente interpretado y con un arreglo del
autor, que permite el lucimiento de las cuerdas con el ritmo marcado por el
piano. En la parte final y muy breve, se destacan piano y bandoneón. El tema
que está en el acople es “Dolor milonguero”, de Cobián y Cadícamo, con el
cantor Fontán Reyes, de agradable y afinada voz, muy apropiada para los temas
sentimentales, pero con suficiente carácter para afrontar compromisos de mayor
fuerza.
En 1960 constituyó el grupo “Los Cuatro”, con Rovira y el
contrabajista Kicho Díaz, para acompañar a la cancionista Silvia del Río en
algunas presentaciones en diferentes boites y en la televisión.
O. Manzi con López Ruiz, Piazzolla y Kicho Díaz
En esa década accedió definitivamente a la avanzada del
tango. En su momento declaró: «Mi orientación musical es el swing rítmico, me
gusta la música que hago mientras no lastime al buen sonido. Esta es una época
—se refería ya al principio de los ‘70— donde muchos músicos están sin trabajo
y otros, los que valen, lo tienen en demasía, y esto incluye a D’Arienzo que,
con más de cuarenta años de vigencia, formó una cadena que no se puede romper.»
Fue el pianista del quinteto “Nuevo Tango” de Piazzolla,
entre los años 1960 y 1962. Luego, intentó nuevamente junto a Rovira una
agrupación, también de avanzada, que le permitía mayor libertad a su necesidad
de expresión. Duró poco tiempo. Retorna con Piazzolla y con él permanece hasta
1965.
En 1966 formó un trío con la guitarra eléctrica de Rubén
“Chocho” Ruíz y el contrabajo de Benigno Quintela, grabaron un larga duración
para el sello Microfón y un comentario señalaba: «Pianista de solvencia
técnica, de notable sensibilidad, conduce el trío con atrayentes solos de piano
y excelentes contrapuntos con la guitarra, consiguiendo ensambles armónicos muy
valederos.» Para los temas cantados contaban con la voz de Héctor Morano, muy
acorde para el estilo que imponía el grupo.
Luego de cortarse solo por un tiempo, se produce un nuevo y
último retorno, es en 1972, Astor lo requiere para su noneto. «El tango
necesita con urgencia el nacimiento de nuevos valores. Creo en Piazzolla por su
vitalidad y fuerza creativa. Le he dedicado mi última obra, la titulé con su
nombre.»
Si bien participó de otros intentos, no consiguió la
respuesta debida. Los años setenta para los tangos de avanzada estaban copados
por Piazzolla, quien ya llevaba más de una década de lucha para imponer sus
ideas musicales.
Fue un artista multifacético, incursionó en el periodismo,
en la poesía y escribió algunos cuentos. «No soy actor porque tengo que
estudiar, pero pongo la cara.»
Del reportaje de la revista “Primera Plana” (N° 455 de
octubre de 1971) de donde extraje los comentarios de Osvaldo Manzi, rescato
algunos párrafos, que sirven de ejemplo de su forma particular de expresarse, a
veces con cierta incoherencia y otras, con un toque de humor: «Es necesario
concebir algo más que la ejecución de una partitura... El Buenos Aires actual está
representado, entre los poetas, por Juan Gelman o Héctor Negro, pero también se
necesita de otros como Tejada Gómez o Jaime Dávalos. No se de que manera, en
esta época de grupos subversivos y secuestros... Horacio Ferrer se juega, es
uno de los pocos, a nivel popular, que está tratando temas esotéricos. Está
contra los que hacen música con mentalidad atrofiada, con quienes no se puede
conversar de nada. Estos representan la palabra “targo” (parafrasea el modo de
pronunciar la letra “n” de Gardel) y son aquellos que aún creen que el autor de
Medea, es el mismo de “haiga” y “estea”.»
No fue un compositor prolífico, pero dejó obras muy buenas:
“Simple”, “Furtiva”, “Tema para la tarde de viento”, “Quien”, “Rosal”, “No
bailes con otro”, “Tres rivales” y “Elegía”.
fuente: TODOTANGO.
.....................................
extraído del reportaje de la revista “Primera Plana”
N° 455 de
octubre de 1971
..................................
No hay comentarios:
Publicar un comentario