domingo, 2 de junio de 2013

HORACIO FERRER, FABULA PARA GARDEL


FABULA PARA GARDEL

Poema evocativo


Música: Astor Piazzolla

Letra: Horacio Ferrer


Ayer me preguntaste, hijito mío,

por primera vez,

quién es

ese Gardel, ese fantasma

tan arisco,

empecinado

con seguir guardado

en la cueva con asma

de su disco

polvoriento.



Lo que yo sé,

te lo cuento:

algunas veces,

cuando te has dormido,

las noches en que hay pena

llena,

se aparece

ese escondido

duendo, medio juglar

y medio loco,

para matear

con tu padre y conversar

un poco.



Ah, si lo pudieras

ver

con su sencilla elegancia fantasmera,

a saber:

en una chalina ligera

de plumas de torcaza sola

sus hombres arrebuja.

El traje es de

cuerdas de guitarras españolas

que

alguna bruja

ñata

y hippie le ha tejido.



La corbata

es de claveles

encendidos,

para abrigar los

cascabeles

de su voz.

Y dos

zapatos, muy de peregrino,

que no son zapatos, sino

que son caminos.



¿Qué en dónde nació?

Hijo mío, ¡qué se yo!

De acuerdo a lo que el mismo me ha contado,

parece que nació trepado

a una veleta

niña

que apuntaba al Sur;

y que un poeta

y un gallito de riña

y un augur

le enseñaron a vivir

y a sonreír.



Será por eso

que salió un poco travieso

¿viste?

como vos

y, como yo,

un cachito triste.



Su sonrisa,

hijo, es una

pícara y honda y rara

raya de tiza

iluminada con luz de la otra cara

de la luna.



Y canta, canta,

canta con su voz de siete gritos,

pero canta, siempre, con ese humilde modo

de quien tiene, por sabio, en la garganta,

dos ojitos

que han visto, ya, del hombre, todo, todo.



Su canto, te diría

que parece

un claro

aljibe

en donde crecen

los tangos pibes

que no se cantaron,

todavía;

y, también, aquellos tangos que ya fueron,

esos que escriben,

en el paragolpes de su camión,

los camioneros

del Cerro y de Constitución.



Después,

el alba ya,

a las cinco en punto,

se me va. Se va.



Y, tal vez,

en su forma melancólica de irse,

se adivina, un cacho,

que ese duende,

tan muchacho,

entiende

mucho de un asunto

muy sumamente serio, que es morirse.



Ayer me preguntaste, hijito mio,

por primera vez,

quién es

ese Carlitos, ese fantasma

tan arisco,

empecinado

con seguir guardado

en la cueva con asma

de su disco.



Y entonces te conté

cuanto sabía-



Mas hoy, mirándote,

pensándote,

besándote,

sé un poco más.

Y es que el hijo

del hijo

de tu hijo, un día,

un día de Junio soleado,

frío y seco

que vendrá,

lo mismo que vos

preguntará

por él.



Y una caliente

zafra de ecos,

ecos de la voz de nuestra gente,

ecos de tu voz

chiquito, y de la mía,

inexorablemente,

contestará:

Gardel, Gardel, Gardel.


http://youtu.be/wpQzzHpn0b0

                                                                                                                

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