EL PAPA, A LAS PERIFERIAS DE BRASIL
PARA VISITAR UNA FAVELA.
Nota de CLAUDIA PEIRÓ
para INBOBAE
24-07-13 | Sociedad
Crédito foto: AFP
Como lo hizo hace poco en Lampedusa, Francisco irá al
encuentro de los más necesitados. Esta vez será en Varginha, un asentamiento
muy castigado por la violencia
“Cuando venga a mi casa, besaré los pies del Papa
Francisco”, dijo emocionada Amara Marinha, de 82 años, una de las vecinas cuyo
humilde hogar fue elegido para la visita papal, en este barrio muy golpeado por
la criminalidad, al punto que algunos lo llamaban “franja de Gaza”. Por lo
menos así era, hasta enero de este año, cuando las autoridades lo incluyeron en
su programa de pacificación.
Este jueves por la mañana, el pontífice visitará la pequeña
favela de Varginha, uno de los muchos barrios pobres de Río, azotados por la
marginalidad social, la violencia y el narcotráfico.
Esta no es una realidad nueva para el Papa quien, como
arzobispo de Buenos Aires dedicó mucho de su tiempo y energía a recorrer las
periferias de la capital argentina: el entonces cardenal Jorge Bergoglio
enviaba siempre a los mejores sacerdotes a los vecindarios más pobres y con
ellos organizó una pastoral villera que se destacó y se destaca aún por su
lucha para sacar a los jóvenes de la droga.
Antes de viajar a Lampedusa, la isla italiana que alberga a
miles de inmigrantes norafricanos que huyen de la violencia y la miseria, el
Papa había exhortado a los católicos a ir a “las periferias geográficas y
existenciales del mundo”.
Y si una realidad simboliza esas periferias es sin dudas la
que representan las favelas o villas miserias que jalonan todas las grandes
ciudades latinoamericanas evidenciando que, pese al crecimiento económico de
estos años, la justicia social es todavía una deuda.
Con su visita, el Papa busca vencer esa “globalización de la
indiferencia” que insensibiliza a la sociedad y a sus líderes ante el
sufrimiento ajeno, como lo admitió la propia presidente del Brasil, Dilma
Rousseff.
Con alrededor de 2.000 habitantes, Varginha es una de las
favelas más pequeñas de Río. Está rodeada por dos cursos de aguas servidas y
por una carretera muy transitada. El Papa visitará la capilla, cuyo altar
bendecirá, y luego recorrerá un kilómetro a pie hasta un campito de fútbol
donde hablará a la comunidad. También visitará algunas casas.
Amara, una de las vecinas elegidas, sólo tendrá café para
ofrecerle al Papa, pero a los periodistas que ya invadieron la favela les dijo:
“Quiero decirle ‘te amo’ al Papa Francisco”. En las paredes de su casa está
colgado el retrato del Santo Padre junto a la réplica de la imagen de Nuestra
Señora de Aparecida, patrona del Brasil.
Visitar una favela fue un pedido expreso de Francisco, algo
que hubo que incluir en la agenda de su semana en Río de Janeiro, junto con la
misa en Aparecida y el encuentro con la comunidad del hospital San Francisco de
Asis.
Uno de cada cinco habitantes de Rio de Janeiro -6 millones
en total-, es decir el 22% de la población, vive en una favela. En total, en
Brasil, un 11% de los habitantes (195 millones) viven en las más de 6 mil
favelas que tiene el país. Y la mayoría de ellos son jóvenes.
Las favelas de Rio, controladas desde hace años por bandas
de narcotraficantes, han sido objeto en los últimos años de un plan de las
autoridades para reinstaurar en ellas la autoridad estatal. En enero le tocó el
turno a Varginha. La presencia policial en el lugar es ahora visible. Pero,
según los vecinos, el tráfico de drogas no ha desaparecido del todo.
Conocedor de ciertos vicios de los políticos, el Papa avisó
a través del vocero de la Santa Sede, padre Federico Lombardi, que ningún
dirigente podrá acompañarlo en esta visita a la favela. Evitará así toda
utilización partidaria de este gesto que sin embargo estará cargado de
significación política.
Bruno Forte, teólogo napolitano y arzobispo de Chieti-Vasto,
en Italia, que llegó a Brasil acompañando a una delegación de jóvenes, dijo a
un diario local: “Aquí se entiende por qué una de las primeras citas en Rio del
Papa Francisco será visitar una favela. Como en Lampedusa también aquí el Papa
vino al fin del mundo para prender los reflectores de los medios y de los
corazones sobre los más pobres y abandonados. ¿Un Papa incómodo? Simplemente un
testimonio del Evangelio, que dice que El se hizo pobre por amor a los pobres,
para liberarnos de nuestra ceguera y darnos el coraje de creer en un mundo más
justo y para comprometernos en realizarlo”.
fuente: INFOBAE
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