miércoles, 14 de septiembre de 2016

NABOR ALVARO CORDOBA, CUANDO MUERA



CUANDO MUERA



Cuando yo muera,

ante todo,

quiero que no me coloquen crucifijo

ni se congreguen ante mí con los rostros compungidos.

Morir?

Todos los hombres mueren

y pasan a nuevas residencias.

Francamente

no debe ser agradable esa esclavitud

rodeado de metal y de madera,

como un estúpido

al que no le dan los buenos días.

Encontrarme estirado, con las manos juntas

como animal encerrado

tiene muy poco de humano.



A mí me complacería

ser dejado en otro lado

y nunca en un cementerio,

silencioso, con olor a flores olvidadas

en ese lúgubre clima.

Cuando yo muera

quiero que me tiren en el campo,

sobre el pasto,

donde corra el viento

y el sol me clave sus brillantes dardos.

Es más saludable y libre

quedar tirado en el campo

y no entre cuatro paredes

como un muerto esclavizado.



Allá quedarán mis restos

junto a los pastos hermanos

y con el viento

en las tardes de verano

habrán de cantar

mi muerte llena de pájaros.

Así pasarán los días:

serán tierra de la tierra

jamás polvo esclavizado.



Morir,

morir qué más da,

si se muere a cada rato.

Eso sí, tengan presente,

ni crucifijo, ni llantos,

ni lutos, ni encajonado;

a mí déjenme en el campo

como si fuera

un animal que se aleja

para quedar bajo el sol,

andar libre con los vientos

y fecundar nuevos cantos.



NABOR ALVARO CORDOBA.
del libro: Paseo por la vida.

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