LUIS RICCARDI.
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Semblanza de HORACIO LORIENTE
publicada en la página webb TODOTANGO
Extractado de: Loriente, Horacio: Ochenta notas de Tango.
Perfiles Biográficos, Ediciones de La Plaza, Montevideo 1998.
Auspiciado por la Academia de Tango del Uruguay.
Auspiciado por la Academia de Tango del Uruguay.
6 de junio de 1895 - 4 de junio de 1983
Este gran pianista nació en el barrio de Congreso. Formó
parte de la generación de excelentes músicos del teclado: Enrique Delfino,
Francisco De Caro, Juan Carlos Cobián y José María Rizzuti, entre otros,
realizando sus estudios en el Conservatorio Fracassi.
En sus comienzos, fue pianista del cine mudo ambientando las
películas y luego los entreactos de la compañía teatral de Angelina Pagano y
Francisco Ducasse.
Ubicamos su primera labor en el tango en 1915, en el café El
Caburé de la calle Entre Ríos de Buenos Aires, con Ricardo Luis Brignolo
(bandoneón) y Rafael Tuegols (violín). Este pequeño conjunto al que se agregó
Atilio Lombardo (violín) se presentó, ya en 1917 en el Cabaret Montmartre,
donde a excepción de Tuegols fueron convocados por Eduardo Arolas para
actuaciones en el Tabarín y, previamente, en el Royal Pigall. Riccardi no
llegaría con Arolas y sus compañeros al Tabarín porque fue apalabrado por
Francisco Canaro para reemplazar a José Martínez.
Precisamente en el Royal Pigall ubicamos a Riccardi en el
otoño de 1918 en la orquesta de Francisco Canaro, formada por Canaro y Eduardo
Ponzio (violines), Minotto Di Cicco y Juan Canaro (bandoneones) y por supuesto
Riccardi (piano).
«Me costó mucho adaptarme porque la base era el ritmo y a
veces era necesario sacrificar la música. Yo venía de tocar de otra manera y
tenía conceptos estéticos distintos.», nos expresaba.
Estuvo entre los pioneros que el 14 de diciembre de 1920
fundaron la Asociación Argentina de Autores y Compositores de Música. Surgen
por entonces sus primeros tangos: “El pértigo”, “El lucero” y “El metejón”.
Recordaba Luis Riccardi otros compañeros que tuvo en su
pasaje en e conjunto de Arolas, como Tito Rocatagliatta y Luis Bernstein.
En los carnavales de 1924, en el Teatro Cervantes, la
orquesta de Francisco Canaro estrenaba un éxito de la autoría de Riccardi:
“Piccolo navio”, un tango humorístico que se popularizó rápidamente y fue
llevado al disco cantado por Carlos Gardel. Ese mismo año la orquesta Canaro
inauguraba la temporada del Tabarís, formada por Francisco Canaro, Rafael
Tuegols y Antonio Buglione (violines), Minotto Di Cicco, Juan Canaro y Ernesto
Bianchi (bandoneones) y Riccardi (piano).
Al año siguiente viaja Francisco Canaro a Europa y deja en
Buenos Aires una Orquesta Canaro encabezada por Luis Riccardi que continuaba
presentándose en el Tabarís, con Di Cicco, Bianchi y Mario Canaro
(bandoneones), Mario Brugni, Rafael Tuegols y Ernesto Ponzio (violines) y el
contrabajista Vicente Sciarreta.
En 1926, obtiene el primer premio en el concurso de tangos
auspiciado por Max Glücksmann en el Grand Splendid Theatre, con una verdadera
joya melódica que tituló “Páginas de amor” y tuvo versos de José González
Castillo. Lo impuso desde el escenario la excelente orquesta de Osvaldo
Fresedo.
A esa altura, por su seriedad y su rectitud era hombre
confianza de Pirincho, desempeñando una secretaría hasta que se retiró de la
actividad. Fue arreglador y orientador del conjunto. Trabajó intensamente y no
abandonó Buenos Aires cuando el maestro director volvió a viajar a Europa.
Señalaba Jorge Favetto, en 1964, los nombres de los seis
músicos que acompañaron a Gardel en las grabaciones de 1930/31. Luis Riccardi,
Ángel Ramos, Federico Scorticati, Cayetano Ruglisi, Octavio Scaglione y Olindo
Sinibaldl.
Fue figura brillante en las comedias musicales de Canaro, a
partir de “La muchachada del centro” y ha quedado en los discos un testimonio
de gran calidad el llamado “Intermedio de La patria del Tango” donde Riccardi realiza
un memorable dúo de piano con otro músico insuperable: Lucio Demare, que por
otra parte era su primo y fue él que lo ligó a Canaro.
Los referidos éxitos, impulsaron a Canaro a contratar, en
1939, a Mariano Mores para hacer en las actuaciones de la orquesta y en las
grabaciones, dúo de pianos. Habían transcurrido más de veinte años de trabajos
agobiantes y continuos y después de una gira a Brasil, en 1940, atendiendo las
prescripciones de su médico, Riccardi abandonó su actividad artística. Convenció
a Canaro que Mores tenía el suficiente fogueo para seguir solo, y así fue.
No tenemos duda que las inquietudes artísticas que tenía
Riccardi no pudieron plasmarse en plenitud en su larga trayectoria en la
orquesta de Canaro. Los pasajes de solistas y frecuencia de contrapuntística no
entraban en los planes del maestro director. Se destacó, eso sí, la
personalidad indiscutible de un gran intérprete, con una mano izquierda
milonguera y bordonera.
Escribió una treintena de obras de las que destacamos, además
de los ya aludidos, “Pájaros de de fuego” y “Sortilegio”.
Sin duda alguna, encabeza su nombre una de las más hermosas
páginas de la historia del tango.
Extractado de: Loriente, Horacio: Ochenta notas de Tango.
Perfiles Biográficos, Ediciones de La Plaza, Montevideo 1998. Auspiciado por la
Academia de Tango del Uruguay.
fuente: TODOTANGO.
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