Un día como hoy... 16 de julio... pero de 1796... nacía
CAMILLE COROT.
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Jean-Baptiste
Camille Corot (retrato de Nadar).
Nacimiento 16 de julio de 1796, Francia, París
Fallecimiento 22 de febrero de 1875, 78 años
Nacionalidad francés
Área Pintor
Jean-Baptiste
Camille Corot (París, 16 de julio de 1796 – 22 de febrero de 1875) fue un pintor francés
de paisajes, uno de los más ilustres de dicho género y cuya influencia llegó al
impresionismo.
Biografía
Jean-Baptiste
Camille Corot nació en París, en una casa desde la que se tenía una perspectiva
del palacio de las Tullerías, el Sena y El Louvre. De familia acaudalada, Corot
recibió una educación burguesa y realizó sus estudios secundarios en la ciudad
gótica y normanda de Ruan, entre 1807 y 1812, tales estudios le marcaron
definitivamente. Allí vivía con un amigo llamado Sennegon, lector de
Jean-Jacques Rousseau y próximo a las ideas ilustradas, de quien adquirió el
gusto por la naturaleza. Continuó su formación en Poissy y al concluirla,
manifiesta su deseo de ser pintor, pero su padre se opuso a ello y lo empleó
como aprendiz en el negocio familiar. Camille, sin embargo, dedicó casi toda su
jornada laboral a dibujar, por lo que la familia terminó por aceptar su
vocación y financió su formación artística.
Etapa de
aprendizaje
Corot ingresó en
el estudio de Achille-Etna Michallon, reputado paisajista, de quien aprendió a
«observar con exactitud y ser verdadero al reproducir la naturaleza». Pero su
temprana muerte le condujo en 1822 al estudio de Jean-Victor Bertin, otro
paisajista que le aportó destreza en los principios de composición clásicos que
caracterizan los paisajes sosegados y bien estructurados que pintó en Italia
entre 1825 y 1828. Ejemplos de esta etapa son Forum (1826; Louvre) y El puente
de Narni (1827; Ottawa, Galería Nacional de Canadá).
Por entonces,
Corot muestra ya la frescura de ejecución y la fidelidad al motivo contemplado
y esbozado al aire libre («plein-air») que lo convertirán en referencia
inexcusable de los impresionistas, entonces en ciernes.
Viajes a Italia
En su primer y
más largo viaje a Italia, entre 1822 y 1825, descubre fascinado los efectos de
la rotunda luz meridional en Roma y su campiña y, más aún, en Tívoli y
alrededores de Nápoles. Los temas pintados en Italia son, con frecuencia, los
restos de monumentos de la Antigüedad romana, tantas veces pintados por
artistas de toda Europa que acudían a Roma a completar su formación, pero
mientras otros pintores repetían los modelos poéticos del clasicismo académico,
Corot los pintó tal como los veía, como volúmenes que, sin perder su
significación histórica, variaban según incidiera sobre ellos la luz.
La luz italiana
le enseñaría otra de sus aportaciones fundamentales al lenguaje pictórico de la
modernidad: «El dibujo —decía Corot— es lo primero que hay que buscar.
Seguidamente, los valores cromáticos. Éstos son los puntos de apoyo. Después el
color y, finalmente, la ejecución».
En Francia, Corot
prefería las horas de amanecer y el crepúsculo, cuando la luz se difumina, para
salir al campo a pintar con esto ha logrado atmósferas intimistas y recoletas
dadas por el juego de sombras, matices apastelados y la variedad de reflejos
mórbidos que aporta la luz solar en su amanecer o en su ocaso. Pero en Italia
aprendió que el color pasaba así a ser un factor relativo, cuyo papel en la
tela dependía de los demás tonos que lo rodeaban. Con ello no sólo estaba
avanzando un principio esencial del lenguaje impresionista, sino del de toda la
pintura moderna. Con todo no le falto un cierto toque de romanticismo que se
refleja en cierta tonalidad algo melancólica o nostálgica.
Autorretrato.
Regreso a Francia
De vuelta a
Francia, vive en París y Ville d'Avray, pero viaja constantemente por todo el
país en busca de nuevos paisajes, existencia itinerante que mantuvo toda su
vida. En 1827 envía al Salón de París su obra El puente de Narni y desde
entonces expone todos los años. Sus exposiciones en este salón le harían
acreedor de las medallas de segunda clase en 1833 y 1849, así como a ser
elegido miembro del jurado en 1848, 1849, 1864 y 1870. Además de la exitosa
exposición en el Salón de 1860.
En 1830 la
Revolución de Julio le sorprende en Chartres, donde pinta la fachada occidental
de la catedral de una manera insólita en su tiempo: su singular obra ha
alcanzado ya la madurez, y alterna los paisajes bucólicos, de tradición
clásica, con vistas fragmentarias y carentes de contenido narrativo, que sólo
admiten comparación con los paisajistas ingleses como Constable.
En sus viajes por
Francia, frecuenta el bosque de Fontainebleau, donde traba contacto con
Charles-François Daubigny, Théodore Rousseau y los paisajistas de la Escuela de
Barbizon, empeñados también en la renovación del género en la pintura francesa.
Todavía irá dos
veces más a Italia —en 1834 y 1843—, donde reafirma la importancia que siempre
le dio a la representación del volumen en el cuadro a través de la
yuxtaposición de tonos diferentes.
En 1844 recibió
el encargo de un Bautismo de Cristo para San Nicolás de Chardonnet, en París.
Sin embargo, su
obra aún pasa desapercibida: no provoca grandes polémicas pero tampoco obtiene
el favor del público y del mercado. Críticos como Baudelaire y Castagnary,
elogian sus envíos al Salón, pero no acaba de calar en el gusto del público.
Consolidación
artística
Durante estos
años Corot continúa ahondando en la consolidación de su estilo. Para ello será
importante su amistad con Constant Dutilleux, un pintor, grabador y editor de
Arras al que conoce en 1847 y que le introdujo en el campo del grabado y le
enseñó la técnica del cliché-verre, procedimiento que aprovecha para el grabado
técnicas fotográficas.
El éxito le llega
a Corot con la Exposición Universal de París de 1855,1 donde obtiene una
medalla de primera clase y Napoleón III adquiere uno de los seis cuadros
expuestos para su colección particular. Tres años después, en una subasta en el
Hotel Drouot, alcanza importantes cotizaciones y, en el Salón de 1860, su Danza
de las Ninfas obtiene un éxito sin precedentes.
El acabado
académico
Puesto que los
cuadros de Corot parecían esbozos de poca importancia, se pensaba que su
frescura era la coartada de una insuficiente destreza y de carencia de recursos
técnicos. Baudelaire escribió al respecto:
Existe una gran
diferencia entre un cuadro hecho y un cuadro acabado... La mirada del público
está tan acostumbrada a esas piezas brillantes, limpias e industriosamente
bruñidas que a Corot siempre se le reprocha que no sabe pintar.
Las reacciones de
la crítica ante Manet y los impresionistas también serán de ese orden. La
innovación en ambos casos (Corot y los impresionistas) es que la pintura procede
de la experiencia y de los sentidos, no de los arquetipos heredados de la
tradición. Corot, en ese sentido, introdujo en Francia la estética de lo
fragmentario, definida en la pintura de paisaje por los románticos ingleses
como Constable.
El clasicismo
ofrece paisajes construidos, encuadrados e idealmente representativos de la
Naturaleza entendida como un todo universal. Constable o Corot presentan, en
cambio, figuras u objetos interrumpidos por el límite del cuadro. Sólo son
fragmentos de naturaleza recreados por la pintura.
Corot y los
impresionistas
La influencia de
Corot fue decisiva en los primeros pasos de Monet, Renoir y Berthe Morisot, así
como en toda la obra de Camille Pissarro, aunque no vio con simpatía al
impresionismo como grupo, debido a la rebeldía antiinstitucional de sus jóvenes
colegas.
Corot aunó la
herencia clásica y romántica en el paisaje, sumando a la solidez compositiva de
la tradición la frescura de la ejecución al aire libre, la paleta clara y el
sentido de lo fragmentario. Sin él, quizás no hubiera sido posible el valor
espacial y constructivo que, años después, Cézanne le daría a la pincelada
impresionista, poniendo con ello el primer peldaño de la historia de la pintura
moderna.
De acuerdo con lo
que manifestó Monet, la obra de Corot, junto con la de Boudin y Jongkind, está
en el origen del impresionismo.
Y es que puede
considerarse que Camille Corot es el precedente más claro de los
impresionistas, ya que fue el primero que le dio carta de naturaleza a la
pintura al aire libre. La revolución impresionista radicaba precisamente en la
fidelidad a la sensación óptica obtenida ante la naturaleza en determinadas
condiciones de atmosféricas y de luz. Corot fue el primer pintor que expresó
esa sensación en sus cuadros.
fuente: WIKIPEDIA.
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IMAGENES DE OBRAS DE CAMILLE COROT TOMADAS DE INTERNET:
CAMILLE COROT
16 de julio de 1796 - 22 de febrero de 1875
PINTOR
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