DIEGO VELAZQUEZ.
....................................
Diego Velázquez
Velázquez se
autorretrató en 1656 en su cuadro más emblemático, Las Meninas. Se representó
pintando. En las mangas de su vestido y en su mano derecha se aprecia su estilo
final rápido y abocetado. En su paleta distinguimos los pocos colores que
utilizaba en sus pinturas. La cruz de la Orden de Santiago que lleva en su
pecho fue añadida al cuadro posteriormente.
Diego Rodríguez
de Silva y Velázquez (Sevilla, nacia el 5 de junio de 1599 – Madrid, 6 de
agosto de 1660), conocido como Diego Velázquez, fue un pintor barroco,
considerado uno de los máximos exponentes de la pintura española y maestro de
la pintura universal.
Pasó sus primeros
años en Sevilla, donde desarrolló un estilo naturalista de iluminación
tenebrista, por influencia de Caravaggio y sus seguidores. A los 24 años se
trasladó a Madrid, donde fue nombrado pintor del rey Felipe IV y cuatro años
después fue ascendido a pintor de cámara, el cargo más importante entre los
pintores de la corte. A esta labor dedicó el resto de su vida. Su trabajo
consistía en pintar retratos del rey y de su familia, así como otros cuadros
destinados a decorar las mansiones reales. La presencia en la corte le permitió
estudiar la colección real de pintura que, junto con las enseñanzas de su
primer viaje a Italia, donde conoció tanto la pintura antigua como la que se
hacía en su tiempo, fueron influencias determinantes para evolucionar a un
estilo de gran luminosidad, con pinceladas rápidas y sueltas. En su madurez, a
partir de 1631, pintó de esta forma grandes obras como La rendición de Breda.
En su última década su estilo se hizo más esquemático y abocetado alcanzando un
dominio extraordinario de la luz. Este periodo se inauguró con el Retrato del
papa Inocencio X, pintado en su segundo viaje a Italia, y a él pertenecen sus
dos últimas obras maestras: Las Meninas y Las hilanderas.
Su catálogo
consta de unas 120 o 125 obras. El reconocimiento como pintor universal se
produjo tardíamente, hacia 1850. Alcanzó su máxima fama entre 1880 y 1920,
coincidiendo con los pintores impresionistas franceses, para los que fue un
referente. Manet se sintió maravillado con su pintura y lo calificó como
«pintor de pintores» y «el más grande pintor que jamás ha existido». La parte
fundamental de sus cuadros que integraban la colección real se conserva en el
Museo del Prado en Madrid.
fuente WIKIPEDIA
.......................................
No hay comentarios:
Publicar un comentario