DE REGRESOS Y AÑORANZAS
Yo no quiero una casa.
Quiero un muro infinito donde ocultar
los cadáveres de mis propios sueños.
Quiero un jardín oscuro
donde apenas penetren mis alcohólicos
pasos
y alguna buhardilla quejumbrosa
para esconder entre libros y apuntes
una infidelidad no consumada.
Aquí,
en la muralla
en la enramada
aquí vengo a morir, en este altillo.
No tengo pasaporte ni equipaje
soy polizonte del suicidio y la
palabra.
A veces la memoria me soborna
me ofrece sensaciones que no alcanzan
a mojarme los labios
y sin embargo bebo y resucito como un
ángel anárquico.
Duele saber
duele estar despierta
y no me sirven las apelaciones
al olvido la muerte o la locura.
Alguna vez,
la noche será mía
y maullaré mis últimos intentos sobre
los techos de las cárceles
donde fueron torturados mis deseos.
Y después, como un gato
atraparé los roedores grises
de la melancolía.
OLGA REINOSO.
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