miércoles, 25 de septiembre de 2013

-EL SENTIR DE AME, AVES DE RAPIÑA

AVES DE RAPIÑA  
Amelia REquena

  
Me habían invitado a pasar unos días en la casa de las sierras.

Mi prima Rosario, quien vivía ahí desde la muerte de la abuela, me llamó por teléfono para eso. Al principio pensé no ir. Después me pareció una buena ocasión para recordar, en ese ambiente pintoresco algunas vivencias de nuestra niñez y adolescencia que habíamos compartido allí.

Desde el momento en que resolví ir, empecé a imaginarme unos días fantásticos: en buena compañía, con buen tiempo. Además caminatas, paseos, cabalgatas y todo eso en medio de  los paisajes lindísimos de Carlos Paz. Pintaba como para paladear de antemano, unos días placenteros inolvidables.

Me equivoqué. Nada más lejano. Apenas si alcanzamos a almorzar junto a los otros invitados, la prima Haydeé y el primo Luis, cuando se desató una tormenta verbal, horrorosa, entre los huéspedes quienes mostraban las peores intenciones.Intercambiaron comentarios venenosos entre unos y otros:

- Vos, por qué te adueñaste de las piezas de porcelana de la abuela?

- Y aquel sillón tan bonito a dónde fue a parar?

- Y el cofre con el oro y las perlas?

Así, mientras hacían listas interminables de reclamos sacaban a relucir sus miserias más profundas. Parecían aves de rapiña. De huéspedes contentos dispuestos a disfrutar nos habíamos convertido en unos seres irascibles,  violentos, dueños de lenguas sin freno y con cargas de resentimientos arrastradas por años. En ese ambiente de furias, de pasiones, hasta el paisaje parecía haber desaparecido.

Cambié mi decisión: pensaba quedarme unos días pero me volví esa misma  noche.

AMELIA REQUENA
ANTEOJOS NEGROS
publicado 2007

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