POEMA
Poema
agazapado en los cristales
me convocas
impides ese mar, ese rostro y la voz
te acunas en un lunar sombrío
en esa huerta
en la leña
en
Sales al paso de mi congoja
la tornas en azahares, hojas rotas,
menudos apuntes cruzados
trazo aquí y allá en la memoria
burlando ese margen esquivo
hachazo y bravío batallar
Llámame tras el nombre de un camino,
en el olor aquel sobre los sauces
y entonces
Río
rozando el oído incitas laberintos,
evitas el olvido en los manjares de la
luna,
en el banquete de fríos ases.
Si enlazas al cabello tu recuerdo mudo
yo te libero entre la palma y la
mejilla
entre el sediento amanecer y la bruma,
en las humedades, el moho, los
responsos, las rodillas ásperas, las oquedades
te libero en esa ráfaga que ahoga mi
respiración y enmudece en los cristales.
Canto
te escucho en el bramido, calcinando
huesos rotos, aliviando la sangre, la herida.
te oigo intentando escapar de los
metales
del tañer de la campana, del campo,
del campesino que te mocha con su hoz impiadosa
escucho tu vibrar y te convoco
como la orilla a esa onda, a la marea
Bailo
y te enumero por miles hasta el
hartazgo de la sílaba, del hiato, de la coma, punto. Te quiebro como a un plano
de sombra, como a un eclipse.
te convoco en la médula del ritmo
y en las plantas de los pies contra la
tierra.
Aplano tus altibajos de sombra por los
juncos, entre las piedras rodantes, rodantes piedras.
Bailo tu amanecer
y me conduelo porque siempre serás
silencio, ausencia, rayo y tormenta de arena.
Lloro
Lloro la nostalgia por la abigarrada
inquietud,
por los caminos nunca transitados y
por los mares que jamás, jamás navegaré.
Lloro tu presencia por ser la ausencia
de lo perdido de lo que nunca fue ni será.
Porque lloras el trigo en la harina y
la molienda en el pan
Pero igual te convoco
te libero y te nombro entre la carne,
bajo los pliegues
en el sendero del vello, de la uña, de
todos los partos sobre la tierra
y en todos los nombres que
nacieron,te nombro.
Poema
te miro, hasta la ceguera, hasta el
viejo oscuro, hasta el hermano. Te miro. En el talento agujereado, te nombro.
Calando la luz los colores. Te enumero
en el espectro que destroza los cristales y me torna blanco. Ojos blancos.
Poema
te llamo y convoco amaneceres en tu
nombre.
Mariel Monente
marielmonente.Blogspot.com.ar
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