CARLOS SOLARI.
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publicada en la página webb TODOTANGO
Nombre real:
García, Carlos
Cantor
(20 octubre 1932
- )
Lugar de
nacimiento: Tacuarembó- Uruguay
Un muchacho lleno de ilusiones debutaba en unos bailes en el
Club Defensor Sporting transcurriendo 1954, cantando con la orquesta de Omar
Porcíncula, excelente pianista que hiciera paralelamente su carrera militar.
El novel cantor, nacido en Tacuarembó (Uruguay), se llama en
los documentos Carlos García, pero de entrada adoptó el nombre artístico Carlos
Solari.
Fue cumpliendo etapas de superación que hemos ido evocando
acudiendo a su memoria. Su emoción cuando en 1950, antes de su presentación
como cantor de orquesta, interpretó “Mi vieja viola” en una reunión de
payadores acompañado en la guitarra por su autor, Humberto Correa. Su presencia
junto al Quinteto de Oro de Armando Blasco, que también acompañaba al
intérprete Ricardo Ibáñez.
En 1960, en el Canal 4 de Montevideo, en un programa llamado
Fantasías Ferrosmalt cantó “Malena”, primer tango que se cantó en esa emisora
de TV acompañado por la orquesta que desde el bandoneón dirigía Horacio
Márquez. Con dicho conjunto se presentaron también en el Club Náutico de
Carrasco.
Con el guitarrista Miguel Silva Aguilar como acompañante,
actuó en La Casa de Gardel, por Canal 10 y también registró su voz en el Canal
12 junto al conjunto típico Puglia-Pedroza.
Llega al disco para el desaparecido sello Edwards, como
cantor de la excelente orquesta arreglada y dirigida por el maestro César
Zagnoli, en 1963. Graba como solista de canto “Candombe de media noche”, de
Alfonso Fogazza y a dúo con Julio Pomar, el tango “Mi malacara y yo”.
Su inquietud artística lo lleva a Buenos Aires, en el año
1964. Allí se radica y trabaja intensamente, debutando en Patio de Tango,
además en Tango Club, entonces regenteado por Cholo Hernández, acompañado por
un pequeño conjunto de Alfredo Calabró, en el que también actuaba el destacado
bandoneonista Oscar Castagniaro. Fueron días de intenso trabajo. Tres años
consecutivos actuó en la Cantina El Alba, junto al gran compositor y
bandoneonista José Dames.
A esta altura se produce un importante acontecimiento en su
trayectoria. El 1 de abril de 1967 debuta en Radio El Mundo de Buenos Aires,
junto a la excelente orquesta codirigida por dos grandes del bandoneón: Julio
Ahumada y Miguel Bonano. La orquesta graba en Odeon y Carlos Solari registra el
tema: “Dondequiera que estés” (de Armando Pontier y Federico Silva), realizando
giras por el interior argentino.
En 1968, junto a Pedro Maffia, José Canet y Julián Centeya
realiza un trabajo conjunto, plasmado en un disco larga duración para el sello
Matus.
Antes de proseguir corresponde señalar que todos los años,
puntualmente cuando sus trabajos lo permitían, Carlos Solari llegaba a
Montevideo para abrazarse con su familia y con sus amigos. Precisamente en
Montevideo se presentó con Julián Centeya en el Teatro El Galpón, en una de
esas escapadas a su querida patria.
En la década del 70, Homero Expósito estimula la presencia
de Carlos Solari en el Festival de Tango en La Falda (Córdoba) como
representante uruguayo, donde logró llegar a las finales. En la temporada
siguiente volvió y fue distinguido con la medalla de oro de la Secretaría de
Turismo, realizando actuaciones que se prolongaron durante diez años en los
hoteles del Valle de Punilla (Córdoba). Obtiene por entonces Guitarra de Oro en
el festival de Cosquín de 1974, donde se relaciona con el famoso acordeonista Bertolín.
Viene luego la etapa de su radicación en Bariloche, donde
desarrolla intensa labor, en especial en el quincho del Hotel Bella Vista que
se prolonga por alrededor de quince años y posteriormente realiza giras, una de
las cuales culmina en México donde vuelve a contraer matrimonio y allí se
radica. Su espíritu lo impulsa a las giras, con su guitarra que le acompaña y
siempre recuerda a Félix Blanco, primera voz de Los Trovadores de Cuyo, quien
le enseñó a pulsarla.
Es figura de atracción en Rincón Gaucho, en el Distrito
Federal de la ciudad de México y también miembro entusiasta de la Academia del
Tango de México. Ha ganado un lugar de privilegio en la consideración de todos,
al amparo de su don de gentes, su cordialidad y su optimismo.
Surco fecundo pues, forjado por el cantor. Una voz clara, de
perfecta dicción, que permite la comparación con los grandes. Un excelente
intérprete que sabe trasmitir lo que siente.
Nos corresponden las generales de la ley si además decimos
que Carlitos Solari es un amigo del alma, que mucho queremos, pero al margen de
ello, es de estricta justicia que lo destaquemos para la consideración de los
buenos tangueros.
fuente: TODOTANGO.
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BARRIO DE TANGO
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