"Y QUÉ MÁS"... UNA COPIA ORIGINAL.
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Nota de FEDERICO GARCIA BLAYA
publicada en la página webb TODOTANGO
El gran Enrique Cadícamo, además de ser uno de los
principales letristas de la historia del tango, incursionó también en el cine.
Fue director y coguionista de la película “Noches cariocas”, una coproducción
argentino-brasileña, filmada en Río de Janeiro en el año 1935 y estrenada al
año siguiente, en castellano y portugués.
Enrique Cadicamo
Junto a Juan Carlos Cobián, Carlos Viván, otros actores y
técnicos, permanecieron durante 8 meses en la entonces capital del Brasil.
También Charlo participó de esa incursión argentina en tierras cariocas.
Durante esa permanencia se enteraron de la muerte de Carlos Gardel.
Era una época de esplendor en Río de Janeiro, con una
ebullición artística sin precedentes. Teatros, emisoras de radios y grandes
casinos —el de Urca, el Atlántico y el de Copacabana—, con espectáculos de
nivel internacional que atraían a artistas de todo el mundo.
Casi dos años más tarde, el 2 de junio de 1937, Charlo graba
con acompañamiento de guitarras su tango “Y qué más”, que se registra en SADAIC
el 6 de julio de 1937, con letra de Enrique Cadícamo. Nunca más se registró
otra versión. Se trata de una página pintoresca con una bella melodía
Lo escuché por primera vez —hace bastante tiempo atrás—
durante un viaje en auto a San Luis con mi padre. Estaba en una cinta que mi
tío Ricardo le había grabado, nos pareció un tango muy raro. Algo en él nos
había dejado una sensación extraña.
La pieza tiene una cadencia poco habitual y una estructura
poética poco común en el género. Pero no se trataba de un análisis musical, ni
poético, lejos de nuestro alcance. Había algo más, teníamos la sensación de que
ya conocíamos ese tema, aunque estábamos seguros de que jamás habíamos
escuchado tal grabación... ¡nada menos que de Charlo!
Decidimos escucharlo varias veces, y no demoramos en darnos
cuenta de la razón de nuestra inquietud. Era cierto, jamás lo habíamos
escuchado, sin embargo empezamos a reconocer la letra y nos dimos cuenta que
era un calco de “Conversa de botequim”, samba del gran compositor brasileño
Noel Rosa.
Enrique Cadicamo
Noel Rosa
Apenas 26 años duró la vida de Noel Rosa, nació el 11 de
diciembre de 1910 y murió el 4 de mayo de 1937, en Río de Janeiro. Pero fue
suficiente para entrar en la historia musical brasileña. Era bohemio, habitué
de la noche carioca, aficionado a la buena cerveza y a las mujeres.
Tenía un defecto físico, producto del mal uso de los fórceps
que fueron necesarios en su nacimiento, sufrió una fractura en la mandíbula que
le quedó hundida y con una ligera parálisis facial. Esa secuela le produjo
graves problemas en su vida, fue siempre muy tímido y experimentaba
dificultades para tragar, por eso comía muy poco en público, casi con
vergüenza. Además sufrió de tuberculosis y su salud fue deteriorándose rápida y
tempranamente.
Desde niño se relacionó con la música, aprendió a tocar la
mandolina a los 13 años y luego la guitarra con su padre, parientes y amigos.
Ya con 15 participaba de serenatas por el barrio. En 1929, sin abandonar la
guitarra y las serenatas, ingresa en la carrera de Medicina.
Su vida artística transcurrió durante 8 años, desde su debut
en 1929. De notable talento y capacidad creadora, dejó más de 250 obras, de las
cuales muchas perduraron como clásicos de la música brasileña.
La fuerza de su presencia en la historia de la música
popular brasileña se basa en sus composiciones. Incorporó recursos poéticos,
imágenes, fluidez, realismo, humor, temas existenciales, que sumados a la
improvisación y a su notable talento musical lo convirtieron en un renovador
que logró trascender su época.
Grabó más de cincuenta discos. Aunque no poseía una buena
voz, era considerado buen guitarrista y excelente compositor. Sus actuaciones
radiales y su obra fueron muy populares.
“Conversa de botequim” (“Charla de café”), fue compuesto en
1935, en colaboración con Vadico (músico paulista que creó la música), y
grabado ese mismo año por Noel Rosa para el sello Odeon. Como varias de sus
obras alcanzó rápida difusión y popularidad.
Resulta evidente la similitud entre las letras de “Y qué
más” y “Conversa de botequim”. También que Cadícamo le hizo algunas
adaptaciones, incluyendo escenas o temas bien porteños (el turf, la orquesta en
el palco). Al respecto de “Y qué más”, nos dice Humberto Barrella en su obra
“El tango después de Gardel 1935-1959”, en el capítulo titulado “Cadícamo y
Charlo nos describen un café porteño”:
«Muestra la idiosincrasia de un muchacho veinteañero, sin
compromisos, habitué a un café con palco... Pero el café no es únicamente su
lugar de esparcimiento o descanso. Lo ha tomado como oficina central para sus
relaciones y amistades...» (página 46)
Charlo
También según Barrella, Charlo volvió a Brasil en el primer
semestre de 1937. Es decir que a su regreso efectuó la grabación de “Y qué
más”.
No podemos saber si el tema lo escucharon en 1935 (cuando
fue grabado y difundido en Brasil) o en ese primer semestre de 1937, justamente
cuando se produce la muerte de Noel Rosa, el 4 de mayo de ese último año.
Mucho tiempo después del fallecimiento de Rosa, más
precisamente, a partir de la década del 50, su legado comenzó a ser revalorado,
estrenándose obras suyas que permanecían inéditas y realizándose versiones de
las ya consagradas. Entre estos últimos “Conversa de botequim”, que fue grabada
por Aracy de Almeida, Moreira da Silva, Chico Buarque, María Rita, Dori Caymmi,
Martinho da Vila y muchos más.
Este es el curioso recorrido de una creación carioca. Un
samba que antes de transformarse en clásico en su país, pasó a ser un extraño
tango, casi sin difusión, de la mano de dos grandes exponentes del género:
Charlo y Enrique Cadícamo.
Traducción de la letra de “Conversa de botequim”:
Señor mozo, por favor, tráigame en seguida
un café cortado que no sea recalentado,
un pan caliente con mucha manteca,
una servilleta y un vaso de agua fría.
Cierre la puerta de la derecha con mucho cuidado
que no tengo ganas de que me dé el sol.
Pregúntele al parroquiano de al lado
cuál fue el resultado del fútbol.
Si se queda limpiando la mesa,
no me levanto, ni pago la cuenta.
Vaya pedirle a su patrón
una lapicera, un tintero, un sobre y una tarjeta.
No se olvide de traerme escarbadientes
y un cigarro para ahuyentar a los mosquitos.
Vaya y pídale al kiosquero
que me preste una revista, un encendedor y un cenicero.
Llame al menos una vez al 34-4333,
y encárguele a Don Osorio
que me envíe un paraguas,
aquí, a nuestra oficina.
Señor mozo, présteme algo de dinero,
que yo le dejé el mío al quinielero.
Dígale a su gerente
que cuelgue la cuenta en el perchero de enfrente.
fuente: TODOTANGO.
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