BHUAAAAA GRRRRRR LA BOCA DEL ARAZÁ...

LOS ESCRITOS DE ROLANDO

La Mesa del Café - Folklore 

publicado en la página webb TODOTANGO
Rolando Moro  9 de junio de 2013

¡¡BHUAAAAAAAAAA…..GRRRRRRRRRRR!!!!!!!

"Boca del Arazá"

por Rolando Moro
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Los senderos del miedo fueron muy transitados en los años precedentes. Parajes, colonias y pueblitos de nuestra Argentina grande, se encontraban cribados por apariciones de duendes, luces malas,  pomberos y cientos de “personajes” sobrenaturales. Distancias, aislamientos, mitologías y fundamentalmente poca instrucción, condujeron a interpretaciones esquivas de fenómenos naturales ocurridos en situaciones especiales, a personas también especiales.

Nutridos por generaciones con las supersticiones tan comunes en pueblos nativos y criollas, se valieron de la tradición oral transmitida, para retroalimentar sucesos comunes en las agrestes inmensidades. Un hecho simple, natural, mudaba en relatos agrandados por el boca a boca de iletrados, influenciables, para luego generar  mitos y posteriormente leyendas, dando origen a tan particular cultura que llamamos folclórica.

Las ciudades tampoco permanecieron ajenas a tan fuerte influencia cultural, se cambiaron hechos y personajes, pero responden en todos los casos a las mismas creencias arraigadas. Apariciones “monstruosas” fueron sincretizadas con extraterrestres y seres gigantescos, solo por nombrar algunas. Hechos y anécdotas  que de ser escritas, ocuparían tantos volúmenes que la otrora biblioteca de Alejandría no poseería espacio suficiente para albergarlos

Es común en el norte de nuestro país que amigos y compañeros de trabajo se reúnan los días viernes (el más habitual), a comer asados, guisos o productos de pesca o cacería. Ellas  se llevan a cabo en talleres, galpones, clubes e instituciones locales, siempre hay lugares disponibles para esas reuniones que se multiplican por cientos. Se come, se habla de cacerías, pesca, fútbol y se juega al truco. Forma en que compañeros de tareas, cualquiera fuese la ocupación, se convierten  en amigos y muchas veces en “compadres”.

Un viernes cualquiera, cinco de ellos que trabajaban en el Correo Argentino, organizan una salida de pesca hasta la boca del “Arazá”, pequeño río que atraviesa la ciudad de Resistencia y va a desembocar al Paraná…..¡¡Está habiendo pesca a patadas!!

La desembocadura no dista demasiado desde la localidad de Puerto Vilelas, una de las localidades del gran Resistencia.

 Al llegar encuentran buen lugar donde pasar la noche en el campamento que harían, limpian el sitio de yuyos y malezas, mientras el fueguito comienza a dar sus primeras llamitas para calentar la pava del mate.

 Llevaron poca carnada (cebos) para los anzuelos, por ello alguien sugirió…… ¿Y si vamos hasta la laguna negra a sacar más y juntar unas ranas para el surubí?

La laguna Negra o Arazá, se encuentra a escasos 150 metros del lugar donde se encontraban. La une con la costa un senderito cerrado por la intensa vegetación existente. Jarillar abigarrado,  compacto, que no permitía ver a los lados del senderito, los costeros llaman a esos vegetales “Caña de Río”, por su similitud a la caña de azúcar, pero de  tallos más blandos y hojas más grandes. Tres de ellos parten hacia la laguna mientras dos, “Pocho” y “Chivo”, permanecen organizando el campamento y alimentar los fogones.

La noche fue marcando sus sombras cuando a “Chivo” se le ocurrió la idea.

-¿Y si le damos un cagazo a los muchachos?

-¿Cómo? Respondió Pocho

Nos escondemos a ambos lados del senderito y cuando sentimos las voces de los muchachos que regresan, saltamos de golpe y le gritamos.

-¡¡Meta!!....vamos a asustarlos

Llevaban puesta la campera de lluvia del correo que poseía capuchas, con ellas acomodadas se apostaron a ambos lados del estrecho caminito, bien  escondidos, a sabiendas que para un pescador las pilas (baterías) de la linterna, son los elementos más valiosos por escaso y solo la prenden cuando la necesidad lo amerita, caso contrario se mueven con la luz que aportan los fogones.

No tuvieron que esperar demasiado tiempo, a los minutos escuchan pasos que se aproximaban y al llegar saltan a la vez en el senderito, con las capuchas puestas ocultando el rostro y al grito limpio de…….¡¡¡BHUUUUUUUUUUU, BHUUUUUAAAAAAAA, GRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR!!!

-¡¡¡Para quéeeeeeeeeee!!!-

Pobres cristianos los caminantes que llegaban en silencio y con sus pensamientos vaya a saber donde.

Saltaron como gacelas,  metiéndose en el Jarillar cual Mboreví (Tapir) espantado, atropellando el cañaveral con ruido infernal, al llegar a la costa, estos dos seguían gritando…..¡¡¡BHUAAAAAAAAAAAAAAA, GRRRRRR, BHUAAAAAAAAAAAAA!!

Los aterrorizados caminantes se tiraron por la barranca al llegar a la costa, para seguir huyendo de tan diabólicas apariciones, abandonando equipos de pesca y elementos que habían llevado en la ocasión…..¡¡¡Desaparecieron!!

Arrepentidos los bromistas se sentaron al lado del fogón a cavilar sobre tan “desafortunada” broma a sus compañeros de excursión. Rato después escuchan voces que se acercan, dándose  cuenta que eran sus tres compañeros que llegaban contentos y esperanzados en la noche de pesca que les esperaba.

-¿Y los otros?

Se dieron cuenta que se trataba de otros pescadores, no de sus compañeros y seguramente aún estarían corriendo para llegar a la luz del pueblo.

¡¡Boludo, que cagadón nos mandamos, pobres tipos!!

Luego de  contar la anécdota a sus compañeros y el terror causado a esas personas, resolvieron entre todos guardar silencio y no volver a mencionar el hecho que pudo terminar en tragedia si los aterrorizados estaban armados.

Con el tiempo al difundirse el rumor, comenzó a tomar fuerza la creencia que en la boca del Arazá había apariciones y todos aquellos que concurrían  a pescar y pasar la noche, lo hacían armados por las dudas.

 Años después la “Chiva” estando en otro asado, escuchó el relato de la aparición de boca de uno de aquellos asustados, relato que llevaba incluído imágenes monstruosas sobre el hecho y como huyeron salvándose de lo que les esperaba.

-¿Y la Chiva?

¡¡ Guardó silencio, solo guardó silencio!!

LOS ESCRITOS DE ROLANDO

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Rolando Moro - 9 de junio 2013