lunes, 3 de junio de 2013

MARIA REMEDIOS DEL VALLE, LA CAPITANA...101


LOS ESCRITOS DE ROLANDO
La Mesa del Café - MÁXIMAS...
publicado en la página webb TODOTANGO


Por: rolandomoro  07/05/2012

AQUELLAS MUJERES DEL AMANECER

“Muchísimas esposas, blancas, nativas, mestizas, negras y mulatas, cargaron todas sus pertenencias y marcharon detrás de sus hombres para pelear, ellas también en las guerras”.



LA CAPITANA

En las invasiones inglesas, María Remedios del Valle, que era negra y pobre, formó parte del Cuerpo de Andaluces que defendió la ciudad de Buenos Aires. Y en 1810 se incorporó al Ejercito Auxiliar para las provincias del Norte, con su marido y dos hijos. Sólo ella volvió viva.

Fue parte del ejército de 1.500 hombres, de los que sólo 600 tenían armas de fuego. Se presentó ante Belgrano para solicitarle permiso de atender heridos en primera línea de combate. El se lo negó: ella se filtró entre las líneas de retaguardia y llegó al centro de la conflagración, donde asistió y alentó a los soldados. Entonces Belgrano cambió de opinión y la nombró capitana. Cayó presa de los realistas en Ayohúma y fue sometida a nueve días de azotes públicos. Pero escapó y volvió a sumarse al ejército.

Años más tarde, una anciana negra mendigaba alrededor de las iglesias de la Recova (hoy Plaza de Mayo). Se hacía llamar La Capitana y mostraba cicatrices que decía se que se las habían hecho cuando combatía por la patria. Algunos transeúntes le daban limosnas y todos pensaban que estaba loca. El frío agosto de 1827 pasaba por esa misma plaza el general José Viamonte, héroe de la independencia, y La Capitana extendió su mano para pedir limosna. Viamonte se detuvo sorprendido: la cara de la mujer le resultaba familiar. Le pregunto su nombre. Ella se lo dijo, luego de un silencio, Viamonte exclamó….¡Pero si es la madre de la patria! Así la llamaban los soldados que atendía en el frente de batalla.
Cuando Viamonte la reconoció, quiso ayudarla, y como diputado de la Junta de Representantes presentó un proyecto para que se le otorgara una pensión en reconocimiento por los servicios prestados. Se generó un debate en el que otros diputados pedían pruebas. Tomás de Anchorena, que había sido secretario del general Belgrano, se hallaba en el recinto y apoyó la propuesta de Viamonte.
  
PROMESAS Y MÁS PROMESAS 
Finalmente, acordaron en otorgarle a María de los Remedios del Valle una pensión, además decidieron encargar una biografía y un monumento. Pues bien, nunca le dieron la pensión, ni se escribió la biografía, ni se alzó su monumento y murió en la miseria.

“Porque era negra, porque era mujer, porque era pobre y porque hemos sido miserables”, dijo el miércoles 20 de abril de 2011 al finalizar su discurso la diputada Lidia “Pinky” Satragno en homenaje al Día Internacional de la Mujer.


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