Sinfonía de los pasillos
Se toma un
whisky una nube
un pasillo
un ritmo que
invita a escuchar el frío que se queda atrapado ahi afuera
Frío seco sordo
mudo Llanquihue
Porque la música
envuelve el pasillo
pincha mi oreja
y me lleva.
-A mi no me
vengan con sonetos solitarios.
Llevame a la 319
Me atrapa un
chelo con acento de antioquia que boceta tonos medios.
Justo enfrente
desde la 321 llora un violín limeño
cansado del frío
a pesar de su adentro
Respira hondo la
mexicana de cabello cobrizo que le toca el lóbulo de la oreja al parcero, luego
al guey, luego al viento
Viento de nube
sonidos que
trafican los rincones de este hotel y ocupan todo el pasillo
el marco de la
puerta
la de la 318,
319 que huele a La Paz, 320 Nueva York
y el piso de
abajo a cordillera
el de arriba
mirador que
abanica algún aire de esa misma música.
Más de cien
instrumentos rugen cada rincón
leones mansos
lluvia que
acepta pagar su peaje
mientras la
nieve espera en el volcán.
Diego Bennett.
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