miércoles, 24 de julio de 2013

EL PAPA FRANCISCO EN BRASIL

EL ESTILO DEL PAPA FRANCISCO DESAFIA MEGAOPERATIVO
DE SEGURIDAD ARMADO EN BRASIL
Al Pontífice le agrada acercarse espontáneamente a las multitudes de fieles, para tener el mayor contacto posible con la gente evitando así todo tipo de protocolo.
por DPA - 23/07/2013 - 16:43

El Papa Francisco recorriendo las calles de Río de Janeiro a bordo de un papamóvil.
El estilo del Papa Francisco, considerado "revolucionario" desde sus épocas de arzobispo de Buenos Aires, es el principal desafío que enfrentan hoy los encargados del gran operativo de seguridad desplegado para la visita del Pontífice a Brasil, que comenzó ayer y se extenderá hasta el próximo domingo.

Especialistas en esquemas de seguridad y analistas coinciden en que el arriesgado episodio ocurrido el lunes durante su primer contacto con los peregrinos, cuando el vehículo con el que recorría las calles de Río de Janeiro fue cercado por fieles que llegaron a tocarlo, fue solo una muestra del reto que enfrentarán quienes están a cargo de proteger al primer Papa sudamericano.

"El estilo de Bergoglio pone al Papa Francisco en riesgo en las calles", sintetiza hoy en un editorial el diario breasileño O Estado de Sao Paulo.

"El plan de seguridad de la visita probó que no resiste a una amenaza, por cierto, esperada: el estilo propio del Papa Francisco. Desde su elección personal del automóvil -un pequeño utilitario Idea, de Fiat-, hasta el itinerario y el formato del convoy, todo estuvo fuera de las reglas de desplazamiento de jefes de Estado, en Brasil y en el mundo", asegura la versión periodística.

El tenso episodio ocurrió poco después de que el Pontífice llegara al país con más católicos del mundo, donde presidirá la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que comienza hoy y termina el próximo domingo.

El automóvil que transportó al Papa Francisco por las avenidas céntricas de la capital fluminense, sin blindaje, con la ventanilla abierta y rodeado de unos pocos efectivos en motocicleta y a pie -tal como él mismo exigió-, se equivocó al parecer de camino, se metió por una avenida en la que había un atasco de autobuses y fue rodeado por centenares de personas que llegaron a meter las manos en el interior del vehículo para tocarlo y fotografiarlo de cerca.

Lejos de atemorizarse, el Papa se mostró sonriente, tocó y saludó a los fieles, e incluso tomó en brazos a un niño pequeño, lo besó y lo bendijo a pedido de su madre.

"Este fue un momento algo difícil, pero fue el momento en que el Papa pudo ver el entusiasmo de la gente", constató el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi.

A raíz del incidente, se desató en Brasil la polémica sobre quién fue el responsable por el peligro al que el pontífice quedó expuesto.

Según la alcaldía carioca y gobierno nacional, el vehículo papal quedó atrapado entre los autobuses y los fieles por "una serie de factores, en especial, (por) opciones del propio Vaticano".

"La retención (del automóvil del papa) ocurrida en la avenida Presidente Vargas derivó de una serie de factores, en especial, opciones del propio Vaticano vinculadas a la visibilidad y al contacto con los peregrinos, manifestadas por el papa", expresaron en un comunicado conjunto la alcaldía de Río y la Secretaría Extraordinaria de Seguridad para Grandes Eventos del Ministerio de Justicia.

No obstante, el "error" en el trayecto del vehículo fue reconocido por el ministro jefe de la Secretaría General de la Presidencia, Gilberto Carvalho, quien sin embargo minimizó el hecho al asegurar que el fallo "permitió la aproximación del papa con las personas".

"El carisma del papa desestimula la acción de cualquier aventurero", indicó.

El hecho es que en su primer viaje internacional, Bergoglio impuso su estilo despojado y tuvo, tal vez con más vigor del que imaginó, su ansiado y defendido contacto con el pueblo.

Los encargados de seguridad, a su vez, tuvieron una primera impresión de lo que puede esperarse de un pontífice que rompe protocolos, cambia itinerarios, desdeña la "militarización" de la seguridad, e incluso, según relató el portavoz del Vaticano, llegó al aeropuerto de Río instalado en la cabina del avión, haciendo de copiloto.


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