Viejo palenque - Por Rolando Moro
-VIEJO PALENQUE-
Nunca recorrí la ruta siete, de pequeño viajé muchas veces con el trencito Quijano y aseguran que la siete corre de forma paralela al viejo terraplén de las vías.
LOS ESCRITOS DE ROLANDO
Viejo palenque - Por Rolando Moro
Nunca recorrí la ruta siete, de pequeño viajé muchas veces con el trencito Quijano y aseguran que la siete corre de forma paralela al viejo terraplén de las vías.
Mucha resonancia cobró en
estos tiempos por el ataque de los cuervos del sur; puentes, pavimento y
alcantarillado, volaron en aras de estancias y riquezas para la arquitecta
egipcia, y muchos bienes para el pelo
duro correntino, por eso mismo y para
ver…. ¡¡Allá fuimos!!
LAPACHITO veterano kilómetro dos del trencito poco
cambió, solo arrastra la molicie de los años con sus techos de chapa oxidados,
pero todo lo demás se mostraba distinto.
Ya no estaban los montes añejos de quebrachos y lapachos. Esteros llenos de vegetación con aguas
que hoy se muestran turbias, donde antaño abrevaban los
animales apagando la sed que brindaban los ardientes soles
chaqueños, hoy cubiertos de vegetación y juncos. Avanzamos disfrutando del confort brindado por un moderno vehículo
quien otorgaba su clima regulado automáticamente.
Hablaba sin reconocer, viajaba sin ver…. ¿Dónde irían los
viejos ranchos de antaño?, solo emprendimientos modernos jalonaban el camino.
Miro el indicador del vehículo que establecía cuanto era el camino recorrido, de pronto el
odómetro se clavo en 60
kilómetros. Una profunda nostalgia invadió mi espíritu,
HABÍAMOS PASADO POR DETRÁS DEL CAMPO DEL ABUELO, campo que señalaba el “59” del recorrido del
veterano trencito Quijano donde pasé mi
niñez.
Más adelante estaba
establecida la familia Martínez, quienes
poseían un apeadero en el kilómetro 62,
siguiendo el derrotero nos encontrábamos con el viejo almacén de Kolbaz.
Había una curva pronunciada y desde allí divisábamos un
palenque blanco, indicativo del gran almacén que lo construyó, desde ese punto
nos encontrábamos a pocos kilómetros de nuestra meta, el Zapallar.
Aun podían divisarse los terraplenes de las viejas vías
cuando de pronto, a un lado de los mismos, noto junto a una destruida tapera, la imagen del palenque….
¡¡Era aquel viejo palenque aun en pié!!
Me acerco lentamente a esas ruinas para mirarlo. Levemente
inclinado, pero los añosos quebrachos resistían el paso de los años.
-¿Cuántos tendría?
-¿Ochenta o noventa?
Tal vez más. Dejé de verlo hace más de sesenta abriles y allí estaba, erguido,
soberbio, junto a las ruinas de aquel gran
almacén.
Volvía a mi mente al antiguo negocio y su dueño. Todo aquello que parecía tan grande desde la infancia y hoy
eran ruinas casi pequeñas en el tiempo.
Recordaba al orgulloso palenque, lleno de fletes
alineados que entregaban los dueños a su cuidado, mientras
ellos cubrían sus básicas necesidades de alcohol y provista.
Cuantas borracheras amainaron en tu apoyo, cuantas cuitas de amor y desengaño encontraron en tu silencio cómplice la muda
comprensión gaucha a los dolores del alma, brindando
siempre el silente entendimiento.
Fuiste el oratorio del paisano
solitario, desengañado de la vida,
fuiste amigo fiel de jaranas,
borracheras y festejos por el caudillo ganador
Nunca pediste nada,
siempre diste. Solo alcanzaba con un giro de riendas para cuidar al
amado flete, veces ni tan siquiera eso. Amainaron amigos en tu compañía,
palenque fiel a todos fuesen paisanos o
guaycurúes
Jamás te dieron sombra, permaneciste sin protesto bajo el
implacable sol del mediodía, nunca una protección de aceite u esmalte, siempre
estabas y sobreviviste a todos. Seguro
tenías alma, el alma de la generosidad y la entrega.
Te conocí siendo niño pequeño pues siempre permaneciste velando nuestro viaje, y hoy, con las vueltas
de la vida y pocas fuerzas, vuelvo a verte amigo de sueños infantiles.
Viejo palenque no te
imaginaba, jamás te imaginé tan firme,
viendo como la eterna rueda de la vida pega su centésima vuelta. Qué
más puedo decirte antiguo compañero….
¡¡Aguántame el flete hermano, mientras
ahogo nuevamente el garguero con una copa de caña!!
LOS ESCRITOS DE ROLANDO
Viejo palenque - Por Rolando Moro
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