ANIBAL ARIAS.
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Semblanza de ALBERTO HEREDIA
publicada en la página TODOTANGO
ARREGLADOR, DOCENTE
20 de julio de 1922 - 3 de octubre de 2010
Nombre completo: Aníbal Oscar Arias
En el aire de la
que fuera su casa natal en Villa Devoto, se respiraba música. Y es muy seguro
que desde el vientre materno haya comenzado a disfrutar el dulce y armonioso
arrullo que brotaba del sonido de una guitarra, con la voz de su padre
—santiagueño— entonando canciones y dando vida a esas cuerdas. A la edad en que
otros niños comenzaban a empuñar un lápiz para hacer los primeros palotes, con
apenas cuatro años, él ya abrazaba el diapasón de una guitarra y, con sus finos
dedos, comenzaba a darle forma a los primeros acordes de una canción, volcando
en ella esa pasión por la música que lo acompañaría toda la vida.
Luciendo pantalón
corto, hizo sus primeras armas con sus hermanos y sus primos armando conjuntos,
haciendo dúo con su hermana Amanda, con el nombre “Los Catamarqueñitos”, en
honor a su madre oriunda de la provincia de Catamarca.
Fue su primer
maestro, a los diez años, un colega de su padre, Pedro Ramírez Sánchez, quien
guió sus primeros pasos y se convirtió con el tiempo, en su compañero y
consejero. Con él conoció otras escuelas de guitarra. Dicho universo contribuyó
a su formación y le permitió exhibir una solvencia y seguridad poco frecuente
en un joven. Allí bebió las enseñanzas técnicas y musicales, pero su talento y
espíritu autodidacta hicieron el resto.
Se convirtió en
un dotado ejecutante de música clásica, pero pronto se orientó hacia lo
popular, iniciándose en el folclore haciendo el acompañamiento a prestigiosos cantores
y conjuntos de la época de oro de ese género: Los Arrieros Cuyanos, Virginia Vera, dúo
Vera-Molina, Alberto Cautelar, Rogelio Araya, Hilda Vivar, Waldo Belloso, Dúo
Moreno-Sallago, Ramona Galarza, Julia Vidal, Hermanas Berón, Hermanos Barroso,
Argentino Luna, entre otros. Pero su pasión era el tango y así permaneció
muchos años en el desaparecido local La Querencia, de la Avenida de Mayo, donde
acompañó a numerosos cantores que se presentaban en sus espectáculos.
Era bastante
conocido cuando debuta en la música ciudadana acompañando a un cantor del
barrio de Mataderos: Ángel Reco, a quien recuerda con cariño. Reco falleció en
1992 y fue uno de esos cantores clásicos de barriada que llegaron a la radio en
la década del cuarenta, conforme nos cuenta Sara Ribot en su nota de septiembre
de 1992, en la revista Tango y Lunfardo.
En 1953, integró
el conjunto de guitarras que acompañó durante cuatro años a Héctor Mauré,
también formó parte de un sin número de formaciones: el cuarteto A Puro Tango
de Miguel Nijensohn, un trío con Osvaldo Tarantino y Osvaldo Rizzo, varios
cuartetos con Enrique Alessio, Jorge Dragone, Armando Pontier, Luis Stazo,
Eduardo Ferri, Osvaldo Piro, Celso Amato, Francisco Grillo, Héctor Stamponi,
José Libertella y desde 1969 hasta 1975, el de Aníbal Troilo, con el que grabó
temas que quedaron imperdurables en el recuerdo.
Fue la guitarra
de los más grandes cantantes: Libertad Lamarque, Raúl Berón, Oscar Alonso,
Carlos Acuña, Tania, Ángel Cárdenas, Roberto Rufino, Floreal Ruiz, Julio Sosa,
Roberto Goyeneche, Susana Rinaldi, Edmundo Rivero, Enzo Valentino, Néstor
Fabián, Alberto Morán, Jorge Casal, Argentino Ledesma, dúo Dante-Larroca, entre
muchos más.
Formó parte de la
Orquesta de Tango de la Ciudad de Buenos Aires, desde su formación en 1980,
bajo la dirección de Carlos García y Raúl Garello, hasta nuestros días. Con
esta orquesta recorrió Argentina y varios países de América Latina, cosechando
merecidos aplausos.
Actualmente
integra el elenco de “El Café de los Maestros” junto a los más notables músicos
y cantantes, participando de la película homónima, filmada en el año 2006 y
actuando, con parte de sus integrantes en Berlín, Roma, Atenas, París, Londres
y Río de Janeiro.
Su generosidad
hace que dedique gran parte de su tiempo a la docencia, con el fin de legar a
los jóvenes su conocimiento, su experiencia y brindarles su ayuda para
perfeccionar la técnica. Fue fundador de la Escuela de Música Popular de la
Municipalidad de Avellaneda, donde continúa desempeñándose como profesor de
Historia del Tango y Guitarra Tango.
Realizó numerosos
viajes artísticos a Estados Unidos, Brasil, Francia, España, Alemania, Grecia,
Japón (doce veces) con distintos artistas, en especial, con el dúo que integra
con el bandoneonista Osvaldo Montes. De todas estas giras, se destaca el
histórico viaje a Washington con el cuarteto de Aníbal Troilo en marzo de 1972,
con motivo de los festejos del 25 de Mayo.
Con Susana
Rinaldi actuó en París en el Olympia y en el Teatro de la Ville, también en el
Teatro La Comedia de Madrid. Con el Sexteto Mayor, en Venecia, Berlín y
Washington.
Su primer trabajo
discográfico como solista, “La Guitarra Romántica del Tango”, fue en 1985 para
RCA, reeditado en disco compacto, en 2008. Le siguieron, “Una guitarra para
Gardel” y con su cuarteto de guitarras dos CD, “Nuestras guitarras” con Carlos
Martínez, “Seis cuerdas y una voz” con Oscar Ferrari y “Querido Chamamé”, con
el bandoneonista Antonio Príncipe.
Un párrafo aparte
merece su relación con Osvaldo Montes —“El Marinero”—, compañero en la Orquesta
del Tango de la Ciudad de Buenos Aires desde su fundación. Son grandes amigos y
forman una dupla musical que al margen de la orquesta, nos deleitan con un repertorio
de tangos de todos los tiempos, donde la excelencia interpretativa y las
permanentes improvisaciones son una marca registrada de estos dos prestigiosos
maestros, que podemos comprobar escuchando sus registros discográficos.
Es académico de
honor de la Academia Nacional del Tango y miembro titular de la Academia de
Música. Fue distinguido como Gloria del Tango por la Academia Porteña del
Lunfardo. En 1986, fue galardonado con el “Gardel de Oro”; en el 2004,
distinguido por el Senado de la Nación «por el valioso aporte a nuestra
cultura» y luego, el reconocimiento del Latin Grammy 2008, como músico
participante del álbum de tango “Buenos Aires, día y noche”.
Con casi setenta
años dedicados a la música en forma profesional, sigue empuñando su instrumento,
acompañado por su colección de más de treinta guitarras, con cada una de las
cuales tiene una historia.
Conserva incólume
la misma humildad de sus orígenes. No lo han cambiado los elogios, los premios,
ni los honores recibidos en el transcurso de su larga carrera. No lo ha mareado
el éxito y, como el primer día, sigue elaborando e imaginando cosas nuevas. Es,
sin duda, un ejemplo de trabajo, de ansias de seguir aprendiendo y un gran
maestro que disfruta de la gran pasión de su vida, la guitarra, sobre cuyas
cuerdas desparrama, con sus ágiles dedos, la savia del amor que fluye de su
alma.
fuente: TODOTANGO.
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