“Fly
me to the moon (in other words)”
en otras palabras
me pone perplejo esta simple
ensoñación
de tomarte de la mano y llevarte
a las primaveras marcianas,
pasando por quinta vez por la
laberíntica luna
en la que Jung sigue jugando a la
rayuela
con su heroína, una niña, una casi
niña
que huye, diacrónica, para esquivar
los piedrazos del abuso en su cuerpo,
la mano,
esa mano injusta, tomando su sonrisa
con fuerza bruta, por mujer, por casi
mujer,
por hermosura
mientras,
Dinah y Frank envuelven sus voces en
un papel
brillante para subirse al trompito de
plástico
que mi sobrino libera en el living,
dice que es una nave musical azul que
vino
en un huevo de chocolate para
bambolearse
por los anillos de Júpiter, entre las
patas
de los muebles, dice que traslación,
que rotación, que orbita al compás
de unas trompetas o que baila en las
teclas
de un piano que un joven puso en
alguna
costa del Atlántico para que las olas,
para que esa fotografía,
para que la eternidad, Dinah, ah,
astro-laberinto, jazz, blues,
Frank, trompeta,
trompito
entretanto,
George Méliès limpia las vidrieras de
su
juguetería en la estación de
Montparnasse,
y ríe, loco, porque pudo viajar de un
cañonazo
a una luna antropomórfica y
somnolienta,
incrustándose con su misil en uno de
sus ojos,
divisar a lo lejos una Tierra en
blanco y negro,
y desintegrar a paraguazos y a patadas
a todo selenita que se interpusiera en
su
camino, el camino del hombre y de la
ciencia,
contradicción, misil, imaginación,
realidad, incrustación, quizás sea
cierto
que algún día dos niños, Buzz y Neil,
puedan caminar por allí, o dar
saltitos,
como si estuvieran jugando a la
rayuela
con la casi niña de Jung, de la cual
jamás
sabremos su nombre,
mirlo George,
mirlo Méliès
por lo tanto,
en otras palabras, bésame porque la
luna
es gratis y es mentira que tenga
dueño,
y porque hay otra canción en mi
corazón
prismático, catalejo, porque el
cometa,
el Principito, porque tus labios
púrpuras,
porque el Mar de la Tranquilidad
y la mar en coche, porque esta imagen
en un desierto, vos, yo,
y ella ha estado allí, dijo Jung,
y para qué la eternidad, Dinah, ah,
mi mente astro-laberinto, jazz, blues,
Frank, trompeta,
trompito
MARIO DOLDAN.
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