sábado, 20 de agosto de 2016

MARIA LAURA COPPIÉ, COMPETENCIA DESLEAL

MARIA LAURA COPPIÉ, 
COMPETENCIA DESLEAL


Hace meses me acompaña un dolor.
Lo acarreo por la ciudad, duerme conmigo.
Pobre muñequita vudú
que se fabricó de mí.
La tira al piso
y le baila tap con sus opacos zapatos bajos.
La muñequita no dice nada,
tiene dos o tres puntadas desprolijas como boca.
Pero con cada pisada escupe una purpurina.  

Siento los alfileres atravesándome.
Lloro. Pero la muñequita se la banca.
Ahora le retuerce el cuello
y yo, otra contractura.
La muñequita de mí vuelve 
a su lugar el gesto blanco.
Le tira del brazo. Mejor.
Me ahorra la clase de elongación.
Ahora las piernas,
quizás después sea más alta.
No me importa.
La cabeza estalla. No me importa nada.
Pincha, pincha. Pincha
las sienes, entre las cejas,
acupunturea la frente entera.
Que torture nomás 
a la muñequita de mí
que no se le va a saltar el esmalte.  

Vuelve a pisarla,
rebota en los muslos su bronca.
La muñequita de mí no registra huella.
Yo masajeo mi nuca con aceite de lavanda,
respiro hondo por la derecha,
me baño en vinagre, piso césped
y matitas de algodón entre las manos.  

No se juzgan artes de amar o piruetas
ni están en juego las tanguitas estrelladas.
Tampoco lo que dicen los libros,
el perfume, las miradas, los secretos,
tanta magia.
No.  

No, querida.
Yo lo hago reír.
Ésa es mi vacuna.  

La muñequita vudú
-muñequita de mí-
viene con costura reforzada. 

MARIA LAURA COPPIÉ
COMPETENCIA DESLEAL.

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