LUCIA CAMONA, REGRESO
Estoy viviendo el segundo paisaje.
Todo lo que escuché en la era del fuego
se ha silenciado
y ahora muevo los labios
para ensayar lenguajes
y el sonido del agua.
Ese monótono sonido de la lluvia
sobre los tejados del siglo.
En este nuevo escenario
los actores han perdido las máscaras
y fluye de sus ojos
una extraña certeza.
Yo dirijo mis pasos hacia el muro
sobre el que ya han inscripto
juramentos de sangre.
Llego y estoy desnuda.
Ya no hay más que llorar.
Soy la enviada
de la naturaleza
y un árbol
es más mi padre
que quien lo fuera un día.
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