RENE FAVALORO.
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El Dr. René Favaloro en una fotografía tomada en 1976.
Nombre René Gerónimo Favaloro
Nacimiento 12 de julio de 1923, La Plata, Argentina
Fallecimiento 29 de julio de 2000 (77 años),
Buenos Aires, Argentina
Buenos Aires, Argentina
Nacionalidad Argentino
Doctorado Universidad de La Plata
Ocupación Educador, Profesor, Médico Cirujano
René Gerónimo
Favaloro (La Plata, Argentina, 12 de julio de 1923 - Buenos Aires, Argentina,
29 de julio de 2000) fue un prestigioso Educador y médico cardiocirujano
argentino, reconocido mundialmente por ser quien realizó el primer bypass
cardiaco en el mundo. Estudió medicina en la Universidad de La Plata y una vez
recibido, previo paso por el Hospital Policlínico, se mudó a la localidad de
Jacinto Aráuz para reemplazar temporalmente al médico local, quien tenía
problemas de salud.1 A su vez, leía bibliografía médica actualizada y empezó a
tener interés en la cirugía torácica. A fines de la década de 1960 empezó a
estudiar una técnica para utilizar la vena safena en la cirugía coronaria. A
principios de la década de 1970 fundó la fundación que lleva su nombre.
Se desempeñó en
la Conadep, condujo programas de televisión dedicados a la medicina y escribió libros.
Durante la crisis del 2000, su fundación tenía una gran deuda económica y le
solicitó ayuda al gobierno sin recibir respuesta, lo que lo indujo a
suicidarse. El 29 de julio de 2000, después de escribir una carta al Presidente
De la Rúa criticando al sistema de salud, se quitó la vida de un disparo al
corazón.
Biografía
René Favaloro
junto a Luis Federico Leloir y su esposa.
René Favaloro
nació y se crio la Ciudad de La Plata, Argentina junto a sus padres Juan
Bautista Favaloro, un carpintero e Ida Raffaelli de Favaloro una modista.
Siempre estuvo comprometido con el conocimiento, gracias en parte a su abuela
materna, quien le transmitió su amor por la naturaleza y la emoción al ver
cuando las semillas comenzaban a dar sus frutos. A ella le dedicaría su tesis
del doctorado: "A mi abuela Cesárea, que me enseñó a ver belleza hasta en
una pobre rama seca"
Realizó la
primaria en la escuela nº45, En esta escuela se levantó un mural en su memoria.
En 1936 comenzó sus estudios secundarios en el Colegio Nacional Rafael
Hernández; finalizada esta etapa, ingresó en la Facultad de Ciencias Médicas de
la Universidad Nacional de La Plata. En el tercer año comenzó las prácticas en
el Hospital Policlínico y empezó a tomar contacto por primera vez con los
pacientes. Excediendo lo exigido por el programa, volvía por las tardes para
controlar la evolución de los pacientes y dialogar con ellos.
Asimismo
observaba a los alumnos de sexto año de Rodolfo Rossi o Egidio Mazzei,
profesores titulares de Clínica Médica, y, además, presenciaba las cirugías de
José María Mainetti y Federico E. B. Christmann, quien le enseñó las técnicas
de simplificación y estandarización que aplicó después en la cirugía
cardiovascular, su contribución a las operaciones del corazón y las grandes
arterias. Su preparación profesional la realizó en el Hospital Policlínico
donde se recibían los casos complicados de toda la provincia de Buenos Aires.
Vivió en el hospital durante los dos años de residencia. Se graduó en 1949 e
inmediatamente se produjo una vacante para médico auxiliar, puesto al que
accedió en forma interina. pero en la tarjeta con los datos para completar
figuraba una cláusula en donde aceptaba la doctrina del gobierno de turno y se
tenía que afiliar al Partido Justicialista, lo que no aceptó. Al poco tiempo su
hermano, Juan José, médico también, empezó a trabajar en la clínica con él,
integrándose muy pronto a la comunidad por sus condiciones humanas. Durante los
años que ambos permanecieron en Jacinto Aráuz fundaron un centro asistencial
Desapareció la mortalidad infantil de la zona, se redujo la cantidad de
infecciones en los partos y la desnutrición, crearon un banco de sangre de
personas vivas con donantes que se presentaban cada vez que los necesitaban y
realizaron charlas comunitarias en las que enseñaban métodos para prevenir
enfermedades.
Hector Atilio
Delmar, presidente de Gimnasia y Esgrima La Plata de ese momento, abraza a René
Favaloro el 30 de diciembre de 1984, cuando Gimnasia y Esgrima La Plata
ascendió a Primera División de Argentina.
Favaloro se
actualizaba con publicaciones médicas y realizaba cursos de capacitación en La
Plata. Se interesó por las intervenciones cardiovasculares, que en ese tiempo
se estaban empezando a desarrollar, y por la cirugía torácica. Empezó a ver la
forma de terminar su etapa de médico rural y capacitarse en Estados Unidos, el
profesor José María Mainetti le aconsejó la Cleveland Clinic. Se radicó en
Cleveland y se desempeñó primero como residente y luego en el equipo de cirugía
en colaboración con médicos locales, concentrando su trabajo en enfermedades
valvulares y congénitas. Posteriormente se interesó en otros temas, como las
cineangiocoronariografías y al estudio de la anatomía de las arterias
coronarias y su relación con el músculo cardíaco. A comienzos de 1967, Favaloro
estudió la posibilidad de utilizar la vena safena en la cirugía coronaria,
haciendo prácticas con sus ideas en mayo de ese año. La estandarización de esta
técnica, llamada del bypass o cirugía de revascularización miocárdica, fue el
principal trabajo de su carrera, lo que le dio prestigio internacional, ya que
el procedimiento cambió radicalmente la historia de la enfermedad coronaria. En
1970 editó un libro llamado Surgical Treatment on Coronary Arteriosclerosis,
que fue también editado en español con el nombre Tratamiento Quirúrgico de la
Arteriosclerosis Coronaria.
En 1971 Favaloro
regresó a la Argentina a operar al Sanatorio Guemes de la Capital Federal que
era liderado por Mauricio Barón como presidente de la institución y por el
doctor Luis De la Fuente, experto en cardiología clínica y en la incipiente
cardiología invasiva. Ya antes, Favaloro fue alentado -desde 1968- a operar un
paciente ciego que no podía viajar a EE.UU. por el mismo cardiólogo
intervencionista argentino doctor De la Fuente quien se había a su vez quedado
en el país por su esposa argentina Inés Fitte y por el nacimiento inminente de
Héctor De la Fuente Fitte, actual Periodista de Medicina.
El doctor De la
Fuente era clave por su formación de excelencia en EE.UU., y fue fundamental
para Favaloro ya que hacía los diagnósticos clínicos y los cateterismo
coronarios y fue un posterior pionero internacional- De la Fuente- de la
angioplastia con stent con medicamento -Buenos Aires, 1999- y fue también un
pionero de la angioplastia coronaria y del stent coronario en Argentina; la
neoarteria; el seno coronario; las células madre todos avances impulsados por
De la Fuente cuyo primer caso como angioplastia en su país fue en una arteria
femoral de la pierna -1979, en la Argentina-; con el sueño de desarrollar
Favaloro un centro de excelencia similar al de la Cleveland Clinic, que
combinara la atención médica, la investigación y la educación.
Ver la págima web
del Sanatorio Guemes: www.sanatorioguemes.com.ar y el libro de la Editorial
Perfil del doctor Mauricio Barón y demás publicaciones.
En 1975, Favaloro
fundó con ese propósito junto a otros colaboradores la Fundación Favaloro, que
además es un centro de capacitación donde estudian alumnos de diferentes partes
del mundo y donde cada dos años se celebra el congreso Cardiología para el
Consultante. Además, en 1980 Favaloro creó el Laboratorio de Investigación
Básica, manteniéndolo con dinero propio por un largo tiempo, dependiente del
Departamento de Investigación y Docencia de la Fundación Favaloro. Con posterioridad,
pasó a ser el Instituto de Investigación en Ciencias Básicas del Instituto
Universitario de Ciencias Biomédicas. Esta fue la base de la creación, en
agosto de 1998, de la Universidad Favaloro. En 1992 se inauguró en Buenos Aires
el Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular de la Fundación Favaloro,
entidad sin fines de lucro. Con el lema "tecnología de avanzada al
servicio del humanismo médico" se brindan servicios altamente
especializados en cardiología, cirugía cardiovascular y trasplante cardíaco,
pulmonar, cardiopulmonar, hepático, renal y de médula ósea, además de otras
áreas. Favaloro concentró allí su tarea, rodeado de un grupo selecto de
profesionales dejando al Sanatorio Guemes. El Centro Editor funcionó hasta el
año 2000.
Favaloro había
sugerido que el laboratorio de los doctores Emilio Haas y Luis Verruno era
ideal para hacer los análisis de histocompatibilidad en el país. Pero las
Abuelas de Plaza de Mayo descubrieron que Verruno trabajaba en el Hospital
Militar (el cual había funcionado como centro clandestino de detención durante
la dictadura), y no aceptaron la recomendación de Favaloro.
Suicidio
Hacia el año
2000, la Argentina estaba ya sumergida en una crisis económica y política, la
Fundación Favaloro estaba endeudada en unos US$ 75 millones, por lo que
Favaloro pidió ayuda al gobierno, sin recibir una respuesta oficial. Después de
su muerte se supo que le había enviado una carta al entonces Presidente de la
Nación, el Dr. Fernando de la Rúa, que nunca había sido leída y en la que
expresaba su cansancio de "ser un mendigo en su propio país" y le
solicitaba ayuda para recaudar fondos para la Fundación. Además, expresaba que
la sociedad argentina necesitaba su muerte para tomar conciencia de los
problemas en los que está envuelta.
(Del Dr. René Favaloro/ julio 29-2000 -
14,30 horas)
Si se lee mi carta de renuncia a la
Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber
alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno
compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces.. Volví para trabajar en
docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio
Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y
cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles. Le
dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la
mayoría de los miembros de nuestro grupo. En lo asistencial exigimos de entrada
un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron
operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las
obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel
entonces.
La relación con el sanatorio fue muy clara:
los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la
internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada).
Nosotros con los honorarios pagamos las
residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los
médicos proporcionalmente.
Nunca permití que se tocara un solo peso de
los que no nos correspondía.
A pesar de que los directores aseguraban
que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido
de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro
trabajo.
Este era nuestro único contacto.
A mediados de la década del 70, comenzamos
a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el
departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego
la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular.
Cuando entró en funciones, redacté los 10
mandamientos que debían sostenerse a rajatabla, basados en el lineamiento ético
que siempre me ha acompañado. La calidad de nuestro trabajo, basado en la
tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que
no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción
imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a
nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos
negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia,
jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron
ni mandan sus pacientes al Instituto.
¡Lo que tendría que narrar de las
innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!
Manga de corruptos que viven a costa de los
obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que
corresponde a la atención médica.
Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden
certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar
del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país.
Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una
vieja deuda con nosotros (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la
hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos
pedían (como es lógico no a mí directamente).
Si hubiéramos aceptado las condiciones
imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos
últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender
toda la demanda.
El que quiera negar que todo esto es cierto
que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre
elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno.
Lo mismo ocurre con los pacientes privados
(incluyendo los de la medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes
por el famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participación del
cirujano.
Hace muchísimos años debo escuchar aquello
de que Favaloro no opera más! ¿De dónde proviene este infundio?. Muy simple: el
pacientes es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado.
El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. 'Pero cómo, usted
no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?'. 'Yo le voy a recomendar un
cirujano de real valor, no se preocupe'.
El cirujano 'de real valor' además de su capacidad
profesional retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios!
Varios de esos pacientes han venido a mi
consulta no obstante las 'indicaciones' de su cardiólogo. '¿Doctor, usted sigue
operando?' y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el
mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre.
Muchos de estos cardiólogos, son de
prestigio nacional e internacional.
Concurren a los Congresos del American
College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de
felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna 'lecture' de
significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas,
decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los
ojos.
Pero aquí, vuelven a insertarse en el
'sistema' y el dinero es lo que más les interesa.
La corrupción ha alcanzado niveles que
nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto
Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían
empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus
consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los
porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía, los métodos de
diagnóstico no invasivo (Holter eco, camara y etc, etc.) los cateterismos, las
angioplastias, etc. etc., están incluidos.
No es la única institución. Médicos de la
Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado.
Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado,
visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle 'la operación
económica' y entregará el sobre correspondiente!.
La situación actual de la Fundación es
desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo
pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir 'no hay camas
disponibles'.
Nuestro juramento médico lo impide.
Estos pacientes demandan un alto costo
raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos
lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los
proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses..
Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica.
En Estados Unidos, las grandes
instituciones médicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la
investigación por las donaciones que reciben.
Las cinco facultades médicas más
trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.
Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y luego publicitó
en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros!.
Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero
por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta.
Maneja miles de millones de dólares, pero para una institución que ha entrenado
centenares de médicos desparramados por nuestro país y toda Latinoamérica, no
hay respuesta.
¿Cómo se mide el valor social de nuestra
tarea docente?
Es indudable que ser honesto, en esta
sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.
La mayoría del tiempo me siento solo. En
aquella carta de renuncia a la C. Clinic , le decía al Dr. Effen que sabía de
antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español!
Sin duda la lucha ha sido muy desigual.
El proyecto de la Fundación tambalea y
empieza a resquebrajarse.
Hemos tenido varias reuniones, mis
colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro
recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la
Fundación debemos incorporarnos al ´sistema'.
Sí al retorno, sí al ana-ana.
'Pondremos gente a organizar todo'. Hay
'especialistas' que saben como hacerlo. 'Debes dar un paso al costado.
Aclararemos que vos no sabes nada, que no estás enterado'. 'Debes comprenderlo
si querés salvar a la Fundación'.
¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!
En este momento y a esta edad terminar con
los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me
resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.
Joaquín V. González, escribió la lección de
optimismo que se nos entregaba al recibirnos: 'a mí no me ha derrotado nadie'.
Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha
derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Estoy cansado de recibir
homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el
grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular.
El año pasado debí participar en varios
países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo.
'¡La leyenda, la leyenda!'
Quizá el pecado capital que he cometido,
aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis
críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan
hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación.
Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.
Me consuela el haber atendido a mis
pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi
inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.
Estoy cansado de luchar y luchar, galopando
contra el viento como decía Don Ata.
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí
meditada.
No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su
compañera inseparable, con ella me voy de la mano.
Sólo espero no se haga de este acto una
comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto
académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un
médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.
En estos días he mandado cartas
desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir
respuesta.
En la Fundación ha comenzado a actuar un
comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las
primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados.
El lunes no podría dar la cara.
A mi familia en particular a mis queridos
sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77
años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta
alcanzar la misma edad, que no es poco.
Una vez más reitero la obligación de
cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes
cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.
Queda terminantemente prohibido realizar
ceremonias religiosas o civiles.
Un abrazo a todos
René Favaloro.
Libros
René Favaloro
publicó más de trescientos trabajos de su especialidad. Debido a su pasión por
la historia llegó a escribir dos libros de investigación y divulgación sobre el
general José de San Martín. Es autor también de la autobiografía De La Pampa a
los Estados Unidos (la versión en inglés, titulada The Challenging Dream of Heart
Surgery fue publicada en Boston, EE.UU. por Little, Brown and Company en 1994),
en el cual recuerda sus diez años de trabajo en equipo con eminentes
personalidades de la medicina durante su estancia en la Cleveland Clinic. Éste
se publicó por primera vez en 1992, llegando a alcanzar la octava edición en
1996 a través de la Editorial Sudamericana. Además, su autobiografía denominada
Recuerdos de un médico rural tiene varias ediciones, la primera de ellas
editada en el año 1980. Finalmente su último libro, Don Pedro y la Educación,
se publicó en Buenos Aires por el Centro Editor de la Fundación Favaloro en
1994.
1970 - Tratamiento Quirúrgico de la
Arteriosclerosis Coronaria, Surgical Treatment on Coronary Arteriosclerosis.
1980 - Recuerdos de un médico rural.
Autobiografía.
1984 - ¿Conoce Ud. a San Martín?.
1991 - La memoria de Guayaquil.
1992 - De la Pampa a los Estados Unidos.
Autobiografía.
1994 - Don Pedro y la educación.
1996 - Conversaciones sobre ética y salud.
En colaboración con Moszenberg A., Mainetti J., Klimovsky G., Ciocchini H.
1997 - Recuperando lo invisible:
conversaciones sobre cultura. En colaboración con Obiols, G, Presas, M,
Burucúa, J. y Piscitelli, A.
2000 - El milagro y el valor de la vida. En
colaboración con Luis Landriscina y Mamerto Menapace.
Reconocimientos y
distinciones
Favaloro
participó en varias sociedades, fue miembro activo en veintiséis, miembro
correspondiente en cuatro y honorario de otras cuarenta y tres. Recibió
diversos premios a lo largo de su carrera, entre los que se encuentran el
premio John Scott de 1979, otorgado por la ciudad de Filadelfia, EE. UU.; la
creación de la Cátedra de Cirugía Cardiovascular "Dr René G.
Favaloro" (Universidad de Tel Aviv, Israel, 1980); la distinción de la
Fundación Conchita Rábago de Giménez Díaz (Madrid, España, 1982); el premio
Maestro de la Medicina Argentina (1986); el premio Distinguished Alumnus Award
de la Cleveland Clinic Foundation (1987); The Gairdner Foundation International
Award, otorgado por la Gairdner Foundation (Toronto, Canadá, 1987); el premio
René Leriche de 1989, otorgado por la Sociedad Internacional de Cirugía; el
Gifted Teacher Award, otorgado por el Colegio Americano de Cardiología (1992);
el Golden Plate Award de la American Academy of Achievement (1993); el Premio
Konex de Brillante a las Ciencias y Tecnologías otorgado por la Fundación Konex
en 1993, Doctor Honoris Causa por parte de la Facultad de Ciencias de la Salud
de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) en 1993 y el Premio
Príncipe Mahidol, otorgado por Su Majestad el Rey de Tailandia (Bangkok,
Tailandia, 1999).
La última
distinción otorgada fue post mortem, en el año 2010, oportunidad en la cual la
Fundación Internacional de Jóvenes Líderes lo considerara "Referente de la
Humanidad".
Favaloro en la
cultura popular
Participó en
televisión en programas educativos para la población, entre los que se
destacaba la serie televisiva Los grandes temas médicos, y presentó numerosas
conferencias en la Argentina y en el exterior, sobre temas muy diversos como
medicina, educación y la sociedad de nuestros días. En octubre de 2007 fue
electo como finalista en el programa de televisión El Gen Argentino, en el cual
resultó electo como el personaje argentino que mejor representa la
idiosincrasia del país y su gente.
El grupo
argentino de punk-rock Attaque 77 le dedicó la canción y el videoclip
"Western" del álbum Antihumano del año 2003. Fue el primer corte de
difusión del disco y se trataba de un homenaje al Dr. René Favaloro. También
la banda argentina Bersuit Vergarabat hizo mención a su suicidio en el tema La
argentinidad al palo, del disco del mismo nombre.
El celebrado
folclorista argentino Eduardo Falú también ha homenajeado al Dr. Favaloro con un
bailecito de su autoría: "El agradecido".
fuente: WIKIPEDIA.
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fuente: WIKIPEDIA.
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