La Mesa del Café - MÁXIMAS
publicado en la página webb TODOTANGO
Por:
Fernando de Boulogne 27/07/2012
Salud
La Barra:
Maravillado tras la lectura del relato de Rolando, y la enseñanza de
vida de
sus amigos Roberto y Miguel, hombres ciegos...pero solo de los ojos,
(como dijo alguna vez una niña de su padre no vidente) me sumí en una
larga cavilación
(reflexión) sobre el tema que se plantea a partir del término
"discapacidad"... En esa especie de soliloquio en que me encontraba
inmerso, el nombre de aquel pueblito (Haumonia) leído alguna vez en
algún lado,
trajo a mi memoria otro nombre... "La Forestal"... empresa , o gran
negocio, de ‘dueños’ ingleses, alemanes, y franceses, que les gatillaban
sus
salarios a sus obreros con vales de canje en las proveedurías de la
propia
empresa…
Estos señores,
seguramente instruidos, probablemente sensibles a la armonía de las diversas
artes, muy seguramente conocedores de la ‘etiqueta’, y hasta quizá temerosos de
Dios, han sido señalados por la historia de diversas maneras, pero no como
“discapacitados”… y ciertamente lo han sido...
La avaricia ,
pecaminosa discapacidad que priva de comprender y ejercitar la solidaridad, o
mejor, como a algunos nos gusta expresar, ‘Justicia social’, era inexistente en
sus cerebros discapacitados también de amor al prójimo. Ciegos ellos, aún mas
que Miguel y Roberto, asesinaron a mas de 2.000.000 de hectáreas de vírgenes
montes de quebrachales…El Árbol, tal el ‘sobrenombre’ con que el lugareño
reconoce a su hermano vegetal el quebracho, derramaba su sangre de tanino junto
a la sangre de los trabajadores explotados, para que juntas, curtieran el cuero
de las botas de montar de estos caballeros de ‘capacidades intactas’… Sordos,
tampoco tuvieron la capacidad de escuchar el llanto de la tierra…
Nuestra Tierra…
Otros capaces y
vernáculos hombres se lo permitían…
Gracias Rolando
por traer tus amigos.- Fernando.-
No son Máximas,
ni mínimas, podemos encuadrar esto entre ‘las otras’…En fin, son dos fragmentos
de dos escritores españoles que pueden ensamblar con todo esto que venimos
comentando. Ojala les guste…
Fuerte abrazo.-
Fernando.-
" Un ciego
de nacimiento tropezó, por casualidad, con cierto objeto que llegó a ser su
única posesión sobre la tierra. No pudo nunca saber qué cosa fuese, pero le
bastaba que sus dedos lo tocasen en un punto y, a partir de este principio,
recorriesen el maravilloso nacer de las formas unas de otras en sucesivos
regalos de increíble gracia. Pero en realidad no le bastaba, porque la parte
que sabía no era más que la sed de lo perdido, y comprendiendo que jamás
llegaría a poseerlo enteramente, lo regaló a un sordo, amigo suyo de la infancia,
que lo visitó por casualidad una tarde.
-¡Qué hermosas
muchachas!-, vociferó el sordo.
-¿Qué
muchachas?-, gritó el ciego. -¡Ésas!-, aulló el sordo, señalando el objeto. Al
fin comprendió que no se entenderían nunca de aquel modo y le puso al ciego el
objeto entre las manos. El ciego repasó el peso familiar de las formas. -¡Ah,
sí, las muchachas!-, murmuró. Y se las regaló al sordo.
El sordo se las
llevó a la casa. Eran tres muchachas, cogidas de las manos. Gráciles e
infinitas respondíanse las líneas de los cabellos, los brazos y los mantos.
Eran de marfil casi transparente. Vetas de lumbre atravesábanla por dentro.
El sordo, cuyos
ojos eran de águila, sorprendió en el pedestal un resorte. Al apretarlo
comenzaron a danzar las doncellas. Pero luego el sordo comprendió que jamás
llegaría a poseerlas enteramente, y regaló las tres danzantes a un amigo que
vino a visitarlo.
-¡Qué hermosa
música!-, dijo el hombre, señalando a las doncellas. -¿Cómo?-, dijo el sordo.
-¡La música de la danza!-, explicó el hombre. -Sí -dijo el sordo-, música
entendí, pero no sabía que hubiese.- Y regaló al hombre las tres danzantes.
El hombre se las
llevó a la casa. Era la música como el soplar del viento en las cañas:
agonizaba y nacía de sí misma, y su figura eran las tres danzantes.
Maravillado, el hombre contemplaba la perfecta unidad de la figura, la música y
la danza. Pero luego comprendió que jamás llegaría a poseerlas enteramente y
las regaló a un sabio que vino a visitarlo.
-¡Las Tres
Gracias!-, exclamó el sabio. -¿Sabe usted lo que tiene? ¡Son las Tres Gracias
que hizo Balduino para la hija del Duque de Borgoña!- El hombre comprendió que
aquéllos eran los nombres del misterioso apartamento que había en los rostros
de las danzantes. -Usted piensa en ellas-, confirmó, señalándolas. Y el sabio
se llevó las Tres Gracias a su casa.
Allí, encerrado
en su gabinete, las hacía danzar y les pensaba en alta voz los nombres
verdaderos, las secretas relaciones de sus cuerpos en la danza y de la danza y
los sonidos, el mágico nacimiento de sus cuerpos, hijos de la divinidad y el
amor del artesano. Pero a poco murió el sabio, llevándose la angustiosa
sensación de que jamás, por mucho que viviese, las poseería enteramente.
Su ignorante
familia vendió las Tres Gracias a un anticuario, no menos ignorante, que las
abandonó en el escaparate de los juguetes. Allí las vio un niño, cierta noche.
Con la nariz pegada al vidrio se estuvo largo tiempo, amargo porque jamás las
tendría. Así había de ser, porque, a poco de marcharse el niño a su casa, un
incendio devoró la tienda, y, en la tienda, las Gracias.
Esa noche el niño
las soñó al dormirse. Y fueron suyas, enteras, eternas. "
Eliseo Diego
(Del objeto
cualquiera)
Por: Fernando de
Boulogne 27/07/2012
"Pero a
Daniel, el Mochuelo, le bullían muchas dudas en la cabeza a este respecto. Él
creía saber cuanto puede saber un hombre. Leía de corrido, escribía para
entenderse y conocía y sabía aplicar las cuatro reglas. Bien mirado, pocas
cosas más cabían en un cerebro normalmente desarrollado. No obstante, en la
ciudad, los estudios de Bachillerato constaban, según decían, de siete años y,
después los estudios superiores, en la Universidad, de otros tantos años, por
lo menos. ¿Podría existir algo en el mundo cuyo conocimiento exigiera catorce
años de esfuerzo, tres más de los que ahora contaba Daniel? Seguramente, en la
ciudad se pierde mucho el tiempo -pensaba el Mochuelo- y, a fin de cuentas,
habrá quién, al cabo de catorce años de estudio no acierte a distinguir un
rendajo de un jilguero o una boñiga de un cagajón. La vida era así de rara,
absurda y caprichosa."
Miguel Delibes
El camino
(fragmento)
Por: rolandomoro 27/07/2012
Gracias GRACIELA.
Gracias FERNANDO.
Algún día
hablaremos de lo que significó “La Forestal”, aquel imperio económico que reinó
en nuestros Lares durante tantos años- como tantos otros-País dentro de otro
país, autoridad, dentro de la autoridad, hegemónico dentro de la libertad.
Trenes, puertos,
estancias, pueblos, policía, moneda y destino sin rumbo de los poriahú.
La Forestal,
Dreyfus, Anderson y Clayton, y una capital agitando banderas azules y blancas,
siempre lejanas y ausentes.
Abrazón
Por: rolandomoro 27/07/2012
La “herencia”
musical que dejó “La Forestal”, fue grabada a fuego en toda la música del norte
del país. Muchos chamamé reflejan el dolor y abandono donde fue sumida nuestra
gente profunda.
Recordaré algunas
letras de lo que comentamos aquí.
Villa Guillermina
fue la capital de La Forestal, en terrazas de los Chalets de los funcionarios,
se tomaba el Té (Five O´Clock), o jugo de pomelos, para luego ir al Court de
tenis.
Por: rolandomoro 27/07/2012
A VILLA
GUILLERMINA
Como olvidarte oh
Villa Guillermina
si entre tus
calles soñé por vez primera
en tus veredas
aromas de azahares
que perfumaron mi
loca juventud.
Entre el follaje
de tu selva bravía
forje ilusiones y
trace mil caminos
tuve la dicha de
amores y cariños
como olvidarte
Villa Guillermina.
-Estribillo-
Yo soy uno de tus
hijos
que en la
distancia siempre recuerdo
y ahora escucho
en mis oídos
voces y cantos
tan queridos.
Despertaba la
mañana el trinar de pajaritos
el arroyo Los
Amores fue testigo de mi adiós.
II
Bailando juntos
con esa china amada
sentí en mi pecho
latir una esperanza
esos amigos,
recuerdos de la infancia,
esa maestra que
bien me aconsejo.
Como olvidarte oh
Villa Guillermina
si en tu cielo es
tan azul, divino,
y las estrellas
las fulgurantes
es manto eterno
que cubre mi orfandad.
(Molina Gregorio
y Ricardo Visconti Vallejos)
Por: rolandomoro 27/07/2012
AHÁ POTAMA
Chaco
Santafesino,
errabundo y
dolorido
siempre buscando
tu luz
me vio cruzar tu
floresta
con esta guitarra
a cuestas
como cristo con
la cruz.
I parte
Adiós
Colonia Florencia,
Guillermina y el
Rabón
adiós che gente
pora
don Rogelio
Lamazón.
Adiós Don Luisito
Bentos,
Villa Ana y
Tartagal;
adiós ingenio
Las Toscas y la
zona Forestal.
Adiós capataz de
playa,
perdona che
despedida,
usté sabe que una
moza
se fue llevando
mi vida.
De luto quedan
los campos
muy tristón el
malezal
si alguna noche
en el monte
hasta me oyeron
llorar.
Le conté de mi
desgracia
a la Virgen de
Itatí,
a la cruz
Francisco López
que es milagro
guaraní;
opaitéma che
esperanza
ocañi che linda
moza
imposible con los
santos
y la virgen
milagrosa.
II parte – bis
Dejé que pasara
un año
dejé que pasara
el tiempo...
adiós mi sargento
Aranda
arecó un
presentimiento...
Adiós para
siempre, adiós
que llore el que
me ha querido
y aquel que me
tuvo antojo
que no me eche al
olvido.
Letra y música de
Evaristo Fernández Rúdaz
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