Un día como hoy... 29 de agosto... pero de 1840... nacía
CANDIDO LOPEZ.
CANDIDO LOPEZ.
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"Autorretrato", (1858).
Nombre completo: Cándido López
Fallecimiento 31 de diciembre de 1902, Buenos Aires
Nacionalidad Argentina Área Pintura
Biografía
Cándido López
inició su carrera artística como fotógrafo daguerrotipista en 1858 siendo
discípulo del retratista Carlos Descalzo. En un principio López se dedicó al
retrato en su ciudad natal.
Debido a que la
daguerrotipia exigía una extremada composición y planeamiento previo de la
imagen, fue en ese período que comenzó a iniciarse en el trabajo de esbozos que
le llevarían gradualmente a dedicarse a la pintura. Fue así que los
conocimientos de daguerrotipista le resultarían importantes para su posterior
carrera como pintor: se hizo observador de encuadres, minucioso por la
realidad, y se interesó por documentar lo que veía como momentáneo, para
intentar "eternizarlo".
Entre 1859 y 1863
recorrió las entonces pequeñas ciudades y poblaciones de la provincia de Buenos
Aires y sur de la provincia de Santa Fe realizando gran cantidad de
fotografías. En 1860 instaló su hogar en Mercedes, donde dos años más tarde
retrató al recientemente asumido presidente Bartolomé Mitre. Poco tiempo
después se instaló en San Nicolás de los Arroyos.
En 1863 trabó
amistad con el pintor muralista Ignacio Manzoni, quien promovió en él la idea
de explorar los colores y las perspectivas. También recibió enseñanzas de
Baldasarre Verazzi, pintor italiano afincado en la Argentina.
Estaba planeando
un viaje de perfeccionamiento a Europa cuando estalló la Guerra del Paraguay.
Se enroló como teniente en el batallón de Infantería de San Nicolás, a órdenes
del coronel Juan Carlos Boerr, de la división del general Wenceslao Paunero.
Participó en los
combates de Paso de la Patria e Itapirú. Durante el tiempo libre entre combates
– su regimiento no participó en operaciones ofensivas en ese período – pintó
varios paisajes de campamentos militares. Los envió a Buenos Aires, donde
fueron vendidos y se hicieron muy populares, ya que la población estaba
interesada en cualquier cosa que la acercara a la situación en el frente de
combate. Posteriormente participó en las batallas de Estero Bellaco, Yataytí
Corá, Boquerón y Sauce. En la Batalla de Curupayty, en septiembre de 1866, una
granada le cercena parte del brazo derecho, de modo que pasó a retiro como
inválido de guerra. Meses más tarde, tras la convalecencia en Corrientes,
regresó a San Nicolás.
Al borde de la
miseria, López comenzó a practicar pintura con su mano izquierda, aunque sólo
consideró que estaba en condiciones de volver a dedicarse al arte hacia 1869.
De modo que volvió a pintar, pero concentrándose en reflejar los campos de
batalla y los campamentos de la Guerra del Paraguay. Más tarde vivió varios
años en San Antonio de Areco y Merlo (Buenos Aires)
No obstante, no
logró prosperidad económica, de modo que en 1887 envió una misiva al ex
presidente Mitre, a quien le solicitó intercesión para obtener ayuda pública.
Mitre en cuanto sujeto muy influyente se transformó en su comitente y le aportó
un subsidio a cambio de una serie de cuadros que "documenten" la
"Guerra del Paraguay". Es así que a partir de algunos de los esbozos
realizados entre 1865-1870, López pintó sus principales cuadros entre 1888 y
1901. López intentó pintar unos cien cuadros, pudiendo concluir aproximadamente
la mitad de la cantidad que se había propuesto.
Gran parte de
estas obras aparecen con la firma Zepol, seudónimo que corresponde a la
reversión de su apellido. Pasó sus últimos años en un campo que había alquilado
en Baradero, provincia de Buenos Aires, donde falleció el último día de 1902.
Sus restos fueron
localizados en el subsuelo de la bóveda del Círculo Militar en el Cementerio de
la Recoleta.
Interior del
Fuerte de Curuzú.
"Desembarco
de tropas aliadas" (ca. 1860), exhibida en el Museo Nacional de Bellas
Artes.
Obra
Parece haber sido
su principal intención documentar escenas de la guerra, no todas, sino
determinados momentos "épicos", aunque sin ninguna grandilocuencia y
ningún patrioterismo. Trató de ser "neutral" desde la perspectiva de
los "aliados", y parece haberlo intentado sinceramente.
Sus cuadros
bélicos curiosamente no transmiten una emotividad bélica, ni mucho menos
sufrimiento; más parecen ser una serie de valiosas "postales".
Cándido López parecía intentar evadir el sufrimiento pintando curiosas escenas
en las que a veces su mirada buscaba reposar en el paisaje natural, impasible y
neutro donde la tragedia ocurre.
Del mismo modo,
los combatientes de uno y otro bando figuran más que nada como diminutas
sombras en las que se mueven los colores de abigarrados y solemnes uniformes.
La pintura de esa guerra es dantesca, al retratar movimientos de masas
abigarradas bajo paisajes serenos y en ciertos casos de ensueño, como por
ejemplo en Empedrado, entre los bellos palmares de Yatay, o bajo un arrebolado
cielo -tal cual ocurre en el cuadro llamado Invernada del ejército oriental.
Panteón de los
Guerreros del paraguay, en Buenos Aires, donde se encuentran los restos de
Cándido López.
Llama la atención
el formato inusual de sus telas apaisadas, muy horizontales, en una proporción
de uno a tres – por ejemplo 40 x 105 cm ó 48,5 x 152 cm – lo cual le ha
permitido figurar con gran detalle acciones simultáneas y múltiples,
describiendo los escenarios naturales de los episodios, al tiempo que realiza
todas las imágenes con mucha minucia, pese a las dimensiones de las obras.
Aunque
inicialmente utilizó una perspectiva triangular próxima al suelo y a la escena,
luego cambió a otra, que se volvería llamativa característica: la de los puntos
de vista muy elevados que alejan aun más la profundidad de las perspectivas,
transportando la mirada hacia distantes horizontes donde la guerra se difumina
y parece quedar anonadada... por ejemplo en los suaves, apastelados colores de
un atardecer como en un intento de distanciarse del drama. Sus estructuras
pictóricas son sencillas y firmes: entre un plano de la tierra y otro de los
cielos.
Aunque la
temática principal de Cándido López en muchos puntos coincide con la de Francisco
de Goya el tratamiento es completamente distinto, lo representado es
completamente distinto; López quizás ha preterido omitido lo nefando de la
guerra, y para hacerlo se ha ensimismado en un detallismo y una coloratura que
paradójicamente ha desembocado en imágenes idealizadas con una fuerza y una
mirada ingenuas. Sin embargo, la ingenuidad no le ha impedido expresar
patéticos símbolos: los uniformes aparecen con sus detalles, con cada uno de
los botones pero los rostros de los soldados vivos carecen de ojos y bocas...
sólo los muertos tienen boca y ojos, como si la muerte fuera la que diera el
irrecusable testimonio del mal. Por esto, la obra de Cándido López tiene en lo
formal mucho en común con la obra del douanier Rousseau; Cándido López se
incluye en la naivité (ingenuidad) y allí encontramos su curioso valor.
Sin dejar esa
"ingenuidad", el otro conjunto de cuadros relevantes de López es el
que corresponde a naturalezas muertas y a bodegones, allí los marcos son
verticales y las figuras brillan en grupos solitarios casi chillonamente sobre
fondos oscuros de matiz melancólico e intimista.
Batalla de Tuyutí.
Batalla de Curupayty.
Principales obras
Pasaje del Arroyo San Joaquín, 18 de agosto de 1865 (fecit entre 1876-1885)
Campamento argentino frente a Uruguayana, El Naranjal (entre 1876-1888)
Invernada del ejército oriental (entre 1887-1888)
Batalla de Tuyuty (circa 1885)
Naturaleza Muerta (1896)
Yataytí Corá (entre 1887 y 1902)
El Campamento Frente a Itapirú
La Batalla de Yatay
La Escuadra en Paso de la Patria
El Embarque en Paso de los Libres
Boquerón
Batalla de Curupayty, sobre la cual pintó nueve cuadros.
fuente: WIKIPEDIA.
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CHARLAS en la Mesa del Café
Mesa de FOLKLORE
publicado en la página webb TODOTANGO.
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Por: rolandomoro 26/10/2012
EL PINTOR DE LA GUERRA
En la cruenta batalla de Curupaytí, el impacto de un casco
de granada le destrozó la mano derecha a un ciudadano argentino alistado hacía
unos meses como voluntario. Evacuado a Corrientes, la amenaza de gangrena
obligó a amputarle el brazo por encima del codo. Se trataba de un joven
dibujante y cronista de 26 años, teniente segundo del ejército, que se llamaba
Cándido López.
Menos de un año después, cumplió su promesa de enviarle al
médico que le amputó el brazo un óleo suyo, fruto de una prodigiosa reeducación
de su mano izquierda. El sería, a través de sus cuadros, el documentalista
histórico de la Guerra de la Triple Alianza.
Por: unicabettyboop
26/10/2012
ROLANDO.
No sabía esta historia, ahora podré apreciar aún más la obra
de Cándido López, que me parece preciosa, y detallista, pero tiene mucho más
valor, tras haber podido superar una amputación, y poder pintar admirablemente
con la otra mano.
Gracias por compartirnos siempre temas interesantes, y
resaltar las virtudes de las personas.
Graciela.
Por: rolandomoro
26/10/2012
Gracias a ti por leer.
Como amas la cultura y aprecias los hechos poco conocidos.
En un ratito te contaré uno que pocos en nuestro país conocen y tiene que ver
con la historia nacional
Rolando
CHARLAS en la Mesa del Café
Mesa de FOLKLORE
publicado en la página webb TODOTANGO.
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