Microrrelato de Eugenio Mandrini:
Los misterios de la
poesía
Leo con sumo placer el excelente libro de
microrrelatos que la editorial Menoscuarto ha publicado en fechas recientes del
escritor argentino Eugenio Mandrini, Las otras criaturas, un universo de
narraciones tan breves como sabias con la fauna (la animal y la humana) con
denominador común.
Reproduzco una de las piezas que más me han gustado,
“Los misterios de la poesía”, texto que supone una revisión desmitificadora de
ciertos resortes maximalistas del proceso de creación literaria.
LOS MISTERIOS DE LA POESÍA
Eugenio Mandrini
El poeta Ezra Kiesinsky, famoso por sus visiones que
la realidad prontamente imitaba, hacía meses que no escribía una sola línea, ni
una palabra o sílaba o letra. Se estaba allí, de pie frente a la ventana que
daba al patio de su vieja casa, esperando una sorpresa: la caída de algún
fragmento de otra dimensión, de una hoja de otoño vestida de escarcha, o de una
gota del sudor del sol, en fin, algo, alguna de esas súbitas apariciones que,
como solía sucederle, le abrieran la puerta de entrada al tembladeral del
poema. Entonces vio al elefante, que lo miraba desde el patio. Era de un color
gris violáceo y tan enorme su edificio de carne que pareció cubrir de sombra la
ventana y aun la casa entera. Debía pesar, se dijo, más de tres toneladas.
Antes de que la sobrenatural imagen desapareciera tan
súbitamente como había llegado, el poeta Ezra Kiesinsky se sentó, puso una hoja
bajo su mano y, sin agitar la respiración, escribió un admirable poema sobre
una insignificante hormiga.
Eugenio Mandrini, Las otras criaturas,
Menoscuarto, 2013, página 28.
La llave secreta de Eugenio Mandrini, uno de los
grandes cultivadores actuales del microrrelato hispanoamericano, es bifronte:
causa placer y al tiempo produce estupor, una mezcla no demasiado común de
precisión narrativa con encantamiento poético. Se trata, por tanto, de intentar
llegar a esa frontera donde el autor y el lector se funden para hacer de la
literatura otro modo de imaginada locura, quizás otro posible camino de
salvación. Estas criaturas —le dice Mandrini al lector cómplice— pueden ser
tuyas, pero atrévete a no cerrar los ojos. Saltan. Enceguecen. Golpean con manos
de caricia. Vuelven.
“Las otras criaturas”, de Eugenio Mandrini, en Grandes
Libros.
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