En el Día Internacional de la Mujer....
quiero HOMENAJEAR a una MUJER, que es MADRE, ABUELA, ESCRITORA.... ha sido MAESTRA y DIRECTORA DE ESCUELA.
Pero más que cualquier otra cosa, es MI MAMÁ..!!!!!
Te quiero mucho AME..!!!!!
Qué mejor que homenajearla con este escrito, que le ha dado nombre a su libro ANTEOJOS NEGROS.
Dedicado a todas aquella mujeres que sufrieron, sufren y tal vez no vayan a sufrir violencia en sus vidas, si todas las mujeres salimos a defenderlas...!!!!
............................................
ANTEOJOS NEGROS.
AMELIA REQUENA.
A todas las “Anteojos negros”
No
puedo creer que sea cierto.
No
puedo creer que seas vos el que está ahí en el “cajón”: muerto, frío, inmóvil.
Te ves
tan chiquito, tan poquita cosa, que no parecés el bravucón, autoritario, que
fuiste siempre.
¡Quién
te ha visto y quién te ve, che Ramón!
La
muerte te redujo a tu mínima expresión.
Muerto,
hasta parecés bueno. Pero a mí no me engañás. Yo te conozco.
Y
ahora, ¿qué hacés?¿Dónde quedaron tus gritos, tus insultos? Me parece que en
cualquier momento te levantarás y todo empezará de nuevo. Ese ojo que se te
achicaba, parece que me mira. Te veo las manos quietas, pero, por las dudas no
les quito el ojo. ¿Y si se mueven?¿ Y si recuerdan su vieja rutina y me dejás
un ojo negro?
¡Qué
te tiró!¡Las veces que lo hiciste!
Cada
vez que eso ocurría, yo, con anteojos negros. Los tenía como incorporados. Eran
como mis manos o mis pies.
Cuando
me veían aparecer así, todos los del barrio sabían. Cuchicheaban entre ellos: “Mirá,
otra vez, al Ramón se le fue la mano”.
Yo, la tonta sometida, lo único que hacía era rajar. Vos, siempre me
encontrabas. Me obligabas a volver. Yo lo hacía, un poco por miedo y otro poco
por creer que ibas a cambiar. ¿Y la vez que me corriste a cascotazos por el barrio?
Decí que, por la hambruna, yo tenía un estado atlético envidiable, que me
permitía esquivar, a los saltos limpios, tus cascotazos.
¿Y
ahora, a quién vas a fajar? ¿A los yuyos? Otra no te queda. Porque te aviso: el
cajón es súper ordinario, baratieli. ¡Si no teníamos un mango! ¿Qué querés? Vos
te farreabas toda la guita en tintos y escolazos. Nos matabas de hambre.
Y
bueno, Ramón, “a cada chancho le llega su San Martín”. Eso sí, te prometo que,
cuando se me pase la bronca, voy y te dejo unas florcitas silvestres.
Para
los del barrio, seré la viuda desconsolada del Ramón.
Nunca
más con anteojos negros.
.........................................
AMELIA REQUENA
ANTEOJOS NEGROS
Editorial Hylas
Buenos Aires 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario