Poné
tu corazón bajo la lluvia.
Dejalo que se lave.
Tal vez así se escurran con el agua
tantas inequidades.
Y chapaleando entre los charcos
regresará la infancia.
Prendela en el ojal
de la utopía y bailá
sin temor, batiendo alas.
No te prometo nada
-nunca lo hice-
pero tengo un sutil presentimiento:
Que podrás abrazarme como antes
y en tu pecho
se posará mi risa.
Como una mariposa.
OLGA REINOSO.
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