EL SIGNO
Afuera el ciruelo resiste:
ha florecido en pleno invierno.
Adentro el anciano chino
escribe un poema y bebe té.
Una línea veloz cruza el cielo
de izquierda a derecha.
Un perfil delicado
de plumas verdes y pico rojo.
El anciano, que ha reconocido
el signo por la ventana,
se apura pues a terminar
sus cuatro o cinco versos.
En la tetera, un pájaro pintado
abandona la rama.
El anciano posado en la silla
emprende el vuelo también.
VERONICA RUSCIO-CUARTO OSCUROEdiciones El Mono Armado - 2013
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