RAFAEL TUEGOLS.
.................................
RAFAEL TUEGOLS
SU HISTORIA POR
RADIO ARGENTINA
Nota de HECTOR
BATES
Reportaje realizado el 7 de octubre de 1935, en Radio
Argentina,
y editado en el libro "La Historia del Tango".
Con aportes de NESTOR PINSON y RICARDO GARCIA BLAYA
Publicado en TODOTANGO.
RAFAEL TUELGOLS
VIOLINISTA, COMPOSITOR
11 de marzo de 1889 - 23 de abril de 1960
Nombre completo: Rafael Eulogio Tuegols
La presente nota esta compuesta de fragmentos de la
entrevista radial que le hiciera Bates al inspirado compositor, en el año 1935
-en su programa, “Tangos, autores e intérpretes en Radio Argentina”-, publicada
en su libro La Historia del Tango. Además, hemos agregado información de
nuestra cosecha, proveniente de otras publicaciones y de nuestras charlas con
Héctor Ernié, Bruno Cespi y Héctor Lucci.
Héctor Bates saluda a Rafael Tuegols
«Es posible que mi tango más exitoso haya sido “Zorro gris”,
se me ocurrió viajando en tranvía yendo para la casa de mi madre. Una vez allí
lo escribí de un tirón. A los pocos días, lo estrené con mi conjunto en el Café
La Paloma, gustó mucho y enseguida comenzaron a copiarlo.
«Era por 1920 y por entonces, el cobro de los derechos de
autor sumaba deficiencias. Cada noche que lo tocaba, veía a alguno, indudablemente
conocedor de música, que realizaba sobre papel pentagramado la notación
musical. Yo lo iba a editar con la Casa Breyer, pero de esta manera saldrían
antes las copias piratas.
«Ocurría con muchos tangos, no sólo conmigo, pero tuve una
buena ocurrencia, ponerle letra. Un amigo me presentó a un muchachito poeta y
muy rápido, me entregó la historia, debe haber sido el primer trabajo de
Francisco García Jiménez.
«Estudios regulares tuve pocos, mi familia era humilde y
pronto debí salir a trabajar. Tendría once años, cuando mi hermano mayor,
Sebastián, se da cuenta de mi atracción por la música. Yo ya tocaba la guitarra
-que había aprendido con profesores ocasionales- y entonces, me pagó los
estudios en el Conservatorio Rossini al cual pertenecía. Allí, mi instrumento
fue el violín. La guitarra la fui dejando porque ya no integraba los conjuntos
de tango, salvo ocasionalmente.
«Debuté como violinista, en teatros que ofrecían zarzuelas y
en otros dedicados al género chico, sainetes, revistas. Fue en 1914 que dejé,
tras unos cuantos años, mi empleo en el ferrocarril y traté de empezar a vivir
del tango. Formé parte de un cuarteto en un café de San Juan y Boedo, lo
dirigía desde bandoneón Antonio Gutman “El Ruso”. Y se completaba con un
muchacho Roque Ardid en el piano, Luis Aulisini en flauta y yo el violín.
«Pasó un año y aparecí en el cabaret Montmartre, junto a
Ricardo Brignolo y Luis Riccardi. Yo era muy amigo y, por supuesto, admirador
de Eduardo Arolas, pero no quería llevarme con él, su argumento era que no
podía formar parte de su conjunto un tipo que se paseaba de galera y bastón;
así de elegante andaba yo en aquellos tiempos. Pero Arolas no me iba en zaga y
Brignolo era otro parecido a mí, cosa de muchachos.
«Un día, se apareció en el Montmartre y allí se convenció.
Llegué a ser su apoderado, cuando emprendió su último viaje a París me hice
cargo de sus papeles, de sus asuntos aquí en Buenos Aires.
«En aquellos tiempos, él actuaba en el Tabarín de la calle
Suipacha 580 y para allí me fui, estuvimos juntos cinco años. Después de su
muerte, estuve diez años con Francisco Canaro.
«Y apareció el cine sonoro y nosotros perdimos una cantidad
de escenarios donde actuar. Decidí dedicarme al comercio pero no me fue bien y
regresé a la música. Estuve dos años con el conjunto de Anselmo Aieta, pero
volvió a mermar el trabajo y por supuesto la paga. En la actualidad (1936)
retorné al comercio, soy corredor de hacienda y viajo mucho por el interior del
país.»
Sus tangos más famosos son, sin duda: “Zorro gris” y
“Príncipe” —en colaboración con Aieta— y “La gayola”, de los que hay muchísimas
grabaciones. Carlos Gardel le grabó, además de estos tres: “Beso ingrato”, el
vals “El trovero (Yo te imploro)”, con letra de Agustín Irusta; “Lo que fuiste”
y “Midinette porteña”.
Francisco Lomuto —en forma instrumental— grabó dos veces
“Zorro gris”, en 1927 y en 1941. Y, en este último año, “La gayola”, con la voz
de Fernando Díaz.
Osvaldo Fresedo grabó en 1928 “Barrio Piñeyro”, con letra de
Domingo Precona y estribillo a cargo de Ernesto Famá. Ignacio Corsini hizo otro
tanto con “Relicario criollo”, en 1926, con letra de Alfredo Navarrine y, al
año siguiente, “Pasaron los abriles”, con versos de Armando Tagini.
Quinteto que actuaba en el Bar Iglesias (1918);
parados: Tuegols y Atilio Lombardo, sentados: Juan Marini,
Eduardo Arolas y Paredes
Francisco Canaro grabó “Azucena”, que Tuegols compuso en
colaboración con su hermano Juan y letra de Ernesto Rando, con la voz de
Azucena Maizani, en 1926. Charlo también con Pirincho, registró los estribillos
de “Muchacho de ley”, con letra de Tagini y “Rosina”, ambos de 1928.
Mucho tiempo después, en 1952, Juan D’Arienzo le grabó su
milonga, “Se acabaron los guapos”, con letra de Alfredo Tropiani, con el cantor
Armando Laborde.
Hay otros títulos, ya olvidados, entre ellos: “Ave negra”,
su primer tango, “Viejos pagos”, “La atropellada”, “Allá por Pedro Mendoza”,
“Paraíso artificial” también con su hermano Juan y letra de García Jiménez,
“Decreto”, letra de Roberto Roncayoli, “Horas tristes”, “Calesita de ayer” y
“Milonga del mozo guapo”.
En cuanto al éxito de su tango “Zorro gris”, su lanzamiento
al público fue casi inmediato a “Milonguita” y estamos convencidos que esta
circunstancia, más la temática de ambas letras, tuvieron mucho que ver con su
popularidad.
Los dos tangos cuentan historias sobre un ámbito poco
accesible para el común de la gente: el cabaret. Un mundo caro, con hermosas
muchachas jóvenes y sencillas, tentadas por los señores adinerados que con
falsas promesas, las introducían en una fugaz vida de lujos y placeres. Las
joyas, los tapados de zorro, las “voiturés” (automóviles), el champán y el
cabaret, eran los anzuelos, la moneda de cambio.
Cuando ellas caían en la cuenta de que todo era mentira y
efímero, muchas veces ya era tarde. Por eso, los versos que, con bellas
metáforas, expresan las penas de esas muchachas al abrigo del tapado de zorro:
“Era el intenso frío de tu alma/ lo que abrigabas con tu zorro gris”. Luego,
“Ocultabas las lágrimas santas/ en los pliegues de tu zorro gris”. Y,
finalmente: “Todo el secreto de tu vida triste/ se quedará dentro de tu zorro
gris”.
Aclaremos que no era una chinchilla, ni un zorro colorado de
las estepas rusas, los tapados se confeccionaban con nuestro zorro gris del sur
argentino, pero igualmente inalcanzable para la mayoría del pueblo.
Reportaje realizado el 7 de octubre de 1935, en Radio
Argentina, y editado en el libro "La Historia del Tango".
fuente: TODOTANGO.
..................................
No hay comentarios:
Publicar un comentario