"A veces
pienso que el rezo no se compone ni se cumple con palabras, porque el
acto de orar comienza cuando el espíritu empieza a predisponer su vuelo
para ingresar a los claros misterios que necesita. Los dedos del
instrumentista, antes de herir las cuerdas, ya están ellos heridos por
un anhelo indescifrable."
"La mano aparta hierbas, no las rompe.
Después llegan las palabras, aquellas que las gentes llaman coplas, o
décimas, o versos deshilachados que parecen decir una canción. Pero no es
la canción lo que allí importa. Es el "ucumpi" o "pujúmpi", como decían
los quechuas en los antiguos tiempos: "Del corazón, más adentro
todavía".
"Dios es aquel a quien sólo el silencio nombra",
definía el profeta. ¿Cómo nombrarlo entonces, sin profanar la callada
comarca donde el alma mora."
ATAHUALPA YUPANQUI.
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