LUIS RUBISTEIN.
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Semblanza de JULIO NUDLER
publicada en la página webb TODOTANGO
Extraído y sintetizado por el autor del capítulo "Los cuatro Rubinstein: el primer holding tanguero", del libro "Tango judío, del ghetto a la milonga", Editorial Sudamericana, 1998.
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Semblanza de JULIO NUDLER
publicada en la página webb TODOTANGO
Extraído y sintetizado por el autor del capítulo "Los cuatro Rubinstein: el primer holding tanguero", del libro "Tango judío, del ghetto a la milonga", Editorial Sudamericana, 1998.
LETRISTA, COMPOSITOR, EMPRESARIO
8 de julio de 1908 – 10 de agosto de 1954
La familia provenía de Ekaterinoslav, en Ucrania. Los
padres, el zapatero Motl y María Kaplán, maestra de escuela hebrea, decidieron
emigrar ante el azote del antisemitismo, recrudecido en tiempos de la guerra
ruso-japonesa, y llegaron a Buenos Aires a comienzos de 1906 con tres hijas. En
la Argentina tendrían siete hijos más, el segundo de los cuales fue Luis,
venido al mundo en 1908 y con quien se inició la dinastía tanguera. En los
documentos de algunos de los Rubinstein desapareció la "n", pasando a
apellidarse Rubistein, como en el caso de Luis. Este, como varios de sus
hermanos, nació en la humilde casa familiar de la calle Catamarca 945, del
barrio de San Cristóbal, trozo del profundo sur de la capital argentina. En esa
vivienda ejercía el padre su oficio de zapatero remendón y la familia se
hacinaba en dos cuartos.
Carlos Gardel llegó a grabar sólo uno de los tangos de Luis
Rubistein: Tarde gris, con música de Juan Bautista Guido. Eso ocurrió en junio
de 1930. Ya muerto el Zorzal, Armando Defino, que fuera su representante, le
acercó a Luis una música inédita de Gardel para que la versificara. Así nació
"Amor", un tema que nunca alcanzó repercusión, pese a la grabación de
Francisco Canaro con Roberto Maida en 1936. Pero, como en tantos otros casos,
el disco de Gardel le aseguró perduración a "Tarde gris", que solo en
1946 tuvo tres magníficas grabaciones, por Aníbal Troilo con Foreal Ruiz, por
Osmar Maderna con Pedro Dátila y por Miguel Caló con Raúl Iriarte.
Luis había sido echado del colegio en tercer grado por
tirarle un tintero a la maestra, que lo reprendió al descubrirlo escribiendo
versos. En ese momento concluyó su breve carrera estudiantil. Ni siquiera
completó la escuela primaria. Pese a ello, además de letrista prolífico fue
periodista en la revista del editor Julio Korn "La canción moderna",
luego devenida "Radiolandia", y dirigió "Sintonía", creada
en 1933 por Emilio Kartulovic, «Kartulo», publicaciones que acompañaban el auge
de la radiofonía y del tango en ésta.
Callejero, indomable, Luis se mezcló muy pronto en los
ambientes del tango, con su ambición y su voracidad, que con los años lo
convirtió en un obeso incontrolable. Cuando conversaba con el popularísimo
cantor Agustín Magaldi, que era tartamudo como Luis, parecían estar mofándose
mutuamente. Siendo todavía un adolescente, Luis cantó con Juan D'Arienzo, pero
luego abandonó ese intento. Hizo del cabaret su mundo, con todo lo imaginable.
En mayo de 1935 creó una escuela de arte popular en la casa
familiar de Tejedor 154, en un barrio chato, algo apartado. Aquella academia,
que terminaría absorbiéndolo por completo, se mudó rápidamente a Callao 420,
casi en el Centro, en los altos de la funeraria de los Iribarne, la familia de
la esposa del presidente Ortiz (quien gobernó entre 1938 y 1940), dueña de todo
ese vasto edificio. Allí fue bautizada como PAADI, Primera Academia Argentina
de Interpretación.
Bajo aquel techo se concentraría el imperio de los
Rubistein: la editorial Select, la mencionada PAADI, cuyo negocio consistía en
proveer artistas a las radios, y PACA, Primer Archivo Cinematográfico
Argentino, que pretendía surtir de extras a los estudios de cine. PAADI estaba
tan orientada a explotar el auge radiofónico que hasta contaba con una sala de
transmisión, desde la cual se irradiaban por línea telefónica programas en los
que actuaban alumnos seleccionados. Las audiciones de PAADI cesaron con el
golpe de Estado derechista de junio de 1943, que prohibió esa modalidad, entre
tantas medidas de represión y control.
"Cadenas", el primer tango que lleva música y
letra de Luis, es de 1933. Tema de trazo grueso, fue estrenado por Mercedes
Simone. Allí comenzó una seguidilla de éxitos que le pertenecen totalmente,
como "Venganza", de argumento despiadado y estilo burdo, que sin
embargo conmovió al público, a punto tal que un cantor como Oscar Ferrari, que
lo grabó con José Basso en 1950, quedó identificado con él y debió seguir
cantándolo por décadas, aun a su pesar.
En la profusa obra de Luis son raros los momentos de poesía,
las ideas originales. Entre sus pocas letras significativas figura la de
"Noctámbulo", un hermoso tango que en 1930 escribió con música de
Armando Baliotti y del que quedaron las versiones grabadas de Roberto Maida y
de Julio De Caro con el estribillista Luis Díaz, pero luego fue olvidado.
Aquellos versos terminan así: "Es un noctámbulo sin fe/ que por la noche
del dolor busca olvidar/ la luna llena del hastío/ y el imposible de su
soñar." Desde luego que "la luna llena del hastío" es una frase
bella pero contradictoria. Si a Rubistein le sonaba bien, ¿para qué iba a
preguntarse por el sentido?
Otro punto alto fue "Carnaval de mi barrio", de
1938, que le pertenece íntegramente a Luis y que ese mismo año grabó Mercedes
Simone. Rubistein caracterizó a su obra como «Pintura callejera en tiempo de
tango». Se sentía sin duda orgulloso de aquellos versos agridulces, cuyo
narrador confiesa que "una ternura extraña" le invade el corazón. En
la misma línea y con igual inspiración forjó "De antaño", una milonga
que Juan D'Arienzo grabó con Alberto Echagüe.
Pero la pieza cumbre llegaría en 1940 con
"Charlemos", historia de un acercamiento romántico entre dos
desconocidos a través del teléfono: "Charlando soy feliz,/ la vida es
breve./ Soñemos en la gris/ tarde que llueve./ Hablemos de un amor,/ seremos
Ella y Él,/ y con su voz/ mi angustia cruel/ será más leve..." Como
impactante final, el golpe bajo de la anécdota: él es ciego. "No puedo...
no puedo verla;/ es doloroso, lo sé./ ¡Cómo quisiera quererla!/ Soy ciego...
Perdóneme."
Algo que ocultar para lograr la aceptación del otro. Algo
por lo que pedir perdón. ¿No se habrá estado refiriendo Rubistein,
inconscientemente, a su condición de judío? ¿No sería el verdadero final de su
tango "Soy judío... Perdóneme?" Esa letra la escribió cuando en
Europa había comenzado el exterminio, la Shoá, el Holocausto, y en la Argentina
campeaban los fascistas. Había llegado al mundo el cataclismo que cinco años
antes presagiara Luis en "La caída de la estantería" (música de
Edgardo Donato) de manera farsesca, hasta torpe, pero certera, anunciando que
"se aproxima el ciclón".
"Charlemos", que en menos de un año tuvo cinco
grabaciones diferentes (Carlos Di Sarli con Roberto Rufino, Enrique Cárbel,
Francisco Canaro con Ernesto Famá, Ignacio Corsini y Alberto Gómez), conmovió a
los públicos, desde Buenos Aires hasta La Habana. Condensaba en menos de tres
minutos toda una radionovela, y en cierto modo dejaba abierto el final. ¿Cómo
reaccionaría Ella? Tal vez lo amase igual, a pesar de su ceguera. Quizá pasaría
El a ver a través de aquellos ojos de mujer.
El teléfono como mediador ya le había inspirado en 1933 la
letra de "Cuatro palabras", que grabaron Mercedes Simone y Charlo:
"Que te vaya bien, me dijiste / colgándome el tubo de tu telefón./ Que te
vaya bien, murmuré,/ mascullando entre dientes una maldición." En 1936 dio
a conocer "Olvido", en colaboración con Luis César Amadori, un tango
de particular belleza, que grabaron desde Charlo hasta Roberto Goyeneche,
pasando por Lágrima Ríos, y en el que el personaje repasa su caída de la
opulencia a la privación: "Si pensara alguna vez en lo que fui / no
tendría ni la fuerza de vivir...".
En "Decime", de 1938, Luis presenta dos variantes
para la misma letra: una femenina y otra masculina. Parece suponer que los
sentimientos amorosos son iguales en el varón y la mujer. De hecho, sólo una
cantante, Mercedes Simone, grabó este tango. Pero el relativo fracaso de un
tema no podía preocupar a un autor que durante dos décadas acumuló una serie
interminable de sucesos, muchos de ellos con múltiples grabaciones. Entre sus
tangos más cautivantes se cuentan el ya mencionado "Nada más";
"Juro", con música de Ciriaco Ortiz, de 1936; "Yo también",
de 1940, con Luis Nicolás Visca, y del mismo año "Igual que ayer",
con Luis Bayón Herrera; "Ya lo ves", con D'Arienzo, de 1941, como
también "Cautivo", con Egidio Pittaluga, que se oye en la película
"La tregua", de Sergio Renán; "Si tú quisieras", de 1943
(música de Francisco Pracánico); "Marión" (aparente plagio musical de
un tango llamado "Sentimientos") y "Dos palabras, por
favor" (éste con música de Visca), también de 1943; "Rosa de
tango", de 1944 (en el que reutilizó la melodía de su anterior
"Cuatro palabras"); "Dos ojos tristes" (música de Oscar de
la Fuente) y "Plomo", de 1947, y "Tu perro pequinés", de
1948. Este último es, quizá, el mejor tango de todos los que concibió Luis, y
aunque sólo fue grabado por Aníbal Troilo con Edmundo Rivero, esta inigualable
versión bastó para mostrar todo su valor.
Aunque Rubistein nunca fue una letrista sutil, qué lejos
estaba ya de aquél que escribiera "Dominio" veinte años antes,
superponiendo a la fina melodía de Elvino Vardaro aquellos versos brutales:
"Yo sé que sos tan falsa y tan canalla/como la vil serpiente ponzoñosa./Sos
tan ruin mujer, tan venenosa,/que está en tu ser la víbora del mal." En
1948 escribía, en cambio: "La vida, tal vez,/se ensañó y a sangre fría/ me
regala la ironía/de este cuadro hecho al revés./¡Cómo quisiera tener/para mi
frío espantoso/ese abrigo tan celoso/de tu perro pequinés!" Así es otra
cosa.
Luis podía idear varios temas en un mismo día. Hubo épocas
de su vida en que se convirtió en un verdadero fabricante de canciones,
acumulando una obra indeterminable. En 1928 utilizó como seudónimo Nietsibur,
leyendo su apellido al revés, para firmar "Callejas solo", con música
de Juan D'Arienzo, dedicado a un jockey. Este tango se había llamado en 1926
"Rodolfo Valentino" con su primera letra, que exaltaba al actor tras
su prematura muerte, y se llamaría "Nada más", en 1938, con la
tercera, convirtiéndose recién entonces en un éxito.
La vasta creación de Luis incluyó algunos obras
comprometidas. La más primitiva de ellas fue el tango "El camino de Buenos
Aires", con música de Francisco Pracánico, grabado por éste y por Carlos
Dante con guitarras, ambos para el sello Electra y en 1928. Esta pieza está
inspirada, desde su nombre mismo, en «Le Chemin de Buenos Aires (La Traite des
Blanches)», libro que en 1927 publicó el periodista Albert Londres para
describir y denunciar el tráfico de mujeres sometidas a prostitución entre
Europa y el Río de la Plata. Esta letra de un Rubistein aún muy rudimentario,
que habla de un "caften (rufián) criminal", lo enfrentaba con la
poderosa Zvi Migdal, mafia de tratantes judíos.
En 1942 Luis escribió la letra de "Yánkele (Mi
muchacho)", intercalando algunos versos en ídisch y con música de su
hermano Elías. Esta canción, que grabó dos veces el conjunto del acordeonista
Feliciano Brunelli, fue compuesta especialmente para "Soy judío", una
obra de Luis Pozzo Ardizzi que se propalaba por radio del Pueblo con enorme
éxito, al mismo tiempo que en Europa ser judío equivalía a una condena al
suplicio y a la muerte. La actriz que cantaba el tema era Teresita Padró, que
debió aprender fonéticamente las frases en ídisch. En "Yánkele" una
madre judía le canta a su niño, en medio de "esta vida horrible y
atroz", pidiendo que acaben los sufrimientos. Pero estaban muy lejos de
haber terminado.
Extraído y sintetizado por el autor del capítulo "Los
cuatro Rubinstein: el primer holding tanguero", del libro "Tango
judío, del ghetto a la milonga", Editorial Sudamericana, 1998.
Letras de Luis Rubistein
Amor (Tango)
Amor pagano (Canción-vals)
Año nuevo (Tango)
Apache (Tango)
Cadenas (Tango)
Carnaval de mi barrio (Tango)
Castigo (Tango)
Cautivo (Tango)
Celos (Tango)
Charlemos (Tango)
Congoja (Tango)
Criolla linda (Tango)
De antaño (Milonga)
Decime (Tango)
Dominio (Tango)
Dos palabras por favor (Tango)
Dulce vida mía (Canción serrana)
En tus ojos de cielo (Tango)
Gaucha (Tango)
Guarango (Tango)
Inspiración (Tango)
Maldonado (b) (Tango)
Marión (Tango)
Milagro (Tango)
Nada más (Tango)
Nieblas (Tango)
No se haga mala sangre (Polca)
Plomo (Tango)
Por darte rienda (Tango)
Por mishé (Tango)
Quedate tranquilo (Tango)
Quién será (Vals)
Rebelión (Tango)
Rosa de tango (Tango)
Secante (Tango)
Sello azul (Tango)
Sin rabia y sin pena (Tango)
Sinvergüenza (Tango)
Sólo una noche (Tango)
Tarde gris (Tango)
Tu perro pekinés (Tango)
Venganza (Tango)
Vida perra (Tango)
Ya lo ves (Tango)
Ya no te acuerdas de mí (Vals)
Ya sale el tren (Tango)
Yo soy así pa’l amor (Tango)
Yo también (Tango)
fuente: TODOTANGO.
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Nota:
en el siguiente enlace de la página webb TODOTANGO, se pueden leer todas estas letras de LUIS RUBINSTEIN:
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