martes, 6 de junio de 2017

MARIEL MONENTE, POEMA



POEMA


 


Poema

agazapado en los cristales

me convocas

impides ese mar, ese rostro y la voz

te acunas en un lunar sombrío

en esa huerta

      en la leña

                 en



Sales al paso de mi congoja

la tornas en azahares, hojas rotas, menudos apuntes cruzados

trazo aquí y allá en la memoria

burlando ese margen esquivo

hachazo y bravío batallar



Llámame tras el nombre de un camino,

en el olor aquel sobre los sauces



                                                 y entonces

Río

rozando el oído incitas laberintos,

evitas el olvido en los manjares de la luna,

en el banquete  de fríos ases.



Si enlazas al cabello tu recuerdo mudo

yo te libero entre la palma y la mejilla

entre el sediento amanecer y la bruma,

en las humedades, el moho, los responsos, las rodillas ásperas, las oquedades



te libero en esa ráfaga que ahoga mi respiración y enmudece en los cristales.



Canto

te escucho en el bramido, calcinando huesos rotos, aliviando la sangre, la herida.

te oigo intentando escapar de los metales

del tañer de la campana, del campo, del campesino que te mocha con su hoz impiadosa

escucho tu vibrar y te convoco

como la orilla a esa onda, a la marea



Bailo

y te enumero por miles hasta el hartazgo de la sílaba, del hiato, de la coma, punto. Te quiebro como a un plano de sombra, como a un eclipse.

te convoco en la médula del ritmo

y en las plantas de los pies contra la tierra.

Aplano tus altibajos de sombra por los juncos, entre las piedras rodantes, rodantes piedras.

Bailo tu amanecer

y me conduelo porque siempre serás silencio, ausencia, rayo y tormenta de arena.



Lloro

Lloro la nostalgia por la abigarrada inquietud,

por los caminos nunca transitados y por los mares que jamás, jamás navegaré.

Lloro tu presencia por ser la ausencia de lo perdido de lo que nunca fue ni será.



Porque lloras el trigo en la harina y la molienda en el pan



Pero igual te convoco

te libero y te nombro entre la carne, bajo los pliegues

en el sendero del vello, de la uña, de todos los partos sobre la tierra

y en todos los nombres que nacieron,te nombro.



Poema

te miro, hasta la ceguera, hasta el viejo oscuro, hasta el hermano. Te miro. En el talento agujereado, te nombro.

Calando la luz los colores. Te enumero en el espectro que destroza los cristales y me torna blanco. Ojos blancos.

Poema                     

te llamo y convoco amaneceres en tu nombre.





Mariel Monente
marielmonente.Blogspot.com.ar

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