JORGE PAOLANTONIO, NOTA

JORGE PAOLANTONIO.
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Viajes y premios para el creador de “Rosas de Sal”

lunes, 09 de noviembre de 2015

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Jorge Paolantonio: autor catamarqueño para el mundo

Jorge Paolantonio. En una conferencia que dictó en la casa natal de Walt Whitman.

Hace un mes Jorge Paolantonio leía sus textos en una meca simbólica para los poetas del mundo: la casa natal de Walt Whitman en EE.UU. Dos semanas más tarde, recibía su diploma “Senador Sarmiento”, máximo galardón que el Senado nacional otorga en los rubros de cultura y ciencia. Antes estuvo como invitado en festivales de Bogotá y Barranquilla. Conscientes de su trascendencia concertamos esta entrevista donde el reconocido autor catamarqueño habla un poco de su presente y de su rol en el mundo literario.

- ¿Cómo ve su carrera a través de los distintos galardones que ha ido recibiendo?

-Toda premiación es una forma de aliento. El reconocimiento que todos, en cualquier instancia de la vida, necesitamos. En ese sentido, soy y estoy siempre agradecido. Si uno trabaja y hace lo que le gusta, ¿qué mejor, además, que ser galardonado? Ahora bien, eso es válido si uno deja la vanidad de lado y comprende que no se trata de una competencia sino de una entrega. Para ello hay que construir ladrillo a ladrillo una obra coherente que brinde, desde su estética propia y una ética palpable, un mensaje que trascienda. En eso estamos, diría.

- ¿Cómo está compuesta su obra? ¿Cuántas publicaciones tiene en formato libro?

-Son muchos años escribiendo. Eso suma en cantidad, digamos. Son casi treinta libros. Pero quiero ser sincero: algunos han sido ediciones mínimas y hechas a pulmón por editoriales entusiastas. Había que ser muy optimista para editar poesía. Hoy por hoy me interesa que se reúna en antologías una selección de mis versos esparcidos. En este sentido quien abrió la brecha fue ‘Obra Selecta’, una publicación del gobierno provincial en noviembre de 2010 y que se distribuyó gratuitamente en establecimientos educativos y bibliotecas de toda la región.

- ¿Cuál es su temática central? ¿Qué hace que su voz sea propia?

-Soy un hombre que bendice su infancia y su lugar de nacimiento. Y le canta. La nostalgia por lo puro es a veces un antídoto contra el caos de las ciudades deshumanizadas. Rescato lo simple. Ensalzo la trascendencia del afecto. Creo en el poder sanador de la palabra. Me empeño en guardar las tradiciones del lenguaje nuestro. Mis creaturas siempre son redimidas por el amor o la compasión. Creo en la nobleza de lo simple. Resisto y defiendo género y libertad de pensamiento.

- Háblenos de sus novelas y de su difusión.

-La novela como género fue algo a lo que me dediqué bastante tarde. Pero cuando lo hice sentí mucha felicidad: era como iniciar un viaje donde sólo importaba el deseo de hacerlo. Tuve la dicha de que mi primera novela –Año de Serpientes- recibiese un primer premio importante. Eso me animó a seguir contando historias. Y ya no me detuve nunca. En cuanto a difusión creo que jamás he hecho un ‘best seller’. Soy, más vale, un autor que escribe sólo sobre lo que le interesa sin pensar si eso será un producto vendible. Eso, para muchas editoriales grandes, es un inconveniente. No vender masivamente pesa siempre en contra.

- Denos el nombre de sus novelas. Puede resultar una forma de difusión.

-Ya nombré la primera. Esa fue casi un experimento. Luego escribí Ceniza de Orquídeas, una historia semi-biográfica con O’Neill, el dramaturgo del Nobel, como protagonista. Esa novela me trajo el Premio Municipal de Buenos Aires. Casi enseguida apareció Algo en el Aire, una trama sobre tres crímenes que, escrita como melodrama, sucede en la Catamarca de finales de los años ‘40. Me divertí mucho escribiéndola. Luego vino La Fiamma, la historia de un crimen en el mundo de la ópera y que transcurre entre 1908 y 1934. Tras ella apareció Traje de Lirio, una historia de aprendizaje que revela esas ciudades del Noroeste en los años cincuenta (los de mi propia infancia). La última escrita es Aguasanta – una historia de amor contrariado que sucede en medio de la llamada “masacre de la Capilla del Rosario” en nuestro propio lugar. Estoy esperando que la municipalidad cordobesa, que la premió con el Luis de Tejeda, cumpla con su publicación.

- No hemos mencionado su teatro. Su creación de ‘Rosas de Sal’ es posiblemente el más popular de sus trabajos. Veinte años en cartel es todo un hito.

-En realidad la popularizó Blanca Gaete, magistral y querida actriz nuestra. Ella la llevó no sólo a toda Catamarca. Hizo con ella buena parte del país y Latinoamérica. La puesta del inolvidable Manuel Chiesa y el trabajo de Gaete aseguraron un éxito del que siempre estoy orgulloso, claro. También me siento feliz con todos los espectáculos que se han hecho con mi dramaturgia. Allí el director Daniel Fernando Martínez jugó y juega un rol fundamental.

-¿Cuál es la próxima parada en su derrotero?

-Estoy a punto de presentar mi antología En este duro oficio en un maratón de poesía a celebrarse en la costa atlántica. Luego haré Catamarca, Vicuña en Chile y Montevideo, en ese orden. Será el punto final para un año pródigo en amigos, lectores agradecidos, viajes y premiaciones.

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