Después de los andenes, Lucia Carmona
Después de los Andenes
De este lado de Dios
estamos todas
las beatíficas bestias.
Por las sienes resbalan
ventrales criaturas.
Lejos
aún existen los océanos,
su pleamar oblicuo
restaurado.
Lejos están
canales membranosos
y olor a brasa
en piernas y en estancias.
Lejos están
los cuerpos enlazados
en la soga metal de sus gargantas.
De este lado de Dios
estamos todos
y el sol aún resguarda.
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