ENRIQUE TORNÚ.
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Nació en Buenos Aires el 1º de septiembre de 1865.
Murió en Buenos Aires el 23 de agosto de 1901.
En los últimos años del siglo XIX la medicina adoptó una
orientación preventiva y social que se ha acrecentado desde entonces. Enrique
Tornú fue uno de los precursores de esta nueva doctrina, y en ese marco,
impulsó decididamente la lucha antituberculosa en la Argentina. Propiciador,
tal vez el primero, de la Liga Contra la Tuberculosis.
Tornú nació en Buenos Aires en 1865. Estudió en el Colegio
Nacional de Buenos Aires y recibió su certificado de bachiller de manos del
doctor Amancio Alcorta en 1886. Al año siguiente ingresó a la Facultad de
Medicina donde cursó los tres primeros años de la carrera hasta 1889, cuando
fue designado segundo secretario de la Legación Argentina de Francia, y
resolvió seguir los estudios en dicho país. Los realizó en la Facultad de
Ciencias Médicas de Burdeos, practicó en el Hospital de San Andrés y se vinculó
con el profesor Pitres, discípulo preferido de Charcot y creador de una gran
escuela neurológica.
Había llevado a Francia la representación del Círculo Médico
Argentino y en las páginas de sus prestigiosos Anales publicó artículos con
novedades y comentarios de indudable interés profesional, a la par de sus
primeros trabajos de orden científico.
Su tesis de graduación, Des operations qui se practiquent
por la voie sacree, que data de marzo de 1893, fue una de las más brillante de
esa época y resultó laureada con en premio Golard.
En 1894 regresó a Buenos Aires y, después de revalidar su
título, ejerció la medicina rural en el pueblo de Vaccarezza (Provincia de
Buenos Aires). Luego comenzó a desempeñarse como jefe de clínica del servicio
de ginecología del doctor Enrique Revilla, en el Hospital San Roque y en el
Hospital Francés, a cuyo cuerpo también perteneció. Su trabajo en estas
instituciones le dio gran prestigio como cirujano.
En 1865, el médico francés Jean Antoine Villemin había
demostrado experimentalmente la transmisibilidad de la tuberculosis, su
naturaleza infecciosa y contagiosa. En 1882, el gran bacteriólogo alemán Robert
Koch descubrió el bacilo (microorganismo que aparece en forma de filamentos y
por lo general formando grupos) causante de la tuberculosis, esclareciendo
definitivamente la causa de la enfermedad.
Desde siempre Tornú se había interesado por los temas
relacionados con la tuberculosis. Sabía que en Europa estaban dando buenos
resultados las llamadas curas de aire y se abocó entonces a la tarea de
establecer qué región de la Argentina poseía condiciones aptas para la cura
climática.
Esta empresa lo obligó a abandonar todas las actividades
profesionales que venía desarrollando con éxito y a alejarse de su hogar para
pasar una larga temporada en las sierras de Córdoba. Trasladándose de un paraje
a otro, alojado en tiendas de campaña y privado de las elementales comodidades,
además tuvo que luchar contra la falta de cooperación y la indiferencia
general.
Las estadías en algunos lugares de la provincia de Córdoba,
sobre todo Cosquín, ya eran considerados beneficiosos para los afectados por la
tuberculosis. Pero al recorrer algunas de estas zonas, Tornú verificó que no
existía ningún criterio racional para la elección de los lugares de cura, que
los pacientes no cumplían regímenes de vida adecuados, que su permanencia era
casi siempre demasiado breve y que no se adoptaban medidas higiénicas y
profilácticas de ninguna especie. Tras concienzudos y activos estudios pudo
hallar los factores ecológicos que estimaba favorables para mejorar el
tratamiento de este mal que ya empezaba a constituir un serio problema en la
Argentina. Después de adquirir los conocimientos y el dominio técnico
indispensable, Tornú llegó a la conclusión de que la más importante arma de
lucha contra la tuberculosis era la educación popular. Además sugirió la
creación de sanatorios y la fundación de una liga contra la tuberculosis.
Con esta base, estructuró un plan general de lucha
antituberculosa, que contenía dieciséis normas profilácticas, destinado a ser
puesto en práctica en todo el país, y cuya aplicación fue iniciada por él
durante su permanencia en Córdoba. La importancia asignada que le asignó a la
educación popular lo condujo, en 1899, a fundar la revista La profilaxia. Sus
conclusiones aportaron a la ciencia una contribución de gran valor, que quedó
documentada en sus libros Climatología médica de las sierras de Córdoba, La cura
de altitud, y Apuntes sobre tuberculosis y sanatorios, dados a conocer en 1901.
Enfermo de tuberculosis, entonces incurable, el doctor
Enrique Tornú se quitó la vida en Buenos Aires, el 23 de agosto de 1901, a los
35 años de edad. Tres años después por iniciativa de un grupo de médicos, se
puso su nombre al primer establecimiento construido especialmente para el
tratamiento de los enfermos de tuberculosis.
fuente: PRENSA ROTARIA
HOSPITAL TORNÚ
Fue fundado en 1904 para la atención de enfermos de tuberculosis, y se le puso el nombre del Dr. Tornú en su homenaje por toda su lucha contra esa enfermedad.
Hoy es hospital general de agudos, sigue manteniendo su nombre.
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