HISTORIA DEL CINE ARGENTINO
CINE DE LA ARGENTINA.
El cine de la Argentina,
ha sido históricamente uno de los más desarrollados del cine latinoamericano.1
A lo largo del siglo XX la producción cinematográfica argentina, apoyada por el
Estado y avalada por el trabajo de una larga lista de directores y artistas, se
convirtió en una de las principales del mundo en idioma castellano.
Icónicas actrices
argentinas en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 1961: Isabel
Sarli, Olga Zubarry, Tita Merello y Mirtha Legrand.
Historia
Introducción del cine al
país
Poco después de la
aparición del cinematógrafo en Francia, se efectuaba el 6 de julio de 1896 en
un salón de la calle Florida 344, la presentación del "Vivomatógrafo"
en lo que constituyó la primera proyección cinematográfica del país en la
ciudad de Buenos Aires. No ha sido aún identificado con certeza el origen de
los films proyectados en esa primera tanda de funciones. El cinematógrafo de
Lumiere, por su parte, fue presentado unos días más tarde, más precisamente el
18 de julio de 1896, en el Teatro Odeón; en este caso se trataba de los
célebres cortos de los Hermanos Lumière que se habían estrenado el año anterior
en París, Francia. Tiempo antes, también en esa ciudad se había importado, sin
mayores repercusiones, el espectáculo del kinetoscopio invento del
norteamericano Thomas Alva Edison. Estas actividades fueron durante mucho
tiempo no más que una forma de entretenimiento y actividad comercial.
Primeras películas
nacionales
Amalia (1914).
A cuatro meses de la
primera presentación del cine en Buenos Aires, el 24 de noviembre de 1896 se
presentaron las primeras vistas tomadas de "la Avenida de Mayo y Avenida
de Palermo"; producidas por Federico Figner, convirtiendo en el primer
camarógrafo argentino al Sr. José Steimberg. Estas pueden ser consideradas por
lo tanto las primeras obras cinematográficas nacionales.
En los primeros años del
siglo XX varios autores argentinos continuaron experimentando las posibilidades
del nuevo medio realizando noticieros y registros documentales. A partir del
año 1901 surgen las primeras películas con argumento: en ese año Eugenio
Alejandro Cardini filmó Escenas Callejeras en la que dirigió a actores no
profesionales; Mario Gallo por su parte, inició una serie de producciones
profesionales de temática histórica y patriótica que tuvo como primera
realización a "La Revolución de Mayo", estrenada el 22 de Mayo de
1909 en el teatro Ateneo; de esta película, a diferencia del resto de la serie
de sus producciones, se conserva copia incompleta en la Cinemateca Argentina.
La historia y literatura
nacionales proporcionaron la temática básica del cine argentino en sus
comienzos. Uno de los primeros éxitos del cine nacional fue Nobleza Gaucha,
película realizada en 1915 por Humberto Cairo, Eduardo Martínez de la Pera y
Ernesto Gunche, inspirada en el Martín Fierro de José Hernández. El primer
largometraje sería Amalia (1914), sobre la novela homónima de José Mármol. En
1917 se realizaba El apóstol primer largometraje animado de la historia del
cine, consistía en una sátira al entonces presidente Hipólito Yrigoyen. Ese
mismo año debutaba Carlos Gardel en el cine, en el filme Flor de durazno
dirigido por Francisco Defilippis Novoa.
La llegada del cine
sonoro
La incorporación del
sonido tuvo una gran influencia sobre el público. En 1931 se filma Muñequitas
porteñas dirigido por José A. Ferreyra sería el primer filme sonoro y hablado
por el sistema Vitaphone de sincronización sonora. Pero en 1998 el reconocido
periodista investigador Roberto Di Chiara descubrió el primer film político
denominado "Por una Argentina grande, justa y civilizada" (1931) de
Federico Valle, en donde hablan Lisandro de la Torre, Mario Bravo, Julio Noble,
y otros, película desconocida por el pueblo argentino.
Hacia 1933 se da la llegada
del sistema Movietone, el primero que permite guardar la banda sonora en el
mismo soporte que la imagen. Nacen ese mismo año los dos primeros estudios
cinematográficos del país: Argentina Sono Film fundado por Ángel Mentasti y
Lumiton creada por Enrique Telémaco Susini, César José Guerrico y Luis Romero
Carranza. Luego llegaría el sistema de sonido óptico inventado por Lee De
Forest, el Phonofilm. Con este equipamiento se grabaron numerosos números
musicales de Carlos Gardel, a la manera del actual video clip.
La industria del cine en
la Argentina se inició en la práctica con la llegada del sonido óptico. Con la
incorporación del sonido, serán la radio, la industria discográfica y el teatro
de revistas los que aportarán actores (voces) ya conocidas por la gente. La
banda de sonidos llegaría a ser tan importantes que incluso se le exigía a los
actores que entonaran canciones, a pesar de no estar preparados para ello. Así
se puede llegar a considerar que el sonido es tan importante en el cine
argentino, dado que sin él posiblemente no hubiera existido una industria. El
cine mudo no había logrado en el país acceder a un gran público.
Los dos primeros films
sonoros (sin discos), estrenados con una semana de diferencia fueron Tango
(1933) dirigido por Luis José Moglia Barth y producido por Argentina Sono Film,
y Los tres berretines, protagonizada por Luis Sandrini y producida por Lumiton.
Lo siguen otros filmes exitosos de la época, de Mario Soffici El alma del
bandoneón (1935) y Prisioneros de la tierra (1939); de Manuel Romero La
muchachada de a bordo (1936) y de Leopoldo Torres Ríos La vuelta al nido
(1938), que marcaron el momento de madurez del cine argentino en la década del
30'. En esta época se consagraron estrellas como: Libertad Lamarque, Tita
Merello, Pepe Arias, Luis Sandrini y Niní Marshall.
El sistema Movietone
significó la ganancia de miles de pesos para las flamantes productoras, que
pudieron seguir expandiéndose. Se había creado un público gracias al sonido, en
esta época, el sonido será pues, sinónimo de mercado convirtiendo al cine en un
producto de consumo popular. Lo que se está vendiendo en esta primera época es
producto ya conocido, pero que puede ser gozado en la oscuridad de la sala de
cine, allí se daría una relación de proximidad con cantantes, bailarines u
orquestas populares, por tan solo unos centavos de entrada.
A medida que se avanzó
en la producción de filmes sonoros, la integración de imagen y sonido se fue
haciendo más orgánica. Las películas ya no eran números musicales, o escenas
mudas musicalizadas, sino que se lograba lo que denomina Síncresis, la unión
indisoluble de los aspectos visuales y sonoros del filme, dando lugar a un cine
mucho más rico y ya con identidad propia, dejando de lado los vicios del cine
primitivo.
Enrique Muiño en La
guerra gaucha: actor y película de la era clásica.
El cine clásico
A partir de 1940 el cine
argentino entró en un largo periodo de crisis cinematográfica determinada por
la competencia comercial del cine estadounidense y el predomino del cine
mexicano que estaba en su "Época de Oro" y dominaba el mercado en los
países de habla hispana. Algunas de las grandes películas de la década fueron
Historia de una noche (1941) y La dama duende (1945), ambas de Luis Saslavsky;
La Guerra Gaucha (1942) y Malambo (1945) de Lucas Demare y Hugo Fregonese;
Pelota de trapo (1948) y Crimen de Oribe (1950) de Leopoldo Torres Ríos, y Las
aguas bajan turbias (1952) de Hugo del Carril.
En esa década saltan a
la fama las hermanas gemelas actrices Mirtha Legrand y Silvia Legrand.
El primer nuevo cine
argentino
Desde 1957 una nueva
generación de directores consiguió aunar la habilidad técnica con el
refinamiento estético, por lo que se consiguió participar en festivales
internacionales. Leopoldo Torre Nilsson, Fernando Ayala, David José Kohon,
Simón Feldman y Fernando Solanas, fueron los protagonistas de esta renovación
del cine argentino en la década de 1960.
Un caso excéntrico es el
de Hugo Santiago, creador de dos filmes de culto, Invasión y Los otros,
emigrado definitivamente a Francia. Posteriormente otros directores
consiguieron su estilo cinematográfico, como José Martínez Suárez, Manuel
Antín, y Leonardo Favio. En el cine infantil de dibujos animados se destaca
Manuel García Ferré (Petete y Trapito, 1975; Ico, el Caballito Valiente, 1981).
El cine de la
post-dictadura
Alfredo Alcón (derecha)
junto al director Leopoldo Torre Nilsson (izquierda) en la filmación de El
Santo de la espada (1970).
En la década del 80,
realizadores como María Luisa Bemberg con Camila (1984), Pino Solanas (El
exilio de Gardel (Tangos), Sur), Luis Puenzo (La Historia Oficial) (que
consiguió el Premio Óscar a mejor película extranjera de 1985) y Adolfo
Aristarain (Tiempo de revancha, Un lugar en el mundo), atrajeron la mirada de
nuevos públicos.
El segundo nuevo cine
argentino
En la década del noventa
surge una nueva corriente denominada comúnmente como nuevo cine argentino,
marcada por el carácter independiente de las realizaciones, y un cambio en la
mirada. El precursor en este movimiento es Martín Rejtman quien hace en 1991 su
ópera prima Rapado. Otro interesante filme que marca un punto de inflexión en
la realización es Picado fino (1994) de Esteban Sapir. Sin embargo, no será
hasta 1998 que estos nuevos realizadores logran tener una mayor difusión. La
primera película que tiene una repercusión pública, dentro de esta nueva
generación, es Pizza, birra, faso, de Bruno Stagnaro e Israel Adrián Caetano
(de nacionalidad uruguaya) que se expuso en Suiza (marzo 1998 -Fribourg Film
Festival-), Países Bajos (noviembre de 1998), España (julio 2001), Grecia
(noviembre 2001 -Festival de Cine Internacional de Salónica-) y Estados Unidos
(diciembre 2005).
A esa le siguieron Mundo Grúa (1999) de Pablo Trapero. El
bonaerense (2002) y otras que continuaron esa línea de películas de tónica y
personajes reales, bajo presupuesto y actores no conocidos.
Un poco al margen
de este movimiento, aunque en sintonía con sus valores, surgen Lucrecia Martel
y Lisandro Alonso. La ópera prima de Martel, La Ciénaga (2000) fue producida
por Almodóvar y si bien no fue un éxito comercial, (todo lo contrario) fue bien
recibida por la crítica internacional, y estuvo presente en varios festivales
alrededor del mundo, ganando premios en el festival de Sundance, La Habana y
obteniendo una nominación al Oso de Oro en el Festival de Berlín. Sus
siguientes películas, La niña santa (2004) y, en particular, "La mujer sin
cabeza" (2008) fueron también elogiadas por críticos y cineastas de todo
el mundo, y ambas compitieron en el Festival de Cannes por la palma de oro,
reafirmando la posición única que ocupa Martel dentro del panorama
cinematográfico mundial. Con sus películas La libertad (2001), Los muertos
(2004, Fantasma (2006) y, más recientemente, Liverpool (2008), Alonso ha
terminado consagrándose, también, como uno de los autores más prolíficos de
Latinoamérica.
Desde los comienzos y
hasta nuestros días se han estrenado casi 2500 películas argentinas, siendo los
años 2004 y 2005 con 66 y 63 respectivamente, los que registran la mayor
cantidad de estrenos.
En 2009 se estrenó la
película El secreto de sus ojos (ganadora del Oscar a Mejor Película en Lengua
extranjera del 2010), de Juan José Campanella, basada en la novela La pregunta
de sus ojos de Eduardo Sacheri. El film cuenta con las actuaciones de Ricardo
Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, entre otros artistas de renombre.
Con más de 2 000 000 de espectadores, se convirtió en la segunda película
argentina más taquillera de toda la historia del cine nacional; superada solo
por Nazareno Cruz y el lobo de Leonardo Favio, estrenada en 1975.
La presidenta Cristina
Fernández de Kirchner con el reparto de El secreto de sus ojos la segunda
película argentina ganadora del premio de la Academia.
Un año después, se
estrenó Carancho, de Pablo Trapero, que fue nominada para los Premios Oscar de
2010, pero quedó en la preselección. Actuaciones de Ricardo Darín, Martina
Gusman, Carlos Weber, José Luis Arias y otros.
Es de destacar la gran
cantidad de jóvenes realizadores, que sin ningún tipo de ayuda económica filman
contenidos de ficción para internet y espacios no convencionales y muchos de
esas películas superan en espectadores al cine comercial, entre los creadores
se destacan: Flavio Singer, Elio Fres, Nicolás Francisco Herrero, Oscar Ponferrada,
Luis Nun.
Cine independiente
argentino
Alberto Fischerman
estrena su ópera prima, The Players versus Ángeles caídos. El film, un trabajo
experimental con elementos reconocibles de la cultura pop, se presenta como
ejemplo de cine-participación (desde la configuración de film-abierto, según
los postulados del semiólogo Umberto Eco sobre la Obra abierta). En abril de
2002, Hernán Andrade y Víctor Cruz presentaron en dos funciones a sala llena
(dentro del Buenos Aires IV Festival Internacional de Cine Independiente) su
documental La noche de las cámaras despiertas. Basado en el texto homónimo de
Beatriz Sarlo sobre los hechos de censura sucedidos precisamente a comienzos de
los '70 en la obra del llamado entonces Grupo de los 5 (que integraban junto a Fischerman,
Ricardo Becher, Raúl de la Torre, Néstor Paternostro y Juan Bautista Stagnaro).
En el medio se tensa una línea histórica, difusa e intensa a la vez, de lo que
dio en llamarse Cine Independiente Argentino.
Nuevo cine argentino de
género
En la actualidad los
géneros cinematográficos están siendo revalorados en el cine argentino no sólo
por los directores locales que los abordan, sino por el público, la crítica y
los programadores. Surgen festivales destinados al cine de género
independiente, como el Buenos Aires Rojo Sangre, también conocido como el BARS.
No solo se realizan películas de terror y suspenso sino también policiales.
Entre los realizadores con más trayectoria del nuevo cine argentino de género
se encuentran: Pablo Trapero, Adrián García Bogliano, Ernesto Edwards y Hernán
Saez.
Actualidad
Argentina ha sido
nominada varias veces al Oscar a la mejor película extranjera; no obstante sólo
ha sido merecedora del premio en dos ocasiones (primero en 1986 con La historia
oficial, de Luis Puenzo, y en 2010 con El secreto de sus ojos, de Juan José
Campanella). Wakolda se llevó cuatro premios en el Festival de Cine Unasur en
San Juan: ganó en los rubros mejor actriz (Natalia Oreiro), mejor dirección
(Lucía Puenzo), revelación (Florencia Badó) y mejor película.
Desde septiembre del
2004 que la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina
selecciona la representante para el Oscar. Desde allí, las elegidas fueron las
siguiente películas: El abrazo partido, El aura, Derecho de familia, XXY,
Leonera, El secreto de sus ojos (finalmente se quedó con el Oscar), Carancho,
Aballay e Infancia clandestina.
Nominaciones argentinas
al Óscar
Mejor película
extranjera
Película extranjera
Año Película Director
Resultado Notas
1974 La Tregua Sergio Renán Nominada Perdió contra Amarcord de Federico Fellini
(Italia).
1984 Camila María
Luisa Bemberg Nominada Perdió contra La diagonal del loco (Suiza).
1985 La historia oficial Luis Puenzo Ganadora También
recibió una nominación por Mejor Guión Original
1998 Tango Carlos
Saura Nominada Perdió contra La Vida es Bella de Roberto
Benigni (Italia).
2001 El hijo de la novia Juan José Campanella Nominada Perdió
contra En tierra de nadie (Bosnia).
2009 El secreto de sus ojos Ganadora Primer
director argentino nominado en dos oportunidades
2015 Relatos salvajes Damián Szifron Nominada Perdió contra Ida
(Polonia)
Mejor guión original
Guion original
Año Película Guionista
Resultado
1985 La historia oficial Luis Puenzo Nominada
fuente: WIKIPEDIA.
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